7 mitos sobre el trabajo que atentan contra nuestro cerebro

Quizás estés familiarizado con la multitarea o las jornadas laborales maratonianas, pero estas tendencias no son demasiado buenas para tu cerebro.
7 mitos sobre el trabajo que atentan contra nuestro cerebro
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 30 diciembre, 2022

Vivimos en una sociedad que a nivel laboral tiene que ser permanentemente productiva y, a ser posible, exitosa. A esto hay que sumarle la pretensión de ser constantemente empáticos y hacer las cosas bien y de acuerdo a unos estándares internos altos o, lo que es lo mismo, ser perfectos.

La búsqueda de la perfección implica orientarnos a unas metas que, por definición, son inalcanzables. Ahora bien, la perfección laboral dista de existir, porque como todo acto humano, tiene sus límites.

Intentar alcanzar la perfección en el trabajo puede implicar que sintamos presión o dificultad para reducir el ritmo. También puede hacer que tendamos a ser más críticos con nosotros mismos y los demás. Esto normalmente hace que, cuando trabajamos, valoremos el resultado laboral como menos placentero y nuestra sensación de logro disminuya.

El problema adquiere forma cuando queremos ser más productivos sin tener en cuenta nuestra propia salud. A este respecto, organizar nuestro espacio de trabajo como un ecosistema que nos permita pensar mejor aumentará nuestro bienestar. No obstante, es importante desterrar ciertos mitos y creencias sobre el trabajo para que este no se convierta en un infierno.

Hombre preocupado trabajando
La multitarea empeora la productividad porque divide nuestra capacidad atencional.

Mitos sobre el trabajo que atentan contra la salud cerebral

La consultoría Steelcase ha recopilado evidencias científicas que beben de los últimos avances en neurociencias. Para Steelcase, el espacio de trabajo podría ser reorganizado y adaptado al estado del cerebro del trabajador con el objetivo de ayudar al bienestar.

Sin embargo, antes de la reorganización del espacio laboral, es necesario identificar aquellos mitos que nos acompañan en el día a día y que perjudican nuestra salud cerebral. Son los siguientes.

1. La atención es igual de eficaz en la primera o última fila

La atención depende de la capacidad del estímulo sensorial para capturarla. Algunos factores, como la cercanía al estímulo, influyen en la capacidad que tienen estos para atraer nuestra atención. A este respecto, son importantes aspectos como:

  • La proximidad con otras personas.
  • Poder entablar conversaciones.
  • Enfocar la mirada en sus rostros y labios.
  • Poder leer y hablar sin esfuerzo.

“Para crear nuevas ideas, tenemos que trabajar en espacios donde las personas puedan oír bien, tener contacto visual con los demás y ver de manera fácil la documentación que se comparte”.

-Steelcase-

2. La concentración es mejor cuando no hay movimiento

El estatismo se define como la realización de una actividad laboral en ausencia de movimiento. El estatismo es uno de los principales factores de riesgo para la sobrecarga tanto física como mental, hecho que ha sido constatado en diferentes investigaciones.

En contraste, el movimiento estimula el aprendizaje, la memoria y el pensamiento conceptual.

“Moverse hace que nuestro cerebro produzca más BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro)”.

-Steelcase-

3. Solo las personas con alta creatividad pueden dibujar

Pensamos gracias al lenguaje, pero también gracias a las formas: dibujamos lo que estamos pensando y creamos pequeñas viñetas de las situaciones que estamos experimentando.

En consecuencia, trasladar esto al trabajo puede ser beneficioso porque estamos echándole un cable al cerebro para reorganizar la información en formato visual. Así, el uso de herramientas digitales y analógicas para visualizar la información favorece unos mejores niveles de concentración.

4. La productividad aumenta si respondemos a emails en una reunión

El cerebro lidia mal con la multitarea. Hacer más de una cosa a la vez implica que nuestros recursos atencionales disminuyan porque cada tarea consumirá un porcentaje amplio de nuestra capacidad total.

Una alternativa podría ser crear espacios de trabajo que mantengan alejadas las distracciones. De esta forma, la atención se enfocará en una sola tarea y será más fácil concentrarse.

5. El cerebro se distrae fácilmente, hagamos lo que hagamos

Ser conscientes de lo que hacemos implica traer nuestra atención y nuestra mente a lo que estamos haciendo en el momento presente: en el aquí y ahora. Existen técnicas, como el mindfulness, que han demostrado ser efectivas a la hora de entrenar la conciencia en el momento actual.

Aunque la mente pueda encontrar mil motivos para distraerse, si la entrenamos para que se fije en el momento presente, será más fácil.

6. Trabajar más tiempo es igual a producir más

Probablemente, todos hemos experimentado alguna vez eso de hacer más con menos tiempo. Y es que la productividad dista de estar tan relacionada con el tiempo que invertimos, como pensábamos.

Como sabemos, nuestra capacidad atencional es limitada. Si dejamos intervalos temporales de descanso entre las distintas tareas, el relax actuará como la gasolina de la atención y aumentará nuestro bienestar.

A partir de los 45 minutos, la concentración suele disminuir. Por ello, es recomendable tomar descansos durante el día, especialmente tras períodos de concentración.

Mujer con gafas pensando
Trabajar más horas no es sinónimo de producir más, ya que nuestra capacidad de atención y concentración es limitada.

7. No hay que dormir tanto

Dormir es una necesidad fundamental y esencial de los seres humanos. Tan esencial que hay determinadas enfermedades, como el insomnio familiar letal, que impiden dormir y en consecuencia los pacientes mueren.

Además, el sueño es esencial para el aprendizaje, porque ayuda al trasvase de la información que hemos adquirido y mantenemos en nuestro almacén a corto plazo, al gran almacén a largo plazo. Dormir para recordar nunca ha sido tan real.

Por ello, crear espacios o salas en las que los trabajadores puedan descansar para refrescar el cerebro puede ser una buena opción. Tener la opción de parar para después reconectar puede ser muy beneficioso, pues nos hace tener mayor perspectiva de los actos que realizamos.


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