¿Qué es la ecología emocional y cómo aplicarla?

La ecología emocional es un enfoque en el que la palabra central es “equilibrio”. Con uno mismo, con los demás, con el planeta. Se trata de una visión constructiva y amorosa que ayuda a alcanzar el mayor bienestar para uno mismo.
¿Qué es la ecología emocional y cómo aplicarla?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 04 abril, 2022

La ecología emocional es un término acuñado en 2002 por María Merce Conangla y Jaume Soler, dos psicólogos de enfoque humanista. El concepto fue desarrollado en el libro La ecología emocional. La propuesta está orientada a “ir un paso más allá de la inteligencia emocional”.

Conangla y Soler señalan que la palabra ecología proviene de las raíces griegas oikos, que significa ‘casa’ y logos, que significa ‘conocimiento’. Por lo tanto, la ecología emocional vendría a ser algo así como “conocimiento de nuestra casa emocional”.

En general, el concepto de ecología emocional habla de equilibrio interior. Sin embargo, se diferencia de otros enfoques al hacer énfasis en que ese equilibrio  personal solo existe si también se extiende a todo lo que nos rodea, en particular, al planeta que habitamos. Veamos de qué trata este interesante enfoque.

Una persona es emocionalmente sostenible cuando su vida no “le pesa”, porque tiene una buena relación consigo misma, es capaz de relacionarse con los demás desde la libertad y la autonomía responsable, en lugar de depender de ellos, y además participa dando respuestas creativas y amorosas a los problemas del mundo”.

-María Merce Conangla y Jaume Soler-

Mujer con los ojos cerrados

La ecología emocional

Los creadores de la ecología emocional la definen como el ‘arte de gestionar nuestros afectos, ayudándonos a canalizar la energía emocional derivada hacia el crecimiento y mejora como seres humanos, a la mayor calidad de nuestras relaciones con los demás y a un mejor y mayor cuidado del mundo que nos rodea’.

Indican que el ser humano forma parte de un todo, y que dañar al otro también termina dañándonos a nosotros mismos en la medida que ese todo también forma parte de nosotros. Por lo tanto, el bienestar  no solo depende de nuestro estado individual, sino de la armonía en las relaciones con todo y todos los que nos rodean.

También establecen que, en un momento dado, cada persona tiene que decidir si orienta su conducta a la creatividad  o a la destructividad. En esto no hay puntos medios. Muchas veces las personas no se percatan de que han tomado esa decisión, pero sí lo han hecho. Esto se refleja en sus actitudes, conductas, emociones y sentimientos.

Los tóxicos emocionales

La ecología emocional señala que, así como en el medio ambiente hay factores que contaminan, también en la vida individual aparecen elementos que generan un efecto nocivo de deterioro personal.

Tienen que ver, por un lado, con emociones que no se gestionan de forma adecuada y se acumulan, produciendo desequilibrios. Estas se expresan como elementos contaminantes para el entorno en el que nos movemos.

De otro lado, y derivado de lo anterior, también se establecen vínculos tóxicos con otras personas. Se caracterizan porque hay una contaminación y un deterioro mutuo. De otro lado, la ecología emocional plantea que se puede ser menos vulnerable a todos los tóxicos propios y ajenos, mediante la aplicación de algunos principios:

  • Soltar el ego, el orgullo y el narcisismo. En lugar de ello, optar por la apertura y la generosidad.
  • Ejercer la elección. Toda persona puede elegir no aceptar los factores que le hacen daño, bien que sea que provengan de sí mismo o de otros.
  • Asumir la responsabilidad. Significa no darle una salida agresiva a las emociones negativas, sino ejercer el autoconocimiento, el autocontrol y la autoconfianza para tramitar esas emociones.
  • Reforzar la mente. Tiene que ver con trabajar por ser más flexibles, aceptar que todos somos interdependientes y evitar las emociones, conductas y actitudes destructivas.
Chico egocéntrico

El paradigma de la ecología emocional: CAPA

Adoptar un enfoque creativo, y no destructivo frente a la vida, según la ecología emocional, significa desarrollar una forma de mirar la realidad enfocada al juego, el aprendizaje, el trabajo y las soluciones.

Todo ello se condensa en un modelo que llaman CAPA. La palabra CAPA hace referencia a las actitudes deseables desde el punto de vista de la ecología emocional. De manera más concreta, este acrónimo significa:

  • Creatividad. Equivale a la capacidad para buscar recursos y soluciones a las dificultades. Así mismo, ser flexible y capaz de cambiar. Estar abiertos a lo nuevo y lo inesperado, y fomentar la curiosidad.
  • Amor. Una persona amorosa lleva dentro de sí una fuerza constructiva que le da poder. Imprime ternura en sus acciones cotidianas: humaniza, suaviza y sana. Sin amor, la inteligencia se torna cruel y a veces perversa.
  • Pacifismo. Tiene que ver con afrontar los conflictos y las contradicciones sin agredir o lesionar a los demás. También con cultivar la asertividad y buscar el equilibrio mutuo. Con ello nace la paz.
  • Autonomía. Equivale a la capacidad para vivir en silencio y soledad, sin sentirse incómodo por ello. Así mismo, de convivir sin asfixiar a otros, ni dejarse oprimir. También supone desarrollar el autoliderazgo y el respeto por uno mismo.

La ecología emocional es un enfoque muy humano, que le viene muy bien al mundo de hoy. A todo lo anterior suma el hecho de que estamos conectados con un planeta que necesita de la fuerza constructiva del ser humano para que siga siendo el hogar físico y emocional de todos.


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  • Grunberger, B. (1979). El narcisismo. In El narcisismo (pp. 283-283).
  • Mesh, D. C., Carrillo, R. C., Saldaña, E. R., & González, L. M. G. O. Tres mundos a gestionar: interno, externo, virtual. Una visión desde la ecología emocional. Autónoma de México, 42.

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