Los efectos de una crianza basada en el miedo

En todos los casos ese tipo de educación suele dar lugar a adultos con poca confianza en sí mismos y pusilánimes.
Los efectos de una crianza basada en el miedo
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 04 septiembre, 2023

Una crianza basada en el miedo toma forma de diversas maneras. A veces, los padres tienen problemas para disciplinar a sus hijos y acuden a gestos y actos autoritarios, con el propósito de mantener el control a largo plazo. En otras palabras, suelen intimidar a sus hijos para que les obedezcan.

En otros casos, la crianza basada en el miedo proviene de la ansiedad  de los padres. Estos sienten miedo de hacer mal su papel, o demasiado recelo por lo que pueda ocurrirle a sus hijos. Esta forma de enfocar las cosas termina dándole un matiz particular a la crianza y, con frecuencia, siembra una semilla de ansiedad en los chicos.

Otra vertiente de la crianza basada en el miedo, muy relacionada con la anterior, es la de educar en tiempos convulsos. A veces, el entorno social es abrumador en muchos países. Hay situaciones críticas de inseguridad, guerra o de terrorismo. En un contexto así, la crianza y la infancia no siguen su curso normal, pues el contexto implica grandes amenazas.

En este artículo, analizaremos los efectos que tiene la crianza basada en el miedo por parte de padres autoritarios y ansiosos.

La crianza basada en el miedo de algunos padres autoritarios

Los cuidadores autoritarios tienden a establecer reglas estrictas y esperan que sus hijos las obedezcan sin excepción. Cuando estos se rebelan y no obedecen, pueden llegar a enfrentarse a castigos severos a nivel físico o emocional.

El uso del miedo, mediante las amenazas verbales y castigos físicos y emocionales, puede convertirse en una estrategia educativa en este estilo de crianza. La finalidad sería, entre otras cosas, infundir temor para hacer que el otro obedezca sin cuestionar nada.

Es importante señalar que producir temor no es de manera necesaria un rasgo central e inherente en este estilo. La educación autoritaria engloba una complejidad mayor y está influenciada por diversos factores. No obstante, en este caso, hemos decidido resaltar el uso de esta emoción porque es uno de los estilos de crianza, donde se podría observar de forma errada su utilización como instrumento de formación.



Características

Según un artículo de StatPearls, los padres autoritarios presentan los siguientes comportamientos con sus hijos:

  • La comunicación que tienen con el niño es unidireccional, donde ellos establecen las reglas y el pequeño solo debe obedecer.
  • No hay posibilidades de negociación.
  • No explican las reglas y límites que establecen.
  • Esperan que sus hijos cumplan los estándares que ellos delimitan sin equivocarse.
  • Castigan los errores que cometen sus hijos.
  • Por lo general, no son afectuosos, son rígidos y tienen altas expectativas.

Este modo de educar es muy estricto y severo. En él se impone la demanda de obediencia total e incondicional y se ejerce la regulación conductual mediante el control psicológico inducido por amenaza, castigos físicos o emocionales. En este contexto, el miedo a la reprensión y al castigo puede operar como una táctica de crianza.

Consecuencias

El temor propiciado por una paternidad autoritaria conlleva consecuencias ligadas a los efectos inherentes de este estilo de crianza, tal como lo señala un artículo publicado en ocasión de la celebración de la  2 Conference on Modern Educational Technology and Social Sciences (ICCMTSS) en 2022. Algunas repercusiones son:

  • Baja autoestima: las altas exigencias de la crianza basada en el miedo aminora la confianza y el valor percibido que tienen los niños sobre sí mismos. Esto se debe, en parte, a que el control excesivo y las reglas desmedidas deterioran la autonomía, lo que hace que la persona no se sienta capaz de tomar sus propias decisiones.
  • Inflexibilidad mental: el miedo y la rigidez continua que crean los padres autoritarios dificultan que sus hijos desarrollen la flexibilidad psicológica. Además, la poca participación paterna y los elevados niveles de control, producen una reducción del funcionamiento y el bienestar personal.
  • Poca madurez psicológica: el dominio ejercido sobre los hijos hace que estos pierdan su autonomía y que luchen por obtener aprobación en diferentes ámbitos de la vida, como en la escuela o el trabajo.
  • Trastornos mentales: los padres autoritarios que basan su educación en el miedo pueden generar una ansiedad constante en sus hijos y detonar diversos problemas mentales como la depresión.

La Encyclopedia of Infant and Early Childhood Development también resalta que los niños criados por familias autoritarias suelen ser dependientes, sumisos, poco hábiles a nivel social, menos confiados, poco curiosos y menos comprometidos. Asimismo, tienden a ser agresivos, hostiles y tímidos.

La crianza basada en el miedo de los padres ansiosos

A veces, la paternidad provoca una fuerte ansiedad a uno o ambos padres. Quieren hacer lo mejor por el bien de sus hijos, pero no tienen muy claro cómo adelantar la crianza. Sienten que sus pequeños son muy frágiles y pueden ceder a la tentación de protegerlos en exceso para evitar que algo los dañe, lo cual puede resultar riesgoso, según una publicación de la revista Aula Libre.

Características

La característica central de estos padres es la preocupación excesiva de que le pueda pasar algo malo a sus hijos. Por lo tanto, el miedo ocupa un lugar primordial en la crianza. Veamos otras características de los padres ansiosos, que se identifican en esta publicación de la revista Journal of Affective Disorders:

  • Suelen moldear conductas de evitación en sus hijos, en lugar de animarlos a tener nuevas experiencias.
  • Tienden a ser evitativos y controladores.
  • Pueden ser críticos y punitivos.
  • Expresan altos niveles de preocupación.

Este tipo de padres se concentran en los riesgos que entraña cada situación. Si el niño gatea, puede caer por las escaleras. Si toma el biberón, se puede atascar la leche y asfixiarse. Si corre, puede caerse. Si sale, puede perderse. Por lo tanto, sin que esa sea su intención, lo que hacen en el fondo es trasmitir a su hijo la idea de que siempre está en peligro.

Consecuencias

La crianza basada en el miedo que aplican los padres ansiosos puede tener múltiples repercusiones negativas en el desarrollo y bienestar de sus hijos. A continuación, se enumeran algunas de estas consecuencias:

  • Ansiedad: los niños que crecen en un ambiente donde se les inculca el temor suelen tener un riesgo más alto de padecer trastornos de ansiedad, ya que aprenden a percibir el mundo como un lugar peligroso y amenazante. Un estudio publicado en Journal of abnormal child psychology encontró que la ansiedad de los padres está asociada a la de los hijos.
  • Depresión: esa misma investigación señala que la ansiedad de los padres también está relacionada con la depresión. Aunque los autores no explican a qué se debe esta asociación, creemos que podría deberse a la tensión que generan los padres, la cual hace que el niño se sienta abrumado, incapaz e inseguro todo el tiempo. La falta de seguridad y la incapacidad percibida pueden contribuir al desarrollo de los síntomas depresivos.
  • Baja autoestima: la exposición continua a la sobreprotección y a los mensajes basados en el miedo pueden hacer que los niños duden de sus capacidades, de su valor y autoeficacia. Esta es otra razón por la que la ansiedad paterna puede desencadenar síntomas de depresión.
  • Evitación experiencial: debido a que el mundo es un lugar peligroso para estos padres, los niños aprenden a edades muy tempranas a evitar situaciones nuevas, ya que son desconocidas y pueden ser muy riesgosas. Esto puede extenderse, incluso, al ámbito social, donde se pueden negar a relacionarse con otras personas por temor.
  • Habilidades de afrontamiento insuficientes: como la evitación es la principal estrategia de afrontamiento, las personas educadas bajo el miedo de padres ansiosos no suelen desarrollar otras habilidades de afrontamiento más adaptativas.

Es muy frecuente que una crianza basada en el miedo ansioso dé como resultado personas ansiosas. En la vida adulta, tendrán un plus de miedo del que les será muy difícil deshacerse. Es posible que vivan más o menos paralizados frente a la realidad, con miedo a tomar la iniciativa y dudando de todo lo que hacen.

Los estilos de crianza, tanto de los cuidadores autoritarios, como de los ansiosos, no se instauran de la nada. En gran parte, esos modos de educar se originan y moldean a partir de las experiencias infantiles que tuvieron en su núcleo familiar. Los padres tienden replicar en la crianza de sus hijos esas mismas normas y valores bajo las que fueron formados.



El miedo y un entorno peligroso

Vivimos en un mundo en el que hay peligros reales y concretos para los niños. Con seguridad, todos los padres nos hemos preguntado alguna vez cómo educar a un pequeño para que pueda hacer frente a esas amenazas, sin esconderse, pero también sin exponerse a ellas. No es fácil alcanzar ese equilibrio.

Un entorno peligroso conduce a una crianza ansiosa, que esta vez no está determinada por la ansiedad a secas, sino por los riesgos objetivos de un sitio o de un momento específico. Es posible que a largo plazo esto se traduzca en una vida adulta con muchos miedos imprecisos y sin sensación de autonomía y libertad.

El miedo no suele ser un buen consejero, ni un buen camino para educar. Una crianza basada en el miedo suele convertirse en un lastre a la larga. Si un padre o una madre tienen miedo, o se relaciona con sus hijos desde el temor, algo no está en su lugar.

Vale la pena pensar en ello, ya que los efectos de esos temores azarosos y desbordados pueden causar grandes problemas en la vida adulta.


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