¿Qué relación hay entre el consumo de drogas y los trastornos mentales?

¿Qué relación hay entre el consumo de drogas y los trastornos mentales?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 15 febrero, 2018

El consumo de drogas produce una gran cantidad de muertes a lo largo del año en todo el mundo. La ONU realizó en el 2017 un informe global acerca de su consumo. En él se constató que solo el año anterior aumentó un 11’4% el número de muertes derivadas del consumo.

Los efectos placenteros que producen en el cerebro, secuestrando de alguna manera el sistema de recompensa, llevan a la persona a convertirse en adicta. Un consumo prolongado puede llegar a generar deterioros neuronales que afecten a la motivación, las emociones, la cognición y el control ejecutivo. Todo ello, en ocasiones, puede traducirse en la aparición de un trastorno mental.

Pero, ¿qué es lo que se entiende por trastorno mental? Guiándonos por la definición clínica que realiza el DSM-5, se entiende como un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo, que refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental.

Las drogas y su relación con la dopamina

La dopamina es un neurotransmisor liberado por el cerebro. De entre todas sus funciones, la que más nos importa en estos momentos es la de la recompensa de placer. Es decir, cuando realizamos algo que nos gusta, se libera dopamina, creándonos una sensación placentera. De esta forma, nuestro cuerpo tiende a buscar de nuevo esas actividades “generadoras de buenas sensaciones” para volver a experimentar esa sensación de plenitud.

Tanto la comida y el sexo son acciones que liberan dopamina. Pero también la droga. Todas ellas van a liberar altas cantidades de dopamina en áreas muy particulares, como por ejemplo, el núcleo de accumbens. Este último va a tener una gran participación en el sistema de recompensa cerebral y en la integración de la motivación y la acción. Esta zona mantiene elevadas conexiones con el sistema límbico y el hipocampo.

Dopamina

¿Cómo funcionan las drogas en el cerebro?

Las neuronas son las células encargadas del sistema nervioso encargadas de la recepción, trasformación, gestión y almacenamiento de la información. Entre una neurona y otra hay una espacio denominado espacio sináptico . Este espacio es muy importante ya que en él si liberan los neurotransmisores que posibilitan la comunicación química entre neuronas. La dopamina se va a liberar y encontrar en ese espacio sináptico.

Ello implica que, cuando se consume cualquier sustancia susceptible de crear adicción, van a aumentar los niveles de dopamina en el espacio sináptico. En este sentido, las drogas pueden aumentar la liberación de dopamina a este espacio, pero también pueden bloquear parcialmente la recaptación, de manera que el resultado es el mismo. Este aumento de los niveles de dopamina en el espacio sináptico generará efectos placenteros y de euforia.

En el fondo las drogas causan fisiológicamente el mismo efecto que cualquier reforzador natural, como una charla cómplice con un gran amigo. El problema es que la intensidad de su efecto es mucho mayor, de manera que el resto de reforzadores naturales nos terminan “sabiendo a poco” después de probar las sensaciones que nos produce una droga. De ahí su gran atractivo.

Algunas teorías sobre la dopamina y las drogas

Algunas hipótesis que han surgido -aún sin muchos estudios que las apoyen- hablan de que un déficit en los niveles de dopamina -ya sea de manera natural o por una carencia de reforzadores, de fuentes que produzcan placer o sensación de bienestar- nos predispondría al consumo de drogas.

De esta manera, al no conseguir la suficiente liberación de dopamina, la persona podría llegar a abusar de aquellas actividades liberadoras de dopamina para lograr los mismos efectos placenteros. No obstante, no podemos olvidar que, pese a estar empezando a generar un buen volumen de investigaciones, esta es una teoría que todavía necesita de mucho apoyo empírico que la consolide.

Los trastornos mentales

Como ya habíamos anunciado al inicio del artículo, el consumo de drogas puede ser el desencadenante de un trastorno mental. Ya sea transitorio o permanente.

El DSM-V recoge la propia intoxicación por sustancias y la abstinencia como un trastorno en sí mismo. No obstante, existen otro tipo de trastornos mentales inducidos por este tipo de sustancias. Hay algunos que tienen una mayor incidencia que otros, o que aparecen en momentos específicos. Los más característicos, son: trastornos psicóticos, bipolares, depresivos y de ansiedad. Todos ellos se dan no solo en el momento de la intoxicación (los efectos inmediatos de las drogas), sino también durante la abstinencia. Incluso en ocasiones, algunas drogas pueden llegar a producir espectros de esquizofrenia.

En este sentido, los trastornos psicóticos se caracterizan por una alteración en las funciones cognitivas del cerebro, pudiendo llegar a provocar una pérdida de las capacidades intelectuales. Dichas anomalías en los componentes cognitivos van a ser de distintos tipos.

Mujer con trastorno psicótico breve

Alteración en la percepción

Son alteraciones que van a afectar a los sentidos.

  • Alucinaciones: se ve un objeto que no existe en realidad (ej. nave espacial).
  • Ilusiones: el objeto existe en realidad, pero se deforma (ej. se cree que una determina persona, real, es el diablo disfrazado).
  • Formicaciones: también denominado como síndrome de Eckbom. Imaginación de que corren animales, como hormigas, por el cuerpo. La angustia que ello provoca lleva a la persona a decisiones drásticas, como sacárselos de cualquier forma (ej. empleando cuchillos, tijeras, etc.)

Alteración en el pensamiento

Podemos dividirlas en dos tipos:

  • En el curso: pérdida de la atención y de la capacidad asociativa. La persona que presenta como síntoma esta disfunción se caracteriza por una incapacidad de delimitar los estímulos que recibe. Es decir, cuando estamos hablando con una persona, estamos captando diversos estímulos: otras voces, un coche que pasa, las luces de los comercios… Las personas sin esta afección somos capaces de ceñirnos solo a la información que queremos transmitir, sin embargo, una persona con esta alteración no solo transmitirá lo que quiere decir, sino que introducirá en su discurso a las luces de los comercios, el coche que pasa y las voces de otros viandantes.
  • En el contenido: ideas delirantes. Piensan cosas que no son reales, dándoles precisamente naturaleza de realidad. Ese pensamiento se encuentra en un marco de posible realidad (es decir, lo que se piensa puede suceder de verdad; es decir, la persona puede  estar convencida de que su pareja le engaña y es verdad que esa persona tiene pareja, y que su pareja tiene amigos, pero no le engaña en realidad), pero se tiene una desorganización del contenido. Es totalmente ilógico. (Ej. la gente me persigue, celotipia, etc.).

Las drogas producen efectos nocivos en distintos planos o niveles de la persona, de ahí que sus efectos sean tan devastadores. No solamente dañan gravemente el estado físico del cuerpo, sino que también, como hemos visto, pueden provocar graves trastornos o limitaciones mentales. El tratamiento para estas personas debe ser individualizado, acorde a la patología concreta que padezcan y atendiendo a las circunstancias sociales, ambientales y psicobiológicas que les han llevado y mantienen el consumo.

Referencias bibliográficas

Gil-Verona, J.A., Pastor, J.F., de Paz, F., Barbosa, M., Macías-Fernández, J.A., Maniega, M.A., Rami-González, L., y Cañizares-Alejos, S. (2003). Neurología de la adicción a la drogas de abuso. Revista de Neurología, 36(4), 361-365.

Asociación Americana de Psiquiatría, (2014), Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-V, Washington, DC: EE.UU, American Psichiatry Publishing.


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