¿Qué es la fatiga decisoria y cómo afrontarla?

La fatiga decisoria es un tipo de sobrecarga mental que aparece tras tomar muchas decisiones. Al acumularse, supone un lastre a la hora de decidir de forma reflexiva y consciente. ¿Cómo podemos reducirla?
¿Qué es la fatiga decisoria y cómo afrontarla?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 28 junio, 2021

La fatiga decisoria tiene que ver con la sobrecarga mental que aparece tras tomar muchas decisiones. Y es que nos pasamos gran parte de nuestro día a día tomando decisiones. Decisiones fáciles, otras más complejas, pero decisiones al fin y al cabo. Y decidir implica consumir mucha energía mental.

Pero, ¿qué ocurre cuando no somos conscientes de que tomamos tantas decisiones? Que acabamos actuando a modo “piloto automático”, eso es, decidiendo sin reflexionar, otra de las características de la fatiga decisoria.

¿Qué es la fatiga decisoria?

La fatiga decisoria es un tipo de cansancio que surge cuando estamos sobrecargados mentalmente tras tomar muchas decisiones. Esto provoca estrés y hace que nuestras decisiones no sean ni meditadas ni óptimas. Es un tipo de fatiga que muchas veces nos cuesta identificar.

También llamada fatiga de decisión o fatiga decisional, es un concepto que ha tenido bastante éxito en los últimos años y que se ha ido popularizando. Así, la fatiga decisoria se caracteriza por un deterioro y un cansancio que nos llevan a escoger sin una reflexión adecuada, mediante un “piloto automático”, que aparece debido a este agotamiento.

Aparece de esta forma una fatiga y un cansancio mental comparables al agotamiento físico, que puede ser el foco de estrés, arrepentimientos y comportamientos relacionados con la procrastinación.

Mujer cansada en el sofá

Consecuencias de la fatiga decisoria

Como vemos, la fatiga decisoria conlleva una serie de consecuencias. Más allá de la propia fatiga mental, esta nos puede ocasionar lo siguiente:

  • Dificultades a la hora de reflexionar detenidamente.
  • Tomar decisiones “sin pensar” o de forma precipitada.
  • Actuar y decidir con el “piloto automático” activado.
  • No ser conscientes de nuestras decisiones.
  • Arrepentirnos de malas decisiones tomadas.

¿Cómo afrontar la fatiga decisoria? Primeros pasos

Hay dos pasos clave que te pueden ayudar a afrontar la fatiga decisora. Una vez realizados, ya será el momento de aprender a reducir esta fatiga.

Analiza las decisiones a tomar

El primer paso para afrontar la fatiga decisoria es analizar todas aquellas decisiones que debemos tomar. Es importante en este punto identificar si se trata de decisiones que nos corresponde tomar a nosotros o no. Pregúntate: “¿es esta mi responsabilidad o es una responsabilidad ajena?”.

Reubica las responsabilidades

Si las decisiones que “debes” tomar no te corresponden a ti en realidad, es el momento de derivarlas a la persona que le corresponden. Aprende a delegar, y toma la decisión (válgase la redundancia) de no ocuparte de lo que no te pertenece realmente.

¿Cómo reducir esta fatiga?

Una vez identificadas nuestras responsabilidades reales, eso es, aquello que realmente nos toca decidir, y una vez hemos delegado las tareas cuando ha sido necesario, es hora de reducir esa fatiga. ¿Cómo lo podemos hacer?

Establece un orden de prioridades

Ahora ya tienes identificadas tus tareas reales. Es hora de ordenarlas por prioridades. Puedes probar a escribirlas en un papel, en tres columnas diferentes: “urgente”, “importante”, “puede esperar”.

Anota todas tus tareas en cada una de estas columnas, según su orden de prioridad. Esto te ayudará a reducir la fatiga decisoria porque empezarás a “aparcar” tareas que no son tan urgentes, con lo que reducirás la sensación de estrés.

Practica el autocuidado

Reducir la fatiga decisoria no solo tiene que ver con identificar las decisiones que debemos tomar y establecer un orden de prioridades para ellas. Tiene que ver también con el propio autocuidado.

Por ello, otra idea clave para reducir esta fatiga es cuidar tus hábitos de vida. Esto incluye comer bien (de forma equilibrada y evitando picar entre horas), dormir las horas necesarias (la higiene del sueño resulta muy positiva) y mantener una rutina y unos horarios estables.

¿Quién es más probable que sufra fatiga decisoria?

Las personas con profesiones en las que se tengan que tomar muchas decisiones a lo largo de la jornada (sobre todo, decisiones complejas o importantes) son más propensas a sufrir la fatiga decisoria. Esto incluye por ejemplo a los médicos, los empresarios, las personas con un equipo de personas a su cargo (managers), etc.

Por otro lado, aquellas personas que tienden a rumiar mucho también podrían ser más propensas a sufrir este tipo de fatiga. ¿Por qué? Porque la propia rumiación les agota (implica mucha inversión de energía), y si a eso le sumamos el tener que decidir, la sensación de agotamiento mental se multiplica.

Hombre trabajando

La importancia de prestarnos atención

Aunque haya personas que presenten más riesgo de sufrir la fatiga decisoria, lo cierto es que todos podemos sufrirla en alguna ocasión, o más de una, a lo largo de la vida. Por ello, una forma de prevenirla es estar atentos a sus primeros síntomas, que suelen incluir el cansancio mental, pero a veces también físico.

Por otro lado, aprender a identificar nuestras responsabilidades reales, priorizar tareas, planificar nuestro tiempo y posponer decisiones menos importantes, nos puede ayudar a reducir esa sobrecarga mental. Y sobre todo, ¡practicar el autocuidado! Este nos ayudará a recuperar la energía para seguir funcionando en nuestro día a día.

“El cuidado personal no es una pérdida de tiempo; el autocuidado hace que su uso del tiempo sea más sostenible”.

-Jackie Viramontez-


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Espino, O.G. (2004) Pensamiento y razonamiento. Pirámide.
  • Fernández-Marcos, T. & Calero-Elvira, A. (2015). Efectos de la detención del pensamiento y la defusión cognitiva sobre el malestar y el manejo de los pensamientos negativos. Behavioral Psychology, 23(1): 107-126.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.