Haz que tenga el mejor día de cole
El primer día de cole marca el inicio de una nueva etapa para nuestros hijos y esto puede dar lugar a emociones muy intensas, tanto para los padres como para el pequeño. Sin embargo, al contrario de lo que se pueda pensar, la experiencia no tiene por qué ser difícil o desagradable. de hecho, hay herramientas y estrategias que, si son implementadas, ayudan a que no lo sea.
En este articulo os ofrecemos algunas herramientas que pueden ser útiles para este propósito. Una de las más importantes tiene que ver con reconocer que es un cambio, que como adultos podemos visualizarlo diferente, pero que para el pequeño se abren las puertas del mundo y que tenemos que tratar este momento con respeto, cuidando sus emociones y, por supuesto, también de las propias.
“No les evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”
-Louis Pasteur-
Habla con él de lo que va a pasar ese día
Cuanto mayor cantidad de detalles e información les demos a nuestros hijos, mayor seguridad y confianza sentirán estos al enfrentarse a los cambios. Estos detalles incluyen, hacer una visita al cole nuevo antes de entrar, presentarle a su profesora y comprar la mochila y los materiales escolares juntos.
Cuéntales la rutina paso a paso, las actividades que realizan y algunas situaciones que pudieran presentarse, cuantos niños y niñas habrá, que deberá respetar las normas del cole, hacer caso a otros adultos que no sean papá o mamá y compartir sus cosas con otros niños.
Se clara con lo que pasara por la tarde, por ejemplo, “te vendrá a recoger la abuela” o “intentaré que no, pero si me retraso un poco espérame en el patio hasta que llegue”. Procura no contarle mentiras, como que vas a hacer un recado y luego vuelves o que lo veras por la ventana. Puedes dejar algún objeto tuyo como una pulsera o un pañuelo que tenga tu perfume o poner un beso con labial en su manita para que tenga la sensación de que estás con él durante todo el día.
“Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”
-Albert Einstein-
Ayúdale a incorporar algunas actitudes y conductas antes del inicio del cole
Algunos de los retos para padres e hijos en la etapa del cole son: el despertarse temprano o el comer la comida que les sirven en el comedor, entre otras costumbres. Para el sueño, se puede establecer una rutina para irse a la cama e ir poco a poco incorporando las 8 u 10 horas de sueño que el niño necesita. Si en el cole no habrá siesta, aprovecha las vacaciones para irla eliminando.
En cuanto a la alimentación, se pueden ir incorporando alimentos o alentando a nuestros hijos a que los prueben en casa para reducir las incidencias o conflictos en el comedor. También les podemos ayudar introduciendo poco a poco rutinas definidas y horarios para las comidas, así nuestro peque se podrá adaptar mejor las dinámicas que le impondrán en el cole.
Relacionarse con otros niños también puede ayudar y prepararlos para las situaciones que tendrán que enfrentar en el cole. Podemos llevarlos a grupos de madres, clases de música o yoga en familia y, por supuesto, el parque es un excelente recurso: es un lugar donde pueden darse situaciones similares a las del patio del colegio.
No todos los niños son iguales
Es importante tener en cuenta que cada uno de nuestros hijos experimentara el primer día de cole con su personalidad, con sus fortalezas y debilidades y que comparar un hijo con el otro no aportara nada a esta experiencia. No es recomendable tratar de alentar al niño diciéndole “iras al cole como tu hermano”, quizá sea mejor decirle “iras al cole y vivirás experiencias nuevas” o algo similar.
“El mundo es una gran escuela donde las personas tienen amplias oportunidades de convertirse a sí mismas en individuos mejores”.
-Swami Sivananda-
Los padres también nos comportamos de manera distinta con cada hijo, es por eso que las comparaciones no sirven de mucho o incluso pueden jugar en contra. Tampoco es lo mismo que sea tu primer hijo el que va al cole, que tu hijo pequeño.
Reconocer tus propias emociones te ayudara a controlarlas y dar salida a la energía que te aportan de la manera más inteligente. Con esto no quiero decir que no le cuentes a tu hijo que lo vas a echar de menos, pero piensa que si tú mantienes una actitud positiva y relajada, es más probable que el pequeño también se sume a esta visión.
Respeta las individualidades y la personalidad de tus hijos, no todos se adaptaran igual ni vivirán de igual forma la experiencia. Confía en tu hijo y en que aunque le lleve un poco más de tiempo se adaptara, no te rindas a la primera y el tampoco lo hará.
La adaptación es importante
Es posible los primeros días el pequeño muestre algunos signos que puedan inquietarnos por su saliencia, como alguna rabieta que hacía tiempo que habíamos extinguido. Sin embargo, lo normal es que estas manifestaciones desaparezcan a los pocos días, cuando ya se hayan hecho con la rutina y tanto la dinámica como los compañeros y profesores pasen a ser familiares.
Además, en nuestra mano está que estas manifestaciones indeseadas desaparezcan más rápido. Por ejemplo, mientras adquiere la rutina, es recomendable levantarles y acostarles un poco antes, porque puede que les cueste dormir. También dejarlo todo preparado el día anterior, aunque es bueno que esta costumbre se mantenga durante todo el periodo escolar.
Durante los primeros días, si es posible, llévale tu o tu pareja personalmente, esto incrementara su seguridad y reducirá su sensación de abandono. Procura llegar un poco antes para poder hablar con la profesora, con otros niños y con otros padres: viendo cómo socializas y te desenvuelves le ayudara a integrarse y sentirse más seguro.
Las despedidas suelen ser un tema delicado, es recomendable que sean breves. Por ejemplo un par de besos y abrazos, palabras reconfortantes como “te lo vas a pasar muy bien” y márchate con una sonrisa para que esa sea la imagen que vea y recuerde cuando se sienta triste o te eche de menos.
Es posible que se quede llorando, sobre todo los primeros días. Es normal, puede que le cueste separarse de ti, ajustarse a los cambios y al nuevo ambiente. Si te lo tomas con tranquilidad, mucha paciencia y confías en los profesionales del centro donde dejas a tu hijo, los llantos no durarán muchos días.
Por el contrario, si al primer puchero te lo cuestionas todo, alargas las despedidas y te quedas detrás observando cómo se calma y el pequeño lo aprecia reforzarás sus llantos y sus ruegos para que no te marches. Esta es la mejor manera de que una conducta, que de manera natural desaparecería, se perpetúe en el tiempo.
Durante la adaptación también es importante que quien recoja al niño sea muy puntual para que compruebe que la estancia en el cole es la necesaria y que no lo abandonaste para dejarlo ahí. Este reencuentro tampoco debería ser exagerado, como de película. Intenta darle la mayor normalidad posible, como si hubiera pasado la tarde jugando con la abuela.
“En la escuela aprendí a reírme y sobre todo me enseñaron una gran cosa: a reírme de aquello que respetaba y a respetar aquello de lo que me reía”.
-Claudio Magris-
Pregúntale cómo ha ido el día y recalca todo aquello positivo que haya ocurrido. Incluso, si puedes, facilita que quede con algún compañero por la tarde si se han caído bien y existe esa posibilidad. Todos los lazos que hagan más familiar a la nueva situación contribuirán a que la adaptación sea más rápida.
Como decía antes, la adaptación es un proceso progresivo y normal, donde tu hijo mostrara algunos signos que en poco tiempo deberían desaparecer: comer menos, dormir más o menos de lo habitual, mostrarse irritable o sensible, etc. Pero si esto se prolonga y sigue sin adaptarse, llorando cada vez que te vas, entre otras cosas, tal vez seria bueno consultar un profesional.