El índice de dolor de McGill (MPQ) o cómo verbalizar el sufrimiento

¿Podrías definir el dolor que sientes? Las personas tenemos que recurrir con frecuencia a las metáforas para explicar lo que nos duele. Sin embargo, instrumentos como el índice de dolor de McGill nos facilitan este proceso.
El índice de dolor de McGill (MPQ) o cómo verbalizar el sufrimiento
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 16 febrero, 2022

El índice de dolor de McGill (MPQ) es el cuestionario más común para evaluar esta dimensión en el ser humano. Más allá de lo que podamos pensar, pocos estados son más complejos de medir o incluso de explicar con palabras. Porque aunque todos sabemos lo que es el sufrimiento, no siempre es sencillo definir su intensidad y cómo se manifiesta.

No es lo mismo el dolor reumático que una migraña, por ejemplo. Sin embargo, la mayor parte de las veces utilizamos expresiones como “me va a explotar la cabeza” o “siento como si tuviera cientos de agujas clavadas en mis articulaciones”. Las personas tenemos que recurrir a las metáforas para explicar cómo es nuestro dolor, y aún así no todos nos entienden o nos creen.

Por ello, en 1971 la Universidad de McGill decidió desarrollar un instrumento que facilitara a los pacientes poder explicar a sus médicos cómo eran sus dolores. Por ejemplo, en este recurso se especifica que no es lo mismo el dolor emocional o afectivo que el sensorial. Algo así permitió facilitar mejores fármacos para tratar las más diversas dolencias.

“El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren”.

-Francis J. Braceland-

Hombre con dolor crónico sostiene un vaso pensando en el índice de dolor de McGill
En el entorno clínico, el Índice McGill invita al médico y al paciente a definir mediante las metáforas más adecuadas sobre cómo es el dolor que atenaza y limita la vida de la persona.

Índice de dolor de McGill (MPQ): ¿cómo es tu sufrimiento?

El dolor no se ve ni aparece en una radiografía: es subjetivo. Obviamente, cuando vemos a una persona con una herida traumática damos por sentada la intensidad de su sufrimiento. Sin embargo, el 90 % del malestar y el dolor en el ser humano se vive en silencio y es muy difícil de cuantificar. Este es el problema con el que se ve mucha gente cuando va hasta su médico de atención primaria para explicar lo que les sucede.

Asimismo se da otro hecho. Podemos tener a dos personas con las mismas patologías, pero cada una de ellas experimentará unas molestias propias. En el ámbito sanitario se trabaja muchas veces con variables subjetivas que cuesta cuantificar. Esta es la razón por la que se decidió desarrollar el índice de dolor de McGill, el cual busca no solo definirlo, sino categorizarlo. Por ello, cuando uno usa este instrumento descubre que lo que se utiliza para la categorización son metáforas.

La necesidad de hablar y especificar lo que nos duele

Definir lo que nos duele y cuánto nos duele facilita encontrar el mejor tratamiento. Algo interesante que sucede cuando un profesional utiliza el índice de dolor de McGill es que establece una relación más íntima con su paciente. Se le invita a describir y especificar cómo es eso que le causa sufrimiento.

Por lo general, todo aquel que padezca condiciones como fibromialgia, dolor muscular isquémico, lumbalgias, artritis, hernias discales o neuralgia del trigémino sabe lo complicado que es hacerle ver a alguien cómo se siente. Disponer de un recurso que favorece el poder etiquetar, describir y expresar cómo se sienten y cómo es su dolor facilita las cosas a todos los niveles.

El estudio que publicó la propia Universidad McGill para describir su cuestionario explicaba además otra de sus finalidades. No solo se busca poder facilitar a los pacientes los mejores fármacos y estrategias terapéuticas. Este recurso permite obtener datos estadísticos de cada enfermedad y condición clínica para conocerla mucho mejor.

Las tres dimensiones del índice el dolor de McGill

El MPQ está compuesto por una serie de palabras que buscan describir la experiencia de dolor de la persona. Para ello, se organizan en diferentes categorías muy concretas que facilitan ese proceso para describir lo que siente el paciente. Son las siguientes:

Descripción del dolor

  • Pulsante.
  • Punzante.
  • Lacerante.
  • Tipo cólico.
  • Tirante.
  • Caliente.
  • Aguijoneante.
  • Pesado.
  • Sensibilidad.
  • Sensación de resquebrajamiento.
  • Extenuante.
  • Enfermante.
  • Atemorizante.
  • Cruel.

Dimensión afectiva/emocional

  • Agotador.
  • Asfixiante.
  • Me mata.
  • Cegador.

Evaluativo

  • Desde simple molestia hasta completamente limitante
medico aplicando a su paciente el índice de dolor de McGill
La valoración del dolor debe hacerse por varias vías: instrumentos como el índice del dolor de McGill, pruebas clínicas y bioquímicas y la observación de los médicos.

Valorar el dolor humano requiere un enfoque holístico

Sobra decir que nada es tan decisivo como atender y responder al sufrimiento humano. Ya sea físico o emocional. Ahora bien, hay otro aspecto que conviene destacar. Para evaluar el dolor necesitamos enfoques holísticos, es decir, no basta solo con recurrir a instrumentos como el MPQ ya analizado.

Además de lo que nos explica el paciente, necesitamos pruebas diagnósticas y todas las evaluaciones posibles. Bien es cierto que no todo aparece en una radiografía, pero también necesitamos este tipo de recursos para realizar un mejor diagnóstico. Así, a las pruebas médicas y a las explicaciones de la persona, se le añade la observación de los profesionales.

La experiencia y la competencia de nuestros profesionales de la salud son al fin y al cabo el mejor soporte. Solo ellos dictaminarán cuál es el mejor tratamiento para nosotros después de una evaluación exhaustiva. Por tanto, no dejemos para mañana lo que nos duele hoy; toda forma de sufrimiento responde a un desencadenante que debemos atender.


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