¿Sabes por qué algunos platos te atraen y otros no?

¿Qué hace que unos platos nos gusten más que otros? ¿Qué papel cumplen las emociones a la hora de nutrirnos? Respondemos estas dudas a continuación.
¿Sabes por qué algunos platos te atraen y otros no?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 16 enero, 2024

Comemos para mantenernos vivos y saludables, pero también por placer. Seguramente te ha pasado que, por más que tienes el estómago lleno, hay platos que te despiertan un enorme deseo de comer. Algunos, por ejemplo, somos totalmente adictos al chocolate. Otros se mueren por las frutas o por la comida rápida.

Por el contrario, hay otros platos que nos cierran el apetito. Estos platos son igual de individuales que aquellos que nos privan. Incluso, entre ellos se encuentran aquellos que los nutricionistas señalan como los mejores candidatos para incorporar a nuestra dieta. Afortunadamente, nuestros nutrientes esenciales están presentes en una gran variedad de alimentos y podemos sustituir fácilmente unos por otros sin alterar demasiado nuestra nutrición.

“Un cocinero se convierte en artista cuando tiene cosas que decir a través de sus platos, como un pintor en un cuadro.”

-Joan Miró-

plato de frutas del bosque

¿Qué hace que unos platos nos parezcan absolutamente deliciosos y otros nos causen repulsión? La verdad es que en el ser humano la comida juega un papel diferente al que tiene para el resto de animales. No comemos solamente para nutrirnos, sino que las emociones también juegan un papel importante a la hora de decidir lo que vamos a consumir.

La comida, los trastornos alimenticios y la selectividad alimenticia han sido objeto de muchas investigaciones. Se ha concluido que existen factores sistemáticos, más allá del azar, que hacen atractivo o repulsivo a un determinado plato. Además, los resultados de estos estudios añaden que estos factores tienen mucho que ver con nuestro estado emocional.

Los amantes de los platos picantes

Son personas excesivamente dinámicas. Los amantes de los platos picantes tienen un cierto grado de ansiedad y por eso buscan constantemente acción y emoción en sus vidas. No importa que el picante les cause acidez o que terminen con lágrimas en los ojos después de probar algún platillo. Simplemente sienten que “sin picante, no sabe a nada”.

Las personas con gustos por lo picante quizás necesitan emprender una acción más organizada para que se disipe su energía mediante el movimiento. Practicar un deporte de cierto riesgo o aventurarse en caminatas naturalistas pueden ser buenas opciones.

Los cazadores de dulce

Los pasteles, los chocolates y todas las formas de dulce son el capricho preferido de las personas que tienen sobrecarga de trabajo o que deben realizar rutinas extenuantes sin mayor compensación a cambio. Para ellas la comida supone una forma de alivio para la ansiedad con la que cargan continuamente, es su forma de pasar esas energía que transpiran al sistema digestivo.

doonuts

El dulce es un medio para encontrar la alegría que falta en sus vidas. Se sabe que incrementa los niveles de serotonina y esto lo hace apetecible para quienes están algo tristes. Mejor si buscan alguna actividad que los relaje y que disfruten, como dar un paseo por el parque o leer un buen libro. Los dulces se pueden cambiar por abrazos y el resultado es mejor incluso.

Los amantes del café

El gusto excesivo por el café y los productos que contienen cafeína puede estarnos hablando de alguien que está fatigado mentalmente. Casi siempre son personas que están a la caza de información y de estímulos intelectuales. Lo malo es que el café en exceso produce el efecto contrario: más fatiga más y sensación de dispersión.

Si eres uno de estos cafeinómanos, en lugar de emplear cinco minutos tomándote el siguiente café, ¿Por qué no das un pequeño paseo en un lugar abierto, te lavas la cara con agua o estiras tus músculos? El aire y el movimiento, al igual que la cafeína son activadores naturales. Quizás menos cómodos, pero más saludables.

taza de café

Los que quieren que todo esté crujiente

Siempre dicen que si no cruje es porque está pasado o ha chupado demasiado aceite. Si, en cambio, algo hace “crunch” cuando lo comen, aseguran que está delicioso. Aman las frituras, los chicharrones, las galletas ultra horneadas y comidas por el estilo, sin importar cuántas calorías tengan.

Por lo general, las personas que quieren que todo esté crujiente experimentan enfados de manera cotidiana y tienen temor o dificultad para expresarlos. Lo más habitual es que se sientan poco reconocidas por sus logros. Si te sientes identificado como una de estas personas, una buena idea es llevar un diario y tratar de consignar allí todas esas inconformidades que aún no se han manifestado abiertamente.

Alimentos blandos, con almidón…

A este grupo pertenecen platos como el arroz, el pan, la pasta y similares. Las personas que adoran los alimentos blandos sienten un gran placer al experimentar la sensación de morder algo suave, esponjoso, sin resistencia.

Más que esa sensación, las personas que prefieren alimentos blandos buscan abrazos, afecto, caricias. En una palabra: buscan consuelo porque sienten que han debido atravesar grandes dificultades de la vida en medio de una gran soledad.

platos-de-comida-pasta

Si es tu caso, antes de picar aquí y allí, sería bueno que buscaras la compañía de un buen amigo o que te sumes a un grupo de apoyo. Necesitas la calidez de los demás, en lugar de un montón de almidones que solo te sumarán más y más kilos de peso.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.