Mental breakdown: un término nuevo para cuando llegamos al límite

La terminología es importante. A nivel de salud mental necesitamos una expresión profesional rigurosa, pero también un lenguaje coloquial que nos ayude a hablar de ciertos retos relativos a la salud mental sintiéndonos libres de estigma.
Mental breakdown: un término nuevo para cuando llegamos al límite
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 28 abril, 2022

Mental breakdown hace referencia a un período de “colapso mental” o “ruptura de la calma y salud mental”. Aunque es un término anglosajón, se ha popularizado en países de habla no inglesa. Sobre todo se utiliza entre los jóvenes, asumiéndolo como una expresión común y no censurable.

Los jóvenes sienten el tabú de hablar sobre sus sentimientos, y estos términos tan populares les ayudan a expresarse y “romper el hielo”. Sin embargo, hacerlo solo con un término que no pertenece al idioma nativo revela que aún existe mucho estigma en torno a la salud mental.

¿Qué significa mental breakdown?

Mental breakdown es un término para describir un período de estrés intenso en el que la persona considera que es incapaz de enfrentar los desafíos de la vida. Históricamente, ha hecho referencia a episodios de “locura repentina e incontrolable”.

Esta “ruptura mental” varía de una persona a otra. Algunas pueden caer en depresión con una pérdida de esperanza en todos sus proyectos. Otras, lo enfrentan con insomnio o incluso alucinaciones.

El mental breakdown hace referencia a lo que antes se llamaba “crisis de nervios” o “colapso mental”. La crisis de nervios era un término usado hace décadas para describir una serie de sentimientos asociados a un fuerte malestar.

Se trataba de estar extremadamente abrumado, con síntomas que van desde la depresión hasta la ansiedad y la psicosis, de modo que el funcionamiento se interrumpía desde el punto de vista del comportamiento. Este término se usó mucho después de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, su recurrencia ha disminuido.

Mujer con ansiedad por los cambios de humor
El término mental breakdown no se utiliza en el ámbito clínico.

El mental breakdown en personas famosas

Los medios de comunicación informan constantemente sobre estrellas jóvenes y cómo su fama temprana tiene una serie de consecuencias que superan a sus recursos de afrontamiento emocional.

La atención constante, la necesidad de estar en el punto de mira público y los diversos reportajes que afectan todos los aspectos de la vida de una persona son adictivos y estresantes. Ellos quizás han querido ser estrellas, pero en pocos casos han querido ser un modelo de nada.

Es una posición difícil y exigente y el mínimo error puede conducir a una fuerte caída. La transición de anónimo a famoso puede ser genial. El foco de atención puede dar una sensación de felicidad y reconocimiento, pero también representa en muchos contextos una gran conmoción para una mente joven.

Los términos no científicos que usamos

Colapso mental o crisis de nervios nunca han sido términos médicos. Al igual que tampoco lo es ahora mental breakdown. Son palabras que utilizamos de manera informal para hacernos entender sin ser demasiado “densos” en un ambiente informal o coloquial.

Los pacientes creían firmemente en las crisis nerviosas como una condición psiquiátrica bastante peor que los nervios “comunes”, hasta que se dio “la gran transición” a la depresión por parte de la comunidad médica.

Sin embargo, incluso hoy en día, el concepto de crisis nerviosa tiene una especie de existencia clandestina en el folclore de los pacientes. No es extraño escuchar en conversaciones del día a día este concepto, sin saber si se ha trata de algo relacionado con una tendencia depresiva, bipolar o psicótica. Aún así, entendemos que esa persona ha sufrido mucho durante un tiempo determinado y ese mensaje es suficiente.

Con todo esto, podemos intuir que existe gran dificultad para comunicar el dolor y el malestar psicológico. Por eso, se eligen estos términos para hacerse entender y, en algunos casos, pedir ayuda.

En los países occidentales modernos, la sociedad ha asumido una amplia responsabilidad institucional por el bienestar y el estado de salud mental. Ahora vivimos en una cultura completamente diagnóstica que de manera sistematizada recopila y reordena nuestras dolencias en trastornos objetivos.

En poco tiempo, nos hemos acostumbrado e incluso utilizado un lenguaje diagnóstico psiquiátrico, tanto para entendernos como para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.

Nos percibimos como pacientes institucionales, legales y administrativamente definidos, atrapados en un lenguaje profesional que amenaza casi por completo con apoderarse y eclipsar la realidad vivida y experimentada.

Por lo tanto, no somos iguales a nuestros antepasados. No estamos desesperados, perseguidos, solos, con dolor y pérdida, abatidos, con desamor, pena, angustia o tristes. Ahora somos enfermos mentales o psíquicos, estamos deprimidos, ansiosos, obsesivos, etc.

Además, al mismo tiempo que hemos empezado a “creer en lo correcto” al diagnosticar nuestros propios trastornos y pseudotrastornos, hemos dejado atrás términos y formas tradicionales de “psicología popular” para entendernos a nosotros mismos, cuando luchamos y nos atascamos con nuestra psique y nuestra existencia.

A veces es acertado y una gran ventaja poder recurrir a un servicio y a profesionales de salud mental cuando se trata de nuestras dolencias y los problemas de la vida. Sin embargo, a menudo se siente como algo demasiado abrumador para poder desentrañar el significado de esos diagnósticos por nosotros mismos.

Hombre triste pensando en la hiperindependencia
El estrés y la ansiedad se asocian al colapso mental.

¿Es posible expresar el malestar sin sentirnos estigmatizados?

Ante la imposibilidad de poder hablar siempre que queramos con un profesional sobre cómo nos sentimos en el transcurso de los días, términos como mental breakdown pueden ayudarnos a expresar el malestar sin sentirnos demasiado estigmatizados.

La población sin formación en psicología puede asustarse si escucha a un ser querido hablar de bipolaridad, brote psicótico o episodio disociativo.

Todos estos términos coloquiales, bajo determinadas circunstancias, pueden jugar un papel positivo en nuestro autocuidado emocional. Necesitamos una actitud y un lenguaje que puedan capturar y expresar la experiencia más profunda, sin tener que establecer continuamente cuadros diagnósticos.

Eso sí, siempre con unos límites: pues al igual que hay resfriados para los que no necesitamos ir al médico, también existen otras afecciones para las que sí necesitamos ir al especialista, ya sea médico o psicológico.

 


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