Cinco señales de alarma para prevenir el abuso sexual infantil

Cinco señales de alarma para prevenir el abuso sexual infantil
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 22 septiembre, 2019

El abuso sexual infantil es un tema tabú en el habla que sin embargo se manifiesta con una extraordinaria crudeza en la realidad. Muchos padres tienen el temor de que sean sus hijos los que se vean expuestos a una situación así y sin embargo no lo exponenen con palabras; no se permiten compartirlo, muchas veces ni siquiera entre los propios padres.

Es el temor a que el abuso este ya ocurriendo y no el temor a que pueda pasar lo que habitualmente provoca la consulta a los especialistas. Esta realidad sin duda es un error, sea o no la sospecha fundada, ya que en los últimos años la investigación ha abanzado en este sentido y nos ha proporcionado alguna de las claves que pudenhacer que la exposición temida no se produzca.

Cuando existe el miedo algunas madres optan por aislar a sus hijos, prohibiendoles todo contacto social. Detrás de esta conducta se encuentra la ignorancia de la realidad ya que el abusador no suele estar fuera de las paredes de la casa sino que suele ser una persona de confianza que suele tener el permiso impícito o explícito para acceder al domicilio familiar. El aislamiento social probablemente solo conseguirá reducir el circulo de confianza del niño o la niña y por lo tanto las posibilidades y las personas a las que decirles lo que le está pasando.

Por otro lado, los padres que educan a sus hijos para que guarden una cierta distancia en las relaciones sociales y que además la practican con ellos los vuelven más vulnerables al abuso sexual. Esto es así porque sin quererlo estarán diciendole a sus hijos que no hay ninguna persona de confianza a la que puedan contarle nada, ni siquiera un abuso y ni tan siquiera a ellos.

El niño o niña puede confundirse al ser manipulado por un adulto. Si el niño o niña no recibe afecto de parte de los padres, o se presentan niveles de excitación después del acto sexual, es muy probable que no distinga que fue víctima de un abuso, y ante la manipulación del adulto crea que es una manifestación de cariño. Por otra parte, incluso, los pederastas o abusadores hacen creer a la víctima que ellos los sedujeron. Así que se presenta una triada de confusión, asco y placer por el cual se puede mantener el abuso sexual en silencio.

En otras ocasiones (afortunadamente no en todas), la madre pierde la perspectiva de la realidad y para evitar problemas deja pasar el abuso sexual. Aunque luego haya consecuencias para su hijo o hija.

Los padres deben enseñar a sus hijos que hay partes de su cuerpo que no deben ser tocadas ni miradas por otras personas. Al visitar a un especialista de la salud, la madre siempre estará presente, si el caso lo amerita.

En cada país varía, según las Leyes, lo que se considera abuso sexual. Si el agresor es de su misma edad, a qué edad ocurrió, lo que también es aprovechado por el abusador. Por ello, es importante enseñar al niño o niña a reconocer las alarmas de su cuerpo. ¿Se siente sucio? ¿Fue un adulto? ¿Se asustaba?
Señales de alarma:

1. Si su hijo ha disminuido las calificaciones escolares, sin que se presente un motivo como: separación de los padres, muerte de un familiar, enfermedad, cambio de escuela.
2. Cambio de conducta. Manifiesta comportamientos sexuales precoces:
3. Insomnio. Pesadillas
4. Pérdida del apetito.
5. Se rehúsa a estar en compañía de un familiar o amigo. O suele pasar mucho tiempo a solas que ese adulto.

Son indicadores, que los padres, deben investigar.

En la adolescencia es difícil que el hijo exponga una situación de abuso. La vergüenza y los sentimientos de culpa, especialmente, si sintieron placer generan confusión (aún más si este abuso lleva dándose durante mucho tiempo) . El adolescente concluye de manera errada que el placer físico es sinónimo de aceptación. Puede llegar a creer que provoco el abuso.

Los padres deben contener sus reacciones emocionales, ya que si no gozan de la confianza de sus hijos, una respuesta reactiva llevará a su hijo a no confiar lo que pasa. Recuerde, que su hijo no es culpable del abuso al que es sometido. Es una víctima y como tal requiere ayuda especializada y el resguardo de su integridad


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.