Sesgos interpretativos y trastorno dismórfico corporal, ¿cómo se relacionan?

Las personas con esta entidad clínica sufren mucho como consecuencia de la sobrevaloración de su cuerpo como un objeto estético. En este sentido, ¿qué sesgos manifiestan?
Sesgos interpretativos y trastorno dismórfico corporal, ¿cómo se relacionan?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 13 febrero, 2023

Esta entidad clínica caracteriza a quienes están profundamente preocupados por defectos reales o imaginarios sobre su físico. De hecho, el defecto puede ser apenas perceptible por las personas que les rodean, aunque el malestar que experimentan es extraordinario.

La preocupación de estas personas por sus defectos suele ser muy intrusiva, repetitiva, limitante e incontrolable. Puede versar sobre cualquier contenido, como la forma, el tamaño, la talla, el color o la asimetría de zonas del cuerpo. Lo anterior afecta profundamente al funcionamiento de las personas, causándoles a menudo alteraciones en el funcionamiento social.

«En general, la persona suele tener más de una preocupación al mismo tiempo y el defecto o defectos físicos percibidos tienden a variar con el tiempo».

-Amparo Belloch-

Mujer tapándose la cara frente a un espejo
El trastorno dismórfico corporal puede ser muy limitante para quienes lo padecen.

¿En qué consiste este trastorno?

Para la American Psychiatrich Association (2014), estas personas presentan grandes preocupaciones sobre al menos un elemento que perciben como defectuoso en sus cuerpos, como el acné, una marca, un cuerpo poco musculado o una nariz protuberante. Sin embargo, para los observadores externos, apenas son perceptibles. Además, el paciente reacciona a sus preocupaciones con conductas dismórficas repetitivas.

Estas pueden consistir en mirarse a menudo en espejos con el objetivo de valorar la apariencia del defecto, o pueden intentar encubrir el defecto con diferentes ropas o maquillajes. Por otra parte, también tienden a rendirse y a evitar por completo el contacto. De hecho, el contacto cero es una de las estrategias que utilizan las personas con este trastorno.

Los síntomas pueden llegar a alcanzar una gravedad tal que el deterioro que provocan es muy significativo desde un punto de vista clínico. Impactan y deterioran las áreas personales, las familiares, las sociales, las educacionales y las laborales.

«El aislamiento en estos casos es lo habitual, aunque a veces también responden con ira, enfado y comportamientos agresivos».

-Amparo Belloch-

Bajo el yugo de la interpretación

Estas personas presentan alteraciones en las funciones ejecutivas. En concreto, se producen sesgos a la hora de procesar e interpretar los detalles.

Así, en vez de codificar la información corporal de manera integrada, la procesan de manera focalizada en la imperfección. Como consecuencia, la interpretación que hacen de esta posee una valencia negativa que amenaza a la persona.

Algunos sesgos interpretativos en el trastorno dismórfico corporal

Otros de los sesgos que se encuentra en estos pacientes es el referido a cómo se autoperciben, cómo interpretan sus percepciones y cómo estas son recordadas. Así:

  • Tienden a focalizarse en el detalle en detrimento de la totalidad del cuerpo.
  • A nivel neuropsicológico, les cuesta procesar las caras y los estímulos faciales.
  • Presentan una atención hiperselectiva a todo lo que sea imperfecto, con independencia de si el defecto es sobre sí mismo o sobre los demás. De hecho, tienden a compararse con otras personas en defectos concretos. Por ejemplo: «esa mujer tiene menos pecho que yo, ¿verdad?».
  • La manera en que procesan su universo emocional se encuentra sesgada.  Así, las emociones que se transmiten a través de expresiones faciales son interpretadas de manera negativa, incluso aunque estas sean neutras.
  • Presentan un aumento disfuncional de la autoconsciencia. Es decir, son excesivamente conscientes de su apariencia, lo que les hace exagerar la percepción que tienen sobre sus defectos. En consecuencia, construyen una imagen de sí mismos irreal, deformada, alterada y desfigurada.
  • Creen que la forma en que ellos se ven es como los demás les ven. Esto potencialmente les hace ser excesivamente tímidos. A menudo se observan «desde el exterior». Es decir, piensan: «si yo voy por la calle con tanto acné, las personas que paseen me van a ver la cara como una paella».
  • La importancia excesiva que otorgan a la apariencia impacta en cómo perciben que son aceptados como individuos en la sociedad.
  • Anticipan el futuro. Para ello, ensayan en su mente de manera reiterada diferentes imágenes de lo que puede ocurrir, con el objetivo de controlarlas y anticiparse.
  • Se producen alteraciones emocionales. Por ejemplo, sienten excesiva vergüenza por sus defectos, lo que les produce un afecto negativo intenso ante el fracaso de «ser normal, como los demás». Esto constituye un factor que potencia los sesgos cognitivos descritos anteriormente.
Paciente en terapia
La terapia cognitiva conductual puede ser de gran ayuda en el trastorno dismórfico corporal.

Existen una multitud de sesgos interpretativos que favorecen y mantienen el desarrollo del trastorno. Estas personas carecen de la capacidad de integrar el pequeño defecto en la totalidad de sus cuerpos. De manera, que este se magnifica y ocupa toda la esfera mental de la persona. El defecto lo invade todo. Sin embargo, existen tratamientos eficaces, como es el caso de la terapia cognitiva conductual.

«Los sesgos de tipo interpretativo hacen referencia a la presencia de estándares muy elevados de la importancia del aspecto físico, la belleza y la perfección sobre la apariencia».

-Amparo Belloch-


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  • American Psychiatric Association. (2014). DSM-5. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5: DSM-5®. Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5® (1.a ed.). Editorial Médica Panamericana.
  • Belloch, A. (2023). Manual de psicopatología, vol II.
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  • Salaberría, K., Borda Más, M., Amor Andrés, P. J., & Echeburúa Odriozola, E. (2000). Tratamiento del trastorno dismórfico corporal: una revisión crítica.
  • http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1029-30432014000300011&script=sci_arttext&tlng=pt

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