La leyenda maya del colibrí, el mensajero de los dioses

Se dice que cuando alguien tiene un encuentro con un colibrí, queda impregnado por la alegría. Para la cultura maya estas bellísimas aves eran mágicas y tenían una misión muy importante: actuar como mensajeros entre la raza humana y los dioses.
La leyenda maya del colibrí, el mensajero de los dioses
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 05 agosto, 2022

La leyenda maya del colibrí data del 2000 a. C. Este legado cultural y antropológico nos descubre la fascinación de este pueblo hacia un ave que parece tener el arco iris impreso en su plumaje. Una criatura de apenas 20 gramos capaz de batir sus alas hasta 60 veces por segundo. Se le atribuían capacidades mágicas, entre ellas, actuar como mensajeros entre las personas y los dioses.

La belleza de esta ave simbolizaba, además, el amor puro y la fragilidad del corazón. Pocas criaturas de la naturaleza nos parecen tan delicadas y extraordinarias a la vez. No todo el mundo conoce, por ejemplo, que es el pájaro con el cerebro más grande en relación con su tamaño. Tal vez, la naturaleza o según dicen los propios dioses mayas, lo crearon a propósito con un fin muy concreto.

Entre sus tareas estaba la de recoger cada pensamiento, deseo y reflexión de los hombres y las mujeres para llevarlos hacia esas deidades mesoamericanas localizadas entre Guatemala, Belice y México. También en la parte occidental de Honduras y El Salvador. Una parte de ese pasado legendario del colibrí ha quedado entre nosotros en forma de curiosas tradiciones… Las analizamos.

Según la leyenda, quien ose capturar un colibrí será castigado por los dioses.

leyenda maya del colibrí
Dice la leyenda que si vemos un colibrí, alguien que nos ama está pensando en nosotros.

La leyenda maya del colibrí: el mensajero de los dioses

A menudo, se señala que una parte de la cultura mesoamericana sigue presente en determinadas tradiciones de los mayas modernos. Asimismo, si en la actualidad podemos evocar y disfrutar también de todo ese panteón de dioses y de sus historias, se debe sobre todo a los libros de Chilam Balam. Estos escritos fueron redactados por los descendientes de los mayas a lo largo la colonización española.

De este modo, y dentro de esta mitología, se hace especial referencia a dos deidades. Tepeu y Kukulkán (Quetzalcóatl para los aztecas) fueron los creadores de todo el mundo conocido. Además de “fabricar” la tierra, las montañas, los ríos y los mares, dieron vida al ser humano y a los animales. A estos últimos, se les atribuyó una labor y una función a cada uno.

Ahora bien, cuando los dioses finalizaron esa compleja tarea de creación, se dieron cuenta de una cosa. Se habían olvidado de dar forma a un mensajero, a alguna criatura que sirviera de enlace entre las deidades y los mortales. La leyenda maya del colibrí dice que tomaron una piedra de jade y entonces empezaron a esculpir una flecha con ella.

Más tarde, y una vez finalizada la pequeña obra, soplaron para retirar el polvo causado durante su tallado. Al soplar, una pequeña y reluciente criatura tomó vida. Y voló. Voló muy alto y muy rápido, con la viveza de las criaturas extraordinarias, con la magia de los seres que no parecen de este mundo.

Tenía en su plumaje los colores del arco iris y sus alas eran como las de un insecto… A ese pequeño pájaro lo llamaron  al x ts’unu’um.

Pequeños mensajeros de plumas mágicas

El colibrí es un ave tan pequeña y delicada que puede acercarse y nutrirse de cualquier flor sin moverla apenas. Se cuenta que los dioses mayas estaban fascinados con su creación. Adoraban observarla cuando las gotas de la lluvia caían sobre él. Aquel animal brillaba de tal manera que parecía tener impreso en sus plumas el universo entero.

La leyenda maya del colibrí nos indica que esta ave se convirtió en portadora de mensajes entre mundos. No solo llevaba a los dioses aquello que los humanos pensaban, sentían o necesitaban. También traía información del más allá, de los difuntos.

Es más, en la actualidad se dice que si nos encontramos con este animal, significa que alguien que nos ama está pensando en nosotros.

A pesar de su aparente fragilidad, los colibrís se extienden desde Alaska a Chile. Hay más de 343 especies identificadas y encontrarse con una de ellas siempre es motivo de alegría y expectación.

Alegría, buena suerte y curación

Aquellos países afortunados de tener entre su ecosistema a estas bellas criaturas saben que nadie se queda indiferente cuando tienen un encuentro con ellos. La leyenda mata del colibrí señala que son portadores de la alegría y la buena suerte. Y no solo eso, su mera presencia tiene propiedades curativas.

Con su nervioso aleteo trae la esperanza, la alegría y la sanación. Lo que hace el animal es volar alrededor de la cabeza de la persona para poder retirarle las energías negativas, apaciguar el dolor y sofocar la pesadumbre. Basta mirar el destello de su plumaje para caer rendidos a su mágico embrujo.

imagen para representar la leyenda del colibrí
Capturar un colibrí trae mala suerte y es algo que jamás deberíamos hacer.

La leyenda maya del colibrí nos dice que jamás debemos hacerles daño

A un colibrí no hay que tocarlo, ni atraparlo, ni encerrarlo en una jaula y aún menos quitarles la vida. Los dioses mayas trazaron una maldición implacable para los mortales que osaran dañar a su bella y frágil criatura. Quien se atreva a dañarlos sufrirá para siempre mal de amores, enfermará y morirá tempranamente.

El colibrí es un animal sagrado. Es un enlace entre mundos, un mensajero fiel, trae con él la alegría y en su cuerpo se contiene el reflejo extraordinario del universo, del arco iris, de esas tonalidades que invitan a amar el mundo, la vida y a la propia naturaleza. Hagámoslo pues, respetemos a estos seres delicados, pero siempre fascinantes.


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