Las tendencias slow: más lento es mejor…

Las tendencias slow: más lento es mejor…
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 31 agosto, 2023

Esta es una de las nuevas tendencias culturales que, como tantas otras veces, viene de la mano de los jóvenes. No hace mucho, el objetivo de todo el mundo apuntaba a lograr que todo se hiciera de forma más rápida. Y si bien eso trajo grandes beneficios, también dejó a muchos seres humanos al borde de un ataque de nervios.

Las tendencias a exaltar la lentitud vienen cobrando gran fuerza. Las personas se dieron cuenta de que es magnífico poder ir de un país a otro en un par de horas. Pero también fueron descubriendo que hacer el amor en dos minutos, o tomar el almuerzo en tres, no era una buena idea.

El hombre más lento, que no pierde de vista el fin, va siempre más veloz que el que vaya sin perseguir un punto fijo”.

-Gotthold Ephraim Lessing-

Vivir las experiencias a gran velocidad , muchas veces equivale a no vivirlas. Además, el apego por lo rápido incrementa el estrés, la ansiedad y le abre paso a toneladas de angustia. Finalmente no se cumple el objetivo de vivir más, sino todo lo contrario: la vida también se acorta cuando la guía un ritmo frenético.

Las tendencias slow apuestan a la lentitud en varios aspectos cruciales de la vida. Son así: en plural. No provienen de una secta, ni de un grupo en particular. Han tenido diferentes orígenes y también distintos énfasis. Lo común en ellas es el rechazo a esa aceleración sin límite del mundo actual.

Las tendencias slow en la comida

El primer campo que le abrió paso a las tendencias slow fue el de la comida. Comenzó cuando McDonald’s llegó a Roma, en 1986. Los cocineros de la zona estaban indignados. Una de las regiones con mayor tradición gastronómica del mundo no podía, de pronto, verse enfrentada a una competencia de comidas rápidas.

Mindful Eating: una nueva forma de alimentación

Los italianos, como otros pueblos con gran desarrollo culinario, no tienen comidas caracterizadas por la rapidez o la facilidad. Todo lo contrario. Un buen queso, o un buen vino tienen como gran aliado al tiempo. Y las mejores preparaciones suelen demorar varias horas o incluso días.

En 1989 los mejores cocineros del mundo firmaron en París el manifiesto Slow Food.  Se trataba de un acuerdo que se basaba en el rechazo a la comida rápida y llamaba a proteger las tradiciones y la buena alimentación. Así se consolidó la primera de las tendencias slow.

Las tendencias de moda lenta

La moda fue el segundo territorio conquistado por las tendencias slow. Suena algo contradictorio, pues la moda misma es un concepto asociado a lo efímero. Aún así ha venido cobrando fuerza un movimiento que propende por instaurar una visión de la moda como algo que debe ser responsable con el medio ambiente y sustentable socialmente.

 

Esta tendencia cobró mayor fuerza luego de que se presentara un trágico accidente en una fábrica de textiles de Bangladesh, en 2013. Allí quedó al desnudo que buena parte de la industria de la moda se sustentaba en salarios de hambre para los trabajadores. Y que las prácticas a las que acudía eran riesgosas para el entorno ambiental.

La Slow Fashion busca que la gente deje la costumbre de comprar mucha ropa barata. Esta, por lo general, no dura más de seis meses. Y vuelve a comenzar el ciclo. Lo que se propone es comprar ropa un poco más cara, pero de mejor calidad. Como se ve, las tendencias hacia lo lento son también un rechazo al mundo de lo desechable.

De la moda y la comida al mundo interno

Las tendencias slow se tomaron primero el ámbito de la comida y de la moda. Luego se extendieron hacia otros campos como la construcción y los viajes. Finalmente ha venido cobrando fuerza la idea de “ciudades lentas”. Desde ese ámbito se sueña con ciudades que no tengan más de 50 mil habitantes y en donde la infraestructura se adapte al desplazamiento a pie o en bicicleta.

También apareció la Slow Education, una perspectiva que aboga por una escuela en la que se respeten los ritmos de aprendizaje de los estudiantes. Flexibilizar los tiempos en los que los niños y los jóvenes deben permanecer en la escuela. El propósito es adaptar todo al ciclo vital: que sea la motivación y el interés lo que guíe la formación y no las imposiciones.

Todas estas tendencias son una forma revolucionaria de mirar el futuro. Se ha hecho cada vez más evidente que no somos piezas en el engranaje de la producción, sino seres humanos en busca de sentido para nosotros mismos y para todos. Lo lento, sin duda, es un concepto que irá cobrando fuerza y que marcará una luz al final del túnel.


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