Dune: un viaje hacia la transformación psíquica

Aunque durante mucho tiempo se dio por hecho que el libro de Dune era uno de los más difíciles de adaptar, el trabajo realizado por Denis Villeneuve profundiza en el auténtico universo psicológico que subyace en esta obra de Frank Herbert.
Dune: un viaje hacia la transformación psíquica
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 10 octubre, 2022

La última adaptación cinematográfica de Dune a manos del canadiense Denis Villeneuve es aceptable y hasta prometedora. Es posible que muy pocas personas sepan que el autor de esta novela, Frank Herbert, se documentó en profundidad de una corriente psicológica muy concreta para narrar ese peculiar y complejo universo épico-futurístico envuelto por una finísima arena del desierto.

Hay quien lleva décadas señalando que es más fácil doblar el espacio y el tiempo que realizar una buena adaptación de Dune. Y, en efecto, así es. Ya lo intentó David Lynch en 1984 bajo la producción de Dino de Laurentis. El resultado fue curioso e incoherente, quedando para la memoria un Sting humeante y un pustuloso Baron Harkonnen gravitando por las habitaciones.

Se necesitaba de una perspectiva más serena e introspectiva. Para ello, resultaba esencial que quien cogiera de nuevo el testigo de su filmación, debía conocer primero la trayectoria del autor de esta saga y cómo la construyó. Frank Herbert era un gran apasionado de la psicológica, en especial de Carl Jung, y buena parte de Dune se origina en múltiples de sus postulados.

“Los sueños son buenas historias, pero todo lo importante sucede cuando estamos despiertos”.

-Duncan Idaho, Dune (2021)-

escena de Dune

Dune: el durmiente que debe despertar

Lo cierto es que Dune siempre ha atraído la atención de la comunidad científica y de los psicólogos. Ejemplo de ello es el artículo que se publicó en el 2014 en la revista The Lancet. En él se hace hincapié en una imagen muy concreta que resume esta primera parte de la saga de Frank Herbert. Estamos ante un durmiente (Paul Atreides) que debe despertar.

Dentro de la psicología que Carl Jung, el mundo de los sueños adquiere una relevancia innegable. Recordemos una de las frases del célebre psiquiatra suizo: “quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, se despierta”. El joven protagonista de Dune está obligado a transitar entre sus sueños y visiones para comprender cuál es su papel en el mundo.

Frank Herbert estudió durante bastante tiempo el trabajo de Carl Jung y su concepto del inconsciente colectivo. Más tarde, en 1949, conoció a los psicólogos y profesores Ralph e Irene Slattery, quienes habían sido alumnos del propio Jung en el Instituto Politécnico Federal en Zurich. Lo aprendido durante esos años, le sirvió de base e inspiración para la redacción de su épica saga.

Frank Herbert, autor de Dune, pensó que era necesario dar a sus libros una perspectiva psicológica para ofrecer verdaderas metáforas sobre el ser humano y su futuro en la Tierra.

Dune, una combinación entre ciencias duras y ciencias blandas

Dentro de la enciclopedia de la ciencia ficción se estipula que un libro o una película hace uso de las ciencias duras cuando integra figuras tecnológicas, principios científicos, vuelos especiales, robots y lo combina con teorías de la física. Por su parte, las ciencias blandas aplican la psicología, la antropología, la filosofía, la ecología, la lingüística, la sociología…

Dune es una simbiosis entre las ciencias duras y blandas, pero destacan en mayor grado estas últimas. Nos situamos en un contexto de futuro-pasado, en el que lo medieval se entremezcla con lo tecnológico, destacando en especial esas pequeñas naves/ornitópteros, simbolizando a las libélulas.

Prima lo ecológico, como esos escenarios desérticos dominados por gusanos gigantescos y también lo psicológico. En especial, las competencias extrasensoriales, como las que evidencian Paul Atreides y que ha heredado de su madre. En Dune se enfatiza que lo más importante para el ser humano es desarrollar sus habilidades psicológicas antes que las tecnológicas.

La importancia del subconsciente y del despertar

Frank Herbert hizo suyo el consejo que le dio Irene Slattery, alumna de Carl Jung. La mejor escritura debe tocar el inconsciente y tomar contacto con los arquetipos del ser humano: el héroe, la gran madre, el gran padre, el rebelde, el sabio, la sombra, el alma… Si lo analizamos bien, todas estas imágenes forman parte de la narrativa que creó para su famosa saga.

Por otro lado, algo que le explicaron sus colegas psicólogos es que el inconsciente debe tener voz. Por ello, vemos cómo Paul Atreides no solo escucha voces en sus sueños, sino que además en ese proceso de “despertar” logra hablar con “la Voz”, tal y como su madre le enseña, para dominar así la voluntad de los demás.

Herbert tomó prestados esas teorías de Jung relativas al inconsciente colectivo. Todo lo que somos, incluida esa “Voz” interna, se transmite a través de una memoria genética, como la que custodia Jessica Atreides por su secreta Hermandad y que lega a su propio hijo.

Dune es una alquimia sutil de diferentes influencias. Por un lado, tenemos la corriente psicológica de Carl Jung. También temas ecologistas como los esfuerzos que se llevaron a cabo para controlar las enormes dunas de arena en Florence, Oregon. Un hecho del que fue testigo Frank Herbert y que le serviría de inspiración.

escena de dune

Un héroe en conflicto con su destino

Recordemos, Dune es solo la primera parte de dos trilogías. Entre 1965 y 1985, su autor escribiría seis libros sobre este universo. Desconocemos si la industria cinematográfica seguirá esa estela tan habitual en la que, al más puro estilo Star Wars, procuran estirar “el chicle” de toda saga lo máximo posible con precuelas y secuelas.

Sin embargo, incidimos en que Dune es un producto literario complejo a la hora de llevar a la gran pantalla. Bien es cierto que Denis Villeneuve cuenta ya con un buen currículum, con obras como Arrival y Blade Runner 2049. Y es cierto también que las atmósferas que logra crear en sus películas son tan bellas como poéticas e introspectivas.

Sin embargo, tendrá que profundizar en la personalidad de un líder mesiánico, envuelto ante una inminente guerra santa que está en conflicto con su propio destino. De momento, en esta primera película, es acertado encontrarnos con un Paul triste, que avanza en algunas escenas como un vagabundo cabizbajo envuelto en un mar de niebla.

En las próximas producciones (si las hay), deberán trazar con acierto los simbolismos que Herbert construyó de manera sagaz. Estarán obligados a combinar elementos del misticismo oriental, del colonialismo, los problemas ecológicos, el choque de culturas y la complejidad psicológica de un héroe inmerso en sus propios conflictos.

El reto es tan inmenso como esos grandes gusanos que cruzan el desierto en el desolado planeta de Arrakis.


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  • McCrea, Christian. (2019). The Sleeper Has Awakened: After Dune. 10.3828/liverpool/9781911325826.003.0005.

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