¿Por qué a algunas personas les cuesta pedir ayuda?

Como seres sociales, una de las mayores ventajas que tenemos es la de poder ayudarnos entre nosotros. Sin embargo, hay personas que no son capaces de pedir ayuda. Hay varios motivos por lo que esto puede pasar. Aquí te contamos cuáles son y qué puedes hacer si a ti también te cuesta.
¿Por qué a algunas personas les cuesta pedir ayuda?
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 13 marzo, 2020

Todos en algún momento atravesamos por momentos difíciles o simplemente por circunstancias en las que necesitamos a alguien cerca que nos eche una mano. Sin embargo, incluso en este contexto, hay personas a las que les cuesta pedir ayuda. Esta dificultad, que puede estar motivada por diferentes razones, nos bloquea el paso y nos impide avanzar.

Hay muchas personas a las que les cuesta pedir ayuda; para ellas es una muestra de debilidad, carecen de las habilidades sociales necesarias para ello, no saben a quién recurrir…

Así, terminan enfrentando todas las dificultades de manera autónoma, en ocasiones incluso prefiriendo fallar a solicitar ayuda. Entre los motivos por los que a una persona le puede resultar tan difícil pedir ayuda están:

Mujer pensando en el suicidio con tristeza

Creencias erróneas

Muchas personas piensan que no debemos hacer perder el tiempo a otros ayudándonos o escuchándonos, o bien que tendrán cosas mejores que hacer que ayudarnos.

Esto es una creencia muy popular que nos aleja de los demás y de buscar su apoyo.

Falta de asertividad

Dentro de los derechos asertivos se encuentra el derecho a pedir ayuda siendo consciente de que los demás pueden proporcionármela, o no.

Ser asertivo no es más que defender las propias necesidades, comunicando lo que se cree, piensa o necesita de forma clara y abierta.

Baja autoestima

En relación con lo anterior, no ser capaz de pedir ayuda está relacionado con una baja autoestima, pues infravalora y omite las propias necesidades, anteponiendo las de los demás.

La baja autoestima se encuentra bajo altos niveles de autoexigencia y de superación. Por lo tanto, pedir la asistencia de otras personas solo será interpretado como una confirmación de inferioridad o debilidad.

Exención de responsabilidad

Otro posible motivo es pensar que si estamos mal, son los demás los que deberían ofrecernos su ayuda si así lo desean. Es común ver que a personas que le cuesta pedir ayuda atribuyen la responsabilidad a otros, haciéndoles en cierta manera culpables de que no la proporcionen.

Orgullo

Muy relacionado con el punto anterior, el orgullo es una de las principales causas para no pedir ayuda. Es muy satisfactorio hacer algo por uno mismo, superarse, validarse, pero esto es un arma de doble filo.

Por un lado, debido al orgullo pueden culpar a otros por la falta de ayuda, además de fracasar en la tarea. Por otro lado, el superar un obstáculo o una tarea está más enfocada a demostrar a los demás las propias capacidades, que a la satisfacción personal por haber hecho algo.

Experiencias negativas

Puede ser que la persona pidiera ayuda sin éxito, en una o varias ocasiones anteriores. Esto, especialmente si va relacionado con los motivos anteriores, hará que la persona generalice esta experiencia y no confíe en ocasiones posteriores.

Miedo al rechazo

Además, un gran motivo para no pedir ayuda es tener miedo a ser rechazado, a que los otros no quieran o puedan proporcionárnosla.

Esto en lugar de negar el derecho propio a pedir ayuda, niega el derecho a los demás a decir que no. Así, la persona se muestra poco comprensiva e insegura ante la posible negativa.

Chica triste mirando hacia abajo

¿Cómo pedir ayuda?

En el caso de que se encuentren dificultades, una fórmula para pedir ayuda que puede ser útil es la siguiente:

  • Manifiesta el problema que tienes y qué necesidad te genera.
  • Exprésate con seguridad: igual que es cierto que no tienes derecho a exigir la ayuda, sí lo tienes ha cursar la petición.
  • Confiar en el otro, en sus buenas intenciones y en que será honesto, expresando de manera abierta si puede ayudarnos o no.
  • Ser generosos, agradecer la ayuda o la intención, aunque la ayuda no resulte efectiva para resolver el problema. Y, por supuesto, entender las razones.

A quien le cuesta pedir ayuda acaba sintiéndose solo, las personas tienden a alejarse, no alcanzan a conocerles en realidad y termina por una frustración enorme.

Por ello, es importante mentalizarse de que pedir ayuda está en nuestros derechos, y seguramente, aparte de ser útil para uno mismo, haga feliz a las personas que nos rodean.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.