¿Qué personalidad tiene tu hijo?

¿Qué personalidad tiene tu hijo?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 agosto, 2023

¿De dónde habrá sacado este niño su carácter? Seguro que más de una vez te habrás preguntado esto al ver alguna de las reacciones de tus hijos. Puedes tener varios hijos, y cada uno de ellos dispondrá de un genio diferente que no deja de sorprendernos.

¿Podemos quizá cambiar la personalidad de un niño? En absoluto. Pero debemos pensar también que la personalidad se va asentando en las personas a lo largo del tiempo y de las experiencias que reciban. Los más pequeños nacen con un temperamento determinado que deberemos saber encauzar, potenciar o corregir con el fin de que sea feliz. De que aprenda a gestionar adecuadamente sus emociones y se adapte mejor en sociedad.

Es sin duda algo complejo, algo que requiere dedicación, esfuerzos, amor, paciencia y algo de psicología básica. Pero es una aventura que merece la pena. Te damos unas pequeñas pistas.

1. EL FACTOR HEREDITARIO EXISTE

En ocasiones nos sorprendemos de lo nervisosos que son los niños. De sus reacciones inesperadas o de su genio indomable. ¿A quién habrá salido? ¡Si nosotros no somos así!… éstas, son frases muy habituales que les escuchamos a los padres. Pero, de algún modo, nuestros hijos heredan parte de nuestro carácter. Si damos una mirada atrás es posible que veamos muchos de nuestros gestos en ellos. Pero los años, nos han hecho cambiar o madurar.

Debemos aceptar que los niños nacen con un temperamento particular. Y siempre estará ahi, pero podemos reconducirlos, podemos potenciar sus virtudes y controlar sus salidas inapropiadas. Si los “dejamos hacer”, si permitimos que sus rabietas sigan creciendo, si no establecemos límites y desplegamos con ellos unas buenas dotes de comunicación, ese temparamento “negativo” puede seguir creciendo. Su personalidad se irá construyendo año tras año, y si les otorgamos unas pautas adecuadas y los reconducimos de modo lógico y equlibrado, conseguiremos educar niños felices. O al menos lo intentaremos, sin duda.
Pero ante la pregunta de si el carácter se hereda, la respuesta es sí. Existe una base, un sustrato genético. Pero la educación que se recibe y las experiencias a las que nos enfrentemos, hará que este carácter vaya cambiando o edificándose poco a poco.

2. TEMPERAMENTOS INFANTILES

Temperamento fácil

En general, este temperamento se nota desde que nacen. Son niños alegres y poco exigentes, que se adaptan fácilmente a las rutinas. No dan excesivo trabajo por las noches, se adaptan bien a situaciones nuevas y sus emociones, sus reacciones, son bastante moderadas. Sin dramatismos o reacciones más bien agresivas o caprichosas.

Son niños dóciles y fáciles de tratar, pero no por ello debemos decuidar el desarrollo de su personalidad. Puede que en ocasiones acaben siendo un poco introvertidos, de los que esconden sus emociones. También puede ocurrir que, dispongan de hermanos con un carácter un poco más complicado. Los padres se suelen centrar en los hermanos más “rebeldes”, pensando que estos niños más “tranquilos” no necesitan tanta atención. Y es un error, todos los niños necesitan el mismo apoyo, amor y dedicación.

No por ser de temperamento fácil hemos de permitirles más o otorgarles más. Atiende siempre el que expresen sus emociones, el que no se aislen, el que se sientan integrados….

Niños de adaptación lenta

Son niños algo reservados que no se adaptan muy bien a los cambios. Son algo miedosos, muy aferrados a su padre y a su madre. Por lo general suelen ser bastante pasivos y algo lentos, tímidos y de los que necesitan mucho tiempo para hacer sus cosas: levantarse, vestirse, atarse los zapatos…

Los expertos nos dicen que no debemos preocuparnos, llegados los 6 u 8 años muchos niños dan un salto madurativo y mejoran. Puede que les cueste un poco en adquirir el proceso lecto-escritor, pero por lo general, su maduración acaba llegando y se desarrollan bien con plenas competencias.

Si tu niño es así, dale tiempo, anímalo y ten paciencia. Si nos exasperamos por su lentitud y le llamamos la atención, podemos desarrollar niños ansiosos e inseguros. Ten calma, dale apoyo y confía en él. 

Perfil combativo y activo

Combativo

Seguro que te suena, ya desde que nacen son muy llorones, algo irritables y con mucho genio. Les cuesta conciliar el sueño y les cuesta adaptarse a cualquier cambio. Todo les biene mal y se ponen nerviosos. Son niños exigentes, nerviosos, que muestran una gran exageración tanto para demostrar emociones alegres como tristes.

Los niños combativos suelen ir de extremo a extremo. Tan pronto cogen una rabieta como se abanzan sobre ti en busca de afecto.Te quieren y te odian al mismo tiempo. ¿Cómo debemos actuar ante estos temperamentos? Establece pautas, rutinas y normas claras. Si tienes rabietas, no las atiendas, que se den cuenta que con esas reacciones no van a conseguir nada.

Sé exigentes con ellos pero muestrales cercanía y entendimiento hablando siempre mucho con ellos. Razónales por qué les pones normas y por qué los castigas de vez en cuando. Enséñales a gestionar la rabia y la ira, que la canalicen. Que piensen antes de actuar. Ten en cuenta que estos niños, pueden llegar  a ser el día de mañana personas muy creativas e independientes. 

Activo

Pueden llegar a cansarnos mucho.Son niños muy inquietos que no paran un segundo, que todo les interesa y que tienen mil preguntas que hacerte. Pueden llegar a ser hasta temerarios, de ahí que a veces, suelan sufrir pequeños accidentes al subirse a sitios que no deben, buscando el riesgo.

Cuando cumplen los tres años esta actividad es aún más exagerada, y su carácter, puede o bien ser dócil o bien combativo. De ahí que, según los padres sean quizá los más difíciles de llevar. Será un psicólogo quién nos indique si tal vez el niño presenta un TDAH (trastorno de déficiti de atención con o sin hiperactividad). Pero no siempre se debe a un trastorno, simplemente son niños más inquietos de lo normal, que requieren padres y madres más pacientes capaces de aceptar su rítmo. 

Para educar, recuerda siempre que nosotros somos quienes debemos ofrecerles ejemplo. Actúa con equilibrio, calma, paciencia y ganas por acompañarles en ese proceso de crecimiento y maduración.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.