Esperar a que la pareja cambie por ti, algo común en la relación dependiente

Uno de los grandes problemas de las relaciones dependientes es esperar a que la pareja cambie. Asumir que, tarde o temprano, el otro se dará cuenta de que determinadas conductas son lesivas y las abandonará en la mayoría de los casos es una esperanza infundada.
Esperar a que la pareja cambie por ti, algo común en la relación dependiente
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 02 enero, 2021

Esperar a que la pareja cambie es la eterna esperanza de muchas relaciones fallidas. Es decirnos cada día aquello de que “hoy será diferente y actuará como debe” o “tarde o temprano se dará cuenta y entrará en razón”. Sin embargo, el tiempo pasa, el cambio no llega y el sufrimiento se incrementa porque posiblemente el otro no ve problema alguno en su actitud o comportamiento.

Este es un tema que se aprecia con frecuencia en la práctica psicológica y en terapia de pareja. Buena parte de los integrantes de una relación sienten que muchas de sus necesidades no están siendo atendidas, que el otro las descuida. Algunos incluso aguardan a que el otro se dé (mágicamente) cuenta de ello y lo corrijan. Muchos, esperan incluso que ese carácter difícil e incluso problemático, se lime con el tiempo.

“Él lo hará por mí, nos decimos. Ella me quiere y hará lo que sea por esta relación”, asumimos con firme certeza. Sin embargo, el tiempo pasa y el ansiado cambio no siempre acontece. No en todos los casos. Porque como bien señalaba William James, la personalidad humana es de yeso y no cambia tan fácilmente. Solo el tiempo y los golpes parecen trazar algunas variaciones.

No obstante, esto no imposibilita que en ocasiones logremos avances adecuados. De hecho, si no creyésemos en ello, la intervención psicológica no tendría sentido. Lo analizamos a continuación.

Pareja discutiendo y representando que esperar a que la pareja cambie por ti es una forma de sufrimiento

Esperar a que la pareja cambie por ti, el problema de las relaciones dependientes

Puedes esperar a que la pareja cambie por ti un mes, dos o cinco meses. Sin embargo, cuando esto no sucede, por término medio, asumes la evidencia y tomas una decisión. Ahora bien, hay casos en que esa espera y ese anhelo se vuelve crónico y hasta ciego. A menudo, vemos vínculos afectivos en los que aparece incluso el maltrato físico o emocional, esos en que uno de los miembros sigue esperando el cambio del otro.

La dependencia emocional define un patrón de creencias, emociones y conductas en el que siempre hay una necesidad obsesiva y persistente de atención y afecto. Jorge Castelló-Blasco (2005) propone incluso la propuesta de denominar esta realidad como trastorno de la personalidad por necesidades emocionales. En estos casos, la subordinación al otro y el miedo a la ruptura hace que se tolere lo intolerable y que siempre perviva la esperanza de un cambio.

Asimismo, es común que se den otras dinámicas que alimentan aún más esta creencia. Las analizamos.

Te prometen que van a cambiar, que será la última vez (y lo crees)

Mentiras, desaires, chantajes, humillaciones, malas palabras y sufrimiento… Buena parte de las relaciones dependientes padecen este tipo de dinámicas. Así, en un momento dado, puede surgir el arrepentimiento de lo provocado por parte de uno de los miembros. Son esas situaciones en que uno le dice al otro aquello de que “esta es la última vez, te prometo que voy a cambiar”.

En estos casos, esperar a que la pareja cambie por ti es una forma más de sufrimiento. Puede que durante una semana o dos, efectivamente, todo sea armonía. Pero, tarde o temprano sucede, vuelven a darse esas conductas dañinas.

La adicción al amor y el enfoque distorsionado

Las relaciones dependientes se nutren y solidifican gracias a un amor adictivo y problemático. Ese tipo de apego construido entre dos parte de la ansiedad, de una vinculación asfixiante en que necesitar al otro aunque nos haga daño, es algo compulsivo, ciego y altamente destructivo.

Este enfoque mental y emocional distorsiona todo pensamiento. Esperar a que la pareja cambie por ti es algo habitual, constituyéndose casi como esa esperanza anhelada que rara vez se materializa.

Mujer triste pensando en que esperar a que la pareja cambie por ti es sufrir

Situaciones en que sí se da el cambio

Si nos preguntamos si una persona puede cambiar en un momento dado, la respuesta es sí. Pueden cambiarse determinadas dinámicas, estilos de pensamiento y conductas. Estudios como los realizados en la Universidad de Illinois, por ejemplo, nos recuerdan que en la práctica psicológica, los cambios son una realidad evidente. Ahora bien, se necesita voluntad y la consciencia de saber qué es lo que uno mismo debería corregir.

Cuando una persona se da cuenta de que su manera de funcionar lo aísla y pone en riesgo, por ejemplo, el mantener o no ese vínculo de pareja puede promover cambios si se lo propone. Asimismo, figuras como John Gottman, psicólogo clínico, investigador y uno de los mayores experto en relaciones de pareja, nos recuerda cuáles son las condiciones para que esto suceda. Lo analizamos.

Claves para el cambio

  • No se trata de esperar a que la pareja cambie por ti. Se trata de trabajar entre dos por esa relación. Por ello, es importante tener en cuenta que no podemos esperar cambios drásticos en la personalidad del otro. No es bueno esperar que sean lo que no son, que les demandemos un cambio radical en su forma de ser.
  • Debemos reconocer al otro lo que nos gusta de ellos, sus puntos fuertes y enriquecedores. Asimismo, es recomendable ser muy concreto en qué aspectos nos hacen daño, esas áreas problemáticas que están destruyendo el vínculo.
  • John Gottman señalan que uno de los jinetes en la destrucción de una relación es la crítica y la ira. Por ello, a la hora de exponer a nuestra pareja qué puntos de su comportamiento nos generan dolor o sufrimiento, debemos evitar descargar en el otro nuestra rabia o caer en una crítica poco constructiva. Se trataría, básicamente, de señalar qué sucede, qué necesidades se están descuidando y como podría solucionarse esa situación.

Para concluir, bien es cierto que en muchos casos es complicado esperar a que alguien cambie por nosotros. La clave estaría básicamente en esperar que cambien por sí mismos y la propia relación. Cambiar para mejorar y ganar en felicidad, bienestar y satisfacción psicológica es el mejor punto de partida.


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