¿Por qué es importante la lucha de poder en la pareja?
Dice un célebre y clásico dicho que “después de la tempestad, viene la calma”. Pero, ¿qué sucede cuando esta tempestad representa el subidón de felicidad que suele ser el comienzo de una relación amorosa? Pues que la calma supone el fin del cuento de hadas, y las revolucionadas hormonas del amor dan paso a los conflictos y al comienzo de la lucha de poder en la pareja.
Sin embargo, y aunque esta afirmación pueda tener connotaciones negativas, no tiene por qué ser así. De hecho, según la psicóloga costarricense Marianela Esquivel, el conflicto en pareja puede ser sano, siempre que sea perceptible, se conozcan los factores desencadenantes y no se permita que se forme un efecto de bola de nieve.
“Elige a tu pareja con mucho cuidado. De esta decisión dependerá el 90% de toda tu felicidad o tu tristeza; pero después de elegir cuidadosamente, el trabajo apenas empieza”
-H. Jackson Brown-
La lucha de poder en la pareja
Como decimos, el efecto del enamoramiento pasa, y cuando lo hace pasamos de una entrega sin límites a la búsqueda de un equilibrio en el que en algunas ocasiones nosotros recuperemos el primer puesto en la lista de prioridades. La intención es la de encontrar una estabilidad y una seguridad que de alguna manera restablezca nuestra autonomía o una buena parte de ella. Hablamos de un momento importante y cómo se produzca este ajuste va a condicionar mucho el futuro de la pareja.
Tal como comentamos, llega el momento en que se genera una lucha por el poder en la pareja. No obstante, será más o menos marcada en función de la madurez de las personas que la formen y de la idealización y de la entrega que se produjera en el momento de “máximo enamoramiento”. Por otro lado, si los dos cuentan con las herramientas emocionales adecuadas, es probable que esta “guerra” no suponga un gran desgaste.
No obstante, la confluencia de fuerzas internas sí que suele tener lugar en diversos niveles. Es una necesidad intrínseca de cada miembro, que necesita auto-afirmarse. Aparece cierto egocentrismo que, de no tener claro el momento, puede acabar en acusaciones mutuas.
Sea como fuere, es importante reconocer la dinámica. Así se evitaremos, como mínimo, culpar a la otra persona de todos los males que aquejen a la pareja. Así, la guerra iniciada por el poder se suaviza, lo que evita que afecte a los cimientos de la relación.
¿Cómo reconocer los síntomas de la lucha de poder?
Ahora bien, el hecho de que identifiquemos una lucha de poder en la pareja no significa que seamos capaces de solventarla, pese a ser un primer paso. Así pues, fíjate bien si en tu relación se suceden alguno de estos síntomas:
- Observa si ambos queréis llevar siempre la razón y os aferráis a vuestro punto de vista hasta el punto de no escuchar y bloquear la posibilidad de poneros en la situación del otro.
- Comprueba que no te centras solo y de manera constante en tus intereses, relegando a un segundo plano los de tu pareja. Recuerda que formáis un equipo.
- El ser humano no es perfecto, por eso inevitablemente combinamos aciertos con errores. Así que mejor no marcar constantemente los defectos en la otra persona mientras no aceptamos los propios.
- Por ende, la pareja perfecta no existe. Es decir, la otra persona no era tan maravillosa antes y ahora se ha convertido en una especie de monstruo. No hay que permitir que las desavenencias idealicen todavía más el estado anterior y demonicen este.
¿Se puede revertir la lucha de poder encarnizada?
Si, la respuesta es afirmativa. Por lo general, la lucha de poder viene provocada por sentimientos de inseguridad e inferioridad. Sin embargo, el sentirnos poco valorados no significa que tengamos que compensarlo con intentos de mostrar una supuesta superioridad. Para ello sería bueno aplicar ciertos ejercicios interesantes:
- Busca la camaradería: una pareja no solo es nuestro gran amor, también es un colega, un compañero, un confesor. Así pues, antes de ofender, tratemos de ser amables, sutiles y corteses, como si hablásemos con un amigo, no con un rival o enemigo.
- Olvidemos la necesidad constante de ganar, ya que esto no es una competición. Busquemos los puntos en común, no los que nos separan.
- Luchemos por la relación, no tanto por nosotros mismos. Si cuidamos la pareja, en realidad, nos estamos cuidando nosotros también.
- El contacto físico es primordial. En realidad, es una forma de comunicación íntima y una fuente de placer inagotable si contamos con un mínimo de imaginación.
- Pidamos opiniones a otras personas, busquemos la felicidad en pareja con el trato cariñoso y valorable, y rompamos el miedo al rechazo.
“Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja; te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón”
-Ricardo Arjona-
Si ponemos en práctica estos ejercicios, no solo evitaremos que la lucha de poder en la pareja cause heridas y la deje abiertas sino que también demostraremos que este fenómeno es positivo para la relación. Así, cada uno tiene su parcela, se siente valorado y evita la inseguridad.