Qué hacer cuando te sientes solo y triste

Hay un tipo de soledad que surge de la sensación de desconexión de nuestro entorno. No sentirnos validados o no hallar significado a lo que nos rodea genera tristeza y a veces, incluso, angustia. ¿Qué podemos hacer en estos casos? Te damos las claves.
Qué hacer cuando te sientes solo y triste
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 agosto, 2022

¿Qué hacer cuando te sientes solo y triste? A menudo se dice que artistas del romanticismo, como Caspar David Friedrich, Heinrich Füssli o Goya, hicieron de su soledad y su melancolía un ejercicio para la contemplación y la inspiración. Los llamaban pintores del crepúsculo cósmico porque veían en esas horas previas al anochecer un escenario idóneo para la creación.

Bien es cierto que los seres solitarios hallan en ocasiones refugios mágicos en los que cobijarse para reencontrarse y crecer en muchos sentidos. Tanto en el emocional, como en el artístico y hasta en el espiritual. Sin embargo, los tiempos actuales son otros y ahora mismo la soledad es una epidemia silenciosa que ocasiona serios problemas de salud mental.

Son muchas las personas que se sienten desconectadas de su entorno. Y esa ruptura de lo social, de lo que otorga significado, trascendencia y propósito al ser humano genera sufrimiento. Porque en este mundo acelerado son muchos los que se quedan en el andén del desconcierto, en ese punto de estancamiento desde el cual verlo todo desde la perplejidad y la incomprensión.

La soledad no es una experiencia que aparezca solo desde el aislamiento. Este sentimiento surge también cuando nos sentimos desconectados de aquellos que nos rodean. Y eso genera tristeza, frustración y hasta miedo. ¿Cómo actuar en estas circunstancias?

“La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo”.

-Gustavo Adolfo Bécquer-

amigos

Esto es lo que puedes hacer cuando te sientes solo y triste

En el inicio hemos señalado que la soledad es ahora mismo una epidemia silenciosa. Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad Médica King George, afirman que la soledad por sí misma no es una enfermedad, pero puede ser el desencadenante para que aparezcan dolencias asociadas.

E insistimos, el problema de la soledad no es tanto que una persona se encuentre aislada físicamente del resto. En realidad, este sentimiento define un estado mental que genera a su vez una compleja realidad emocional. En ocasiones, el simple hecho de sentirnos incomprendidos, de carecer de propósitos y no encontrar significado a lo que nos rodea edifica esa sensación de aislamiento.

Veamos qué claves pueden ayudarte en esta situación.

1. Nómbralo: etiqueta tus emociones

No, cuando alguien lidia con sus tristezas y soledades, la solución no está en buscar compañía. La respuesta y el alivio para nuestros vacíos no está fuera, sino en el interior y esto requiere poner nombre primero a aquello que sentimos. Ahora bien, ¿y por qué es necesario “etiquetar” o “dar nombre” a lo que experimentamos? Básicamente, porque lo que se nombra adquiere presencia.

Un estudio de la Universidad de California nos recuerda la importancia del etiquetado emocional. Expresar en palabras aquello que sentimos nos permite visibilizar el problema para poder tratarlo. Ese es siempre el primer paso.

Hay que hablar y poner nombre a lo que duele, para que duela menos.

2. Haz balance de las relaciones que tienes

Puede que tengas pareja, muchos amigos y a esa familia a la que ves con frecuencia. Sin embargo, siempre es bueno hacer balance y preguntarnos cómo nos hacen sentir esas relaciones que edifican nuestra existencia. ¿Nos hacen felices? ¿Nos apoyan? ¿Dan sentido a nuestro día a día u obstaculizan nuestros sueños y juzgan incluso nuestra forma de ser?

El amor no lo es todo, el buen amor sí. Las personas necesitamos un afecto que enriquezca, que nos impulse y que nos deje ser. Por tanto, cuando te sientes solo y triste es buen momento para replantearte muchos de tus vínculos socioafectivos. ¿Estás con quién de verdad mereces estar?

3. Hazte preguntas para descubrir qué necesitas

Hablar con uno mismo no es cosa de locos, es una estrategia de salud mental. Hay épocas en que funcionamos en piloto automático, dejando que las cosas sucedan por sí mismas y sin asumir el control en ningún momento. Cuando llega la angustia, la tristeza sin forma y el miedo sin desencadenantes claros, es momento de charlar con nosotros y hacernos preguntas.

¿Estoy donde quiero estar? ¿Cómo me siento? ¿Qué podría hacer para sentirme mejor? ¿En qué punto de mi vida me encuentro y dónde quiero llegar?

4. Baja la velocidad y reduce la estimulación

La vida en ocasiones pasa tan rápido que nos difumina. Nos dejamos llevar como quien sube a una escalera mecánica sin rumbo. Tal vez sea hora de bajarse de esa escalera en la que suben todos e ir a contracorriente, tomarse las cosas a otro ritmo. Desacelerar, vivir un día más pausado nos permitirá clarificar prioridades.

5. Haz pequeños cambios

A veces, los pequeños cambios traen grandes revoluciones. De hecho, no hace falta que esa variación sea de 180º. Las nuevas etapas vitales a veces tienen su inicio en un sencillo cambio en la rutina. Puede que sea momento de iniciar esos estudios que un día dejaste a medias. Es posible que hoy sea el día en que valga la pena hacer esa llamada a ese amigo que llevas tiempo sin ver.

Hacer un viaje, leer un libro nuevo o incluso tomar el camino largo de vuelta al trabajo nos puede permitir de pronto apreciar nuevas realidades que no habíamos percibido.

La soledad y las emociones de valencia negativa pueden difuminarse si introducimos nuevos hábitos en nuestra vida. En ocasiones, reforzamos conductas que solo traen sufrimiento y que es momento de desactivar.

Persona leyendo un libro

6. Clarificar propósitos, la clave para poder seguir adelante

Somos esa sociedad que se siente cada vez más sola, triste y apática. No importa que estemos más conectados que nunca. Si esas conexiones no son auténticas, la insatisfacción será como una grieta en la que nos quedaremos a vivir. No es lo adecuado. Debemos recordar qué es aquello que nos da sentido, eso que nos motiva y nos da motivos para seguir adelante.

Los propósitos deben clarificarse cada poco tiempo, porque las personas cambiamos y es necesario actualizar metas y objetivos. Exploremos nuestro interior. Sumerjámonos como buzos en la profundidad de nuestros deseos y hallemos aquello que nos ilusiona. Esa será la clave para escapar de la soledad y mirar al horizonte con esperanza.


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