¿Que le ocurre a tu cerebro cuando te rompen el corazón? Correlatos fisiológicos del desamor

Fátima Servián Franco

Escrito y verificado por la psicóloga Fátima Servián Franco.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Las malas rupturas nos dejan vacíos, desolados, confusos. Sentimos el desamor como si nos hubieran arrancado una parte de nosotros mismos y lo cierto es que algo de eso hay. Estudios científicos han mostrado que las parejas implicadas en relaciones a largo plazo desarrollan memorias interconectadas, convirtiéndose cada individuo en parte de un sistema del que dependen ambas personas.

Cuando la relación se acaba, esa desconexión se vive de una manera traumática. Es como si nos hubieran amputado una extremidad y el cuerpo reacciona anhelando esa dependencia aprendida, de una manera similar al síndrome de abstinencia de quien está enganchado a cualquier sustancia.

Enamorarse de una persona es un proceso afectivo emocional que tiene muchos efectos en nuestro cerebro. Por ese motivo, también, cuando llega el momento de la ruptura de pareja existen diversos efectos sobre nuestro cerebro. Durante el desamor, las mismas zonas que se involucran en el dolor físico, se activan cuando experimentamos dolor emocional.

Los sentimientos se parecen a las olas. No podemos evitar que vengan hacia nosotros, pero podemos elegir cuál surfear

Nuestro cerebro durante el desamor

Diversos estudios ponen de manifiesto que las mismas áreas del cerebro que se activan cuando una persona se enamora, que generan apego y ansías de estar con esa persona, se activan en una ruptura. Esto significa, que además del dolor por la situación, la persona puede seguir sintiendo apego por su pareja.

El director del Centro para la Neurociencia Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago en Estados Unidos, John Cacioppo, sostiene que fuimos diseñados para establecer lazos emocionales estables y es muy hiriente que estos se rompan porque la persona en que confiaste y en quien creíste te falló.

Los resultados de otros trabajos realizados en relación a personas que se sienten hundidas tras una ruptura de  pareja   muestran que el cuerpo, al reaccionar ante el dolor, puede liberar las mismas hormonas que liberamos cuando nos sentimos estresados; hormonas que a su vez pueden afectar a la actividad normal del sistema digestivo o del corazón.

Si hemos atravesado situaciones similares sabemos que duele mucho, pero que la vida sigue, los amigos, familiares, nuestras pasiones y los recursos de nuestro interior nos ayudarán a superar la situación. El proceso de ruptura es como volver a enamorarse, pero al revés. Las reacciones a nivel neuronal provocadas por la pasión romántica son similares en ambos casos.

Manos con palabras amor y odio tatuadas

La fuerza no es cuanto puedes soportar antes de romper, es cuanto puedes soportar después de romper

El cerebro durante la superación de una ruptura

Diversos estudios han comprobado que a medida que una relación romántica se va desarrollando, la idealización de la persona amada se va mitigando, pero tras la ruptura vuelve a inundarlo todo. Los sistemas de recompensa del cerebro durante el desamor aún esperan recibir su “chute amoroso”, pero al no obtener la respuesta adecuada, su reacción, como sucede con las drogas, es aumentar el volumen de esa llamada.

Ese sistema de recompensa cerebral demandando su dosis a gritos es el que nos lleva, en última instancia, a comportarnos de forma impulsiva o estúpida después de una ruptura. Cuando escribimos mensajes de despedida, o agónicos a nuestras ex-parejas, en realidad estamos respondiendo a los desbarajustes químicos de nuestro cerebro.

En definitiva, el amor cuando se acaba duele, es un sufrimiento físico y real que puede durar meses, pero ese dolor es parte del proceso de curación y de superación de la ruptura. Diferentes escáneres cerebrales realizados a personas durante la fase del desamor, encontraron que existe una actividad especial en zonas del córtex prefrontal, la región del cerebro involucrada en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la planificación de comportamientos cognitivamente complejos.

Amor a ciegas

Es decir, mientras nos lamentamos y lloramos, la química de nuestro cerebro ya está en funcionamiento para reconducir nuestro comportamiento, equilibrar emociones y ponernos de nuevo en marcha.

Te acuerdas cuando pensabas que no podías vivir sin esa persona, pues mírate, sigues viviendo.


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