Personas hipocondríacas: principales características

Las personas hipocondríacas se preocupan constantemente por su salud. Ahora bien, ¿qué otros rasgos las caracterizan?
Personas hipocondríacas: principales características
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 18 diciembre, 2020

A menudo, consideramos que una persona es hipocondríaca si ante un síntoma de mala salud que a nosotros nos pueda parecer menor o “normal”, ella cree que tiene una enfermedad muy grave. O que incluso está a punto de morir.

Este rasgo de alarmismo extremo puede ser distintivo en las personas hipocondríacas y, por tanto, diferenciarlas de otras que sencillamente está preocupadas por su salud. Sin embargo, para considerar que alguien tiene hipocondría, ha de cumplir además otros requisitos. ¡Toma nota!

Mujer con crisis de ansiedad

Hipocondría y ansiedad

Ser hipocondríaco conlleva necesariamente padecer ansiedad. Ambos van ligados irremediablemente. De hecho, esta condición se conoce como trastorno de ansiedad por enfermedad o ansiedad por la salud en la última versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM 5).

La hipocondría genera una preocupación extrema por tener o poder padecer una enfermedad grave, a pesar de que los resultados médicos no avalen que existe una patología. Y esto último es crucial para entender la irracionalidad de esta condición.

No obstante, además de esa preocupación extrema, del elevado grado de ansiedad acerca de la propia salud y del exagerado alarmismo por la mismo, aún hay que añadir otros criterios para poder considerar que una persona es hipocondríaca.

Las personas hipocondríacas experimentan elevados niveles de ansiedad relacionados con la preocupación por su salud.

Desproporcionalidad y exceso

Esta desproporcionalidad también se puede manifestar ante la posibilidad de que la persona tenga una enfermedad preexistente. Así, si presenta otra condición médica o un riesgo elevado de presentarla, su preocupación es claramente excesiva y sobredimensionada.

Pensemos, por ejemplo, en alguien que padece asma o diabetes o que tiene antecedentes familiares de cáncer de colon en la familia. Una persona que es hipocondríaca estará contantemente pendiente de si presenta o no síntomas relacionados con estas patologías. Por tanto, su preocupación será desproporcionada.

Sintomatología inexistente o leve

Para entender este criterio es necesario hablar de los denominados síntomas somáticos. Estos son los que presenta una persona físicamente, a consecuencia de problemas o dificultades psicológicas o emocionales. Por ejemplo, el dolor de cabeza o la tensión muscular en la zona de los hombros (síntoma somático) puede ser expresión de estrés (dificultad psicológica).

Ahora que ya sabemos esto, podemos aprender que una persona es hipocondríaca si no tiene síntomas somáticos o, de estar estos presentes, son leves. En este último caso, la persona es hipocondríaca si tiene la convicción de que los síntomas físicos corporales que manifiesta su organismo son síntomas de enfermedad y no de ansiedad.

Es decir, cuando síntomas que son característicos de la ansiedad, tales como el descenso en el rendimiento laboral o escolar, no poder dormir bien, dolores de cabeza habituales o tensión muscular, los atribuye a una patología mortal y no a la ansiedad que padece.

Comportamientos relacionados con la salud

Debido a la preocupación excesiva que tiene por su salud, una persona que es hipocondríaca realizará comportamientos excesivos relacionados con la salud. Por ejemplo, puede tomarse la temperatura o la tensión varias veces al día o puede explorar su cuerpo en busca de posibles signos de enfermedad.

Esta conducta también puede ir orientada a la evitación. Es decir, no querer acudir al médico cuando le toca revisión o ya ha pedido cita, evitar visitar a familiares o amigos en el hospital, no pasear por calles cercanas a ningún centro clínico, etc. Esta mala adaptación también es característica de estas personas.

Hombre mirando termómetro

Duración de la preocupación

Atendiendo a los criterios clínicos del ya mencionado DSM-5, para que se pueda diagnosticar a una persona de esta patología es preciso que su preocupación por la enfermedad esté presente durante seis meses como mínimo.

Sin embargo, la enfermedad por la que esa persona muestre temor puede variar en el tiempo; no es necesario que durante los seis meses la persona tenga la preocupación por la misma patología. Por ejemplo, los dos primeros meses puede tener ansiedad excesiva por estar sufriendo algún tipo de cáncer, pero el resto de los meses puede estar preocupado por padecer una enfermedad de transmisión sexual.

Ser hipocondríaco no significa que en un momento tengamos miedo a morir o a padecer una posible patología, aún no detectada. Una persona es hipocondríaca si presenta síntomas como preocupación extrema por su salud, un elevado grado de ansiedad acerca de la misma, un exagerado alarmismo en torno a la enfermedad, la inexistencia de síntomas somáticos o de padecerlos, los atribuye a una enfermedad mortal en vez de a la ansiedad. Y todo ello presente al menos durante la mitad de un año.

Pensemos en la cantidad de tiempo y energía que las personas hipocondríacas invierten en la preocupación por su salud. En este sentido, el asesoramiento psicológico e incluso en ciertas ocasiones, la toma de ciertos medicamentos bajo prescripción médica, pueden contribuir a mejorar sus preocupaciones.


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