El auge y peligros de la psicología "pop" ¿en qué consiste?

La psicología pop es resultado del auge del marketing y las redes sociales. Poco a poco, se han popularizado ideas falsas que están haciendo daño a este campo y también a quienes dan validez a esos "psicomitos".
El auge y peligros de la psicología "pop" ¿en qué consiste?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 septiembre, 2021

La psicología “pop” es aquella que promueve conceptos y enfoques que no siempre están basados en la ciencia. El marketing, la cantidad ingente de publicaciones de “no expertos” y las redes sociales han reforzado a lo largo de más de una década este fenómeno. Lo que se inició en los años 50 siendo un sincero intento por hacer más accesible este campo al público en general, ha tomado rumbos a menudo dudosos.

Los mitos urbanos psicológicos colonizan muchas publicaciones de las que leemos a diario en nuestros feeds de Twitter, Facebook e Instagram. Rotulan tazas y venden camisetas. También libros. “La gente positiva es la que cambia el mundo”, “si deseas mucho una cosa al final la vida te lo concederá”, “Llas cosas se logran con una sonrisa y fuerza de voluntad”.

Todos nos hemos encontrado a diario este tipo de fórmulas mágicas. Si esto es así, se debe a un hecho: la psicología “pop” vende, es marketing y en él triunfan las ideas sencillas, positivas y entusiastas. Es importante separar el grano del trigo.

En la actualidad, abundan las publicaciones de autoayuda publicadas por figuras ajenas al campo de la psicología. Esto hace que se popularicen también ideas y teorías no respaldadas por la ciencia.

libro con cerebro simbolizando a la psicología "pop"

¿Qué es la psicología “pop”? ¿Cuál es su origen?

Una cosa es vender tazas con frases positivas y otra publicar contenidos y libros de psicología basados en evidencia científica. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Sin embargo, aún hay quien no diferencia esa evidente frontera. Si esto es así se debe básicamente al poder pegadizo que tiene la llamada psicología “pop” desde hace ya más de una década.

Algo evidente es que el ser humano no es ignorante. Todos sabemos que lo de “hoy vas a conseguir todo lo que te propongas” rara vez se cumple y que aunque “hoy existen miles de razones para sonreír“, es completamente lícito no hacerlo porque no nos apetece. Sin embargo, el origen de todo este fenómeno no deja de ser curioso y vale la pena profundizar en él.

George Miller fue presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología en 1969. Este reputado experto en psicología cognitiva lanzó una proclama a sus compañeros de profesión: ¡debemos regalar la psicología al mundo! Su objetivo era bueno. Lo que deseaba era acercar la psicología al gran público, sensibilizarla y ofrecer herramientas para resolver los problemas de la sociedad.

A partir de ese momento, empezaron a salir diversas publicaciones especializadas. Sin embargo, no fue hasta los años 90 cuando surgió el auténtico boom. La psicología vendía y era todo un éxito…

El difícil arte de vender conocimientos

Existe un libro muy interesante titulado The Romance of American Psychology: Political Culture in the Age of Experts, de la historiadora Ellen Herman. En él nos explica algo muy concreto. Fue en los años 90 cuando, la psicología, que era una tranquila disciplina académica, experimentó un inusitado auge.

De pronto, se convirtió en una voz de autoridad. En cuestión de poco tiempo empezaron a proliferar publicaciones de todo tipo, desde los que daban guías en materia familiar y afectiva, hasta los que asesoraban en la política gubernamental. Podemos destacar el gran éxito que tuvo Brené Brown, profesora e investigadora en la Universidad de Houston​.

Como sucede en todos los campos, si una disciplina académica y profesional quiere llegar a todos los públicos, tiene que cambiar de jerga. De pronto, la psicología se volvió accesible para todos los públicos y el público se volvió voraz. Quería aprender, formarse, conocerse, comprenderse a sí mismo… Fue entonces cuando empezó el boom de las publicaciones de autoayuda y de la psicología positiva.

Al gran auge del florecimiento de la psicología en los años 90, se le añadió otro fenómeno: “el psicólogo pop”. Eran autores, animadores, consultores y conferenciantes que daban sus opiniones y que eran vistos como expertos, pero que en realidad no tenían formación alguna en psicología.

La psicología “pop” y el auge de las publicaciones no científicas

Es importante señalar que buena parte de las publicaciones psicológicas tienen un objetivo: ayudar desde una perspectiva rigurosa y válida. A lo largo de ese auge en los 90 hasta la actualidad, abundan trabajos escritos por expertos cualificados, académicos o periodistas científicos.

Ahí tenemos, por ejemplo, Inteligencia Emocional (1995) de Daniel Goleman , El cerebro emocional de Joseph LeDoux (1996) o Pensar rápido, pensar despacio (2011) de Daniel Kahneman. Así, cabe insistir que una buena parte de los libros que salen al mercado viene respaldado por expertos y profesionales en el tema.

¿Cuál fue entonces el problema? ¿Por qué en la actualidad proliferan conceptos no probados, simplificados o directamente erróneos sobre la psicología? Estas son algunas de las causas:

  • Elevado número de publicaciones de autoayuda escritos por figuras no expertas en el tema.
  • Simplificación excesiva de conceptos psicológicos que, en un intento por llegar al gran público, acaban por perder su significado original.
  • Auge de publicaciones que combinan la psicología con el espiritualismo y conceptos no científicos.
  • Alta demanda de información psicológica por parte del gran público, lo que deriva en la proliferación de publicaciones en medios realizadas por no expertos.
  • Publicación de teorías no validadas científicamente (como la programación neurolingüística).
  • Popularización de mitos psicológicos no válidos: niño interior, diferenciación entre cerebro izquierdo y derecho, etc.
Mujer con la sonrisa forzada por la psicología pop

La importancia de separar la industria del marketing de la psicología basada en la ciencia

La industria de la felicidad vende y cada año factura millones en todo el mundo. Esto hace que proliferen libros basados en el clásico positivismo tóxico (y no científico), el cual se basa en una narrativa del yo claramente individualista. El mismo que nos convence de ideas como que basta con esforzarse mucho para que las cosas sucedan.

Es importante saber separar el marketing de las sonrisas de las publicaciones científicas. Cada persona es libre de elegir lo que desee en cada momento. Sin embargo, no olvidemos el propósito de George Armitage Miller, presidente de la APA en los 70. La psicología debe ayudar a la sociedad a resolver sus problemas.

Para ello, deben ofrecerse contenidos rigurosos, válidos y eficaces, escritos por expertos en el campo. Ese es nuestro propósito y esto es lo que debemos buscar en ese gran y vasto mercado de las publicaciones.


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  • Herman, Ellen (1996 ) The Romance of American Psychology: Political Culture in the Age of Experts. University of California Press
  • Park, N., Peterson, C., Szvarca, D., Vander Molen, R. J., Kim, E. S., & Collon, K. (2014). Positive Psychology and Physical Health: Research and Applications. American journal of lifestyle medicine10(3), 200–206. https://doi.org/10.1177/1559827614550277
  • Emily Langer (August 3, 2012). "George A. Miller; helped transform the study of psychology; at 92". Washington Post.  January 19, 2013

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