La historia de Neve, el bebé de nuestros antepasados prehistóricos

Neve era una bebé que falleció a los 40 días de nacer. Por la forma en que la enterraron, hace 10 000 años, se percibía un gran amor y respeto por esa pequeña criatura. Le dejaron conchas marinas y muchos colgantes cosidos en sus delicadas ropas.
La historia de Neve, el bebé de nuestros antepasados prehistóricos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 08 diciembre, 2022

La pérdida de un bebé es, posiblemente, una de las experiencias más devastadora para todo ser humano. Ahora o en el pasado. Esto es algo que podemos apreciar incluso en un enterramiento de hace más de 10 000 años, que acaba descubrirse en la cueva de Arma Veirana, en Italia. Es la tumba más antigua de Europa jamás hallada y en ella hay una criatura que falleció a los 40 días de su nacimiento.

Los arqueólogos han llamado Neve (nieve en italiano) a esta niña a la que nuestros antepasados honraron de manera delicada, espiritual y amorosa. Su familia le dio un enterramiento muy especial, dejando entrever no solo el dolor que esa muerte les produciría, sino también el reconocimiento a los neonatos como parte integral del grupo social.

Su cosmogonía, su forma de entender la muerte, así como sus prácticas funerarias, son ya un atisbo muy cercano al de la humanidad actual. No importaba que esa criatura tuviera apenas unas semanas de vida. Se le consideraba un miembro importante dentro de la jerarquía social y por ello, se orquestó para ella toda una serie de ornamentos y ritos.

Un equipo de arqueólogos, dirigido por el explorador de National Geographic, Jamie Hodgkins, han hallado el entierro infantil más antiguo de Europa. Con este descubrimiento se deduce que nuestros antepasados del Mesolítico valoraban de igual modo a los niños y a las niñas.

cueva donde estaba Neve
Neve fue descubierta en una cueva en Liguria (noroeste de Italia).

Neve, la bebé con conchas marinas en su ropa

Los restos materiales que encontramos en un yacimiento arqueológico son como una ventana para comprender nuestro pasado. Son un anclaje del que tirar para comprender cómo ha sido nuestra evolución en casi cualquier aspecto: desarrollo cognitivo, social, tecnológico, biológico, cultural y hasta espiritual.

Lo cierto es que esta cueva de Liguria, en Italia, en el noroeste de Italia, lleva años estudiándose. Las excavaciones empezaron a aportar datos interesantes en el 2017, justo cuando se llegó a una sección muy concreta, una en la que se encontraron múltiples conchas marinas. Estaban perforadas y algunas parecían engarzadas a lo que parecía un diminuto sudario…

Poco a poco, los investigadores desenterraron pequeños huesos humanos. Era un bebé envuelto en una tela en la que había todo un conjunto de fascinantes objetos rituales. Los análisis de ADN revelaron que era una niña, y que pertenecía a un linaje de mujeres europeas conocido como el haplogrupo U5b2b.

Neve estaba envuelta en una tela adornada con conchas. Se piensa que la pequeña viajaba con su madre en una especie de cabestrillo de la época para cargar a los recién nacidos.

La pérdida de unos cazadores-recolectores del mesolítico

El mesolítico es la etapa que siguió a la última glaciación y en la que la caza y la recolección suponían la forma principal de vida. Fue un periodo duro, pero también decisivo para nuestra evolución. No solo mejoraron en las técnicas del trabajo de la piedra, sino que ya empezaron a verse grupos más sedentarios, fenómeno que facilitó la consolidación de los grupos sociales y sus jerarquías.

Nuestros antepasados en esta época se vieron obligados a hacer frente a temperaturas extremadamente bajas, lo cual dificultaba a menudo la obtención de alimento. Sabemos por los análisis que la madre de Neve llevaba una dieta vegetal y que ya durante la gestación, la pequeña tuvo problemas en su desarrollo.

No se conoce la causa exacta de su muerte, pero sabemos sin duda que las condiciones tan duras en las que vivían, hacían que las muertes neonatales fueran frecuentes. Tanto es así que ha podido verse que, debido al estrés, la formación de sus dientes ni siquiera se llevó a cabo. Esta familia de cazadores-recolectores tuvo que hacer frente a su pérdida de manera muy temprana.

Un enterramiento muy especial

Neve fue envuelta en un sudario y enterrada en la parte más profunda de la cueva Arma Veirana. En la tela que la cubría había sesenta conchas marinas que debieron estar adheridas al tejido. Además, tenía varios colgantes con ella y también una garra de un búho real. Es interesante saber que este escenario no está precisamente cerca de la costa, por lo que esas conchas las debían recoger y guardar a lo largo de sus viajes y desplazamientos como elementos preciados.

El entierro fue minucioso y muy cuidado, lo cual nos hace pensar que requirió de una intensa inversión material y emocional por parte del grupo. Las cuentas estaban agujereadas, engarzadas en forma de collar y prendidas de forma delicada en el sudario que envolvía a la bebé. Por otro lado, se deduce que la garra de búho debía simbolizar para ellos un elemento de poder o de protección.

Este enterramiento nos asoma a ese instante del pasado en que una familia debió decir adiós al miembro más joven. A una niña a la que dedicaron un precioso enterramiento para simbolizar el afecto y la importancia que le daban a su vida.

Nuestros antepasados ​​nos dejaron un mensaje reflexivo y muy bello en este enterramiento de la cueva en Liguria: incluso la vida más pequeña, breve y frágil debe venerarse, amarse y cuidarse.

Familia de Neve
El hallazgo de la bebé Neve nos descubre que hasta los miembros más jóvenes tenían para el grupo un yo individual, agencia moral e importancia social.

La maternidad en la prehistoria

Más allá de lo que nos pueda parecer, no es fácil encontrar enterramientos de bebé de la prehistoria. El caso de Neve es único y excepcional, de hecho, es el más antiguo hallado en Europa. La investigación sobre este hallazgo, nos revela lo inusual que resulta el hecho de que haya podido conservarse incluso el sudario en el que iba envuelta la pequeña.

Es más, los expertos han podido deducir que Neve viajaba en una especie de cabestrillo junto a su madre, y que esto podía facilitar a su progenitora el poder recolectar y buscar alimento con mayor facilidad. La maternidad en el mesolítico no era fácil, pero al igual que en la actualidad, se buscaba en todo momento tener muy cerca a los bebés, piel con piel si era posible.

Desconocemos lo que sintió aquella madre cuando Neve, falleció, pero es fácil adivinarlo. Todo el ritual, minuciosidad y dedicación que se llevó a cabo para embellecer y adornar a la pequeña sin vida, denota el afecto de su familia. De este hallazgo aprendemos, una vez más, lo valiosa que es la vida humana, sin importar lo breve y frágil que esta sea…


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