¿Cuál es el significado de la frase «solo sé que no sé nada»?

Sócrates no escribió nada y sin embargo sus frases nos llegan a través de sus discípulos. En este artículo nos centraremos en su famoso dicho «solo sé que no sé nada». ¿Cómo entenderlo en clave moderna? ¡Te lo contamos!
¿Cuál es el significado de la frase «solo sé que no sé nada»?

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 29 septiembre, 2023

La filosofía se caracteriza por sus grandes ideas y cuestionamientos que desafían nuestra comprensión del mundo e incluso a nosotros mismos. Desde la antigüedad, el filósofo ateniense Sócrates se conoce por su trabajo del que deriva la célebre frase: «solo sé que no sé nada».

En este artículo desentrañaremos el enigma de dicha reflexión y exploraremos cómo ella puede iluminarnos para recorrer un camino de autodescubrimiento. Asimismo, proponemos interpretaciones actuales, relacionadas con su sentido en la educación. 

Sócrates: precursor de «solo sé que no sé nada»

Sócrates fue un filósofo griego nacido en la ciudad de Atenas, alrededor del año 470 a. C. Se distinguió por recorrer las calles preguntando la verdad de las cosas. Sus interlocutores eran todos aquellos que se cruzaran en su camino, siendo el famoso Platón uno de ellos.

Su actividad filosófica ocasionó mucho malestar en algunos ciudadanos. Tanto así que acusaron a Sócrates de corromper a la juventud y negar a los dioses. En este escenario, el texto platónico «La apología de Sócrates» narra la defensa del pensador ante las acusaciones que le hicieron.

En el tribunal, Sócrates pronunció, como parte de su defensa, el motivo que lo llevó a emprender su actividad filosófica. Es aquí donde la frase «solo sé que no sé nada» adquirió un significado muy particular.



¿Cómo llega Sócrates a «solo sé que no sé nada»?

Sócrates manifestó que su trabajo filosófico comenzó como un intento de interpretar la sentencia del oráculo de Delfos. Este dijo que Sócrates era el hombre más sabio de toda Atenas y que nadie podía superarlo en sabiduría.

Así el filósofo se movilizó a indagar y cuestionar a quienes parecían más sabios o eran considerados como tal. En sus indagaciones se encontró con que en realidad este saber que poseían aquellos hombres era demasiado soberbio. Esta arrogancia la acompañaba de una falta de conciencia con respecto a los límites de su propio conocimiento.

Conciencia sobre los límites del propio conocimiento

Sócrates interpretó la sentencia del oráculo de Delfos de manera un tanto paradójica: él era el más sabio por ser consciente de los límites de su propio conocimiento. En este sentido, la sabiduría no tenía nada que ver con poseer saberes concretos o contenidos, sino todo lo opuesto, el no saber era un conocimiento.

De esta forma, la frase «solo sé que no sé nada» nos hace conscientes de nuestra propia ignorancia. Y no hay nada de malo en ello, de hecho, Sócrates consideraba que es un error atribuirse conocimientos y competencias que en realidad no se tienen.

Más aún, representa un mal para el alma no reconocer nuestra ignorancia. En tal aspecto, existe una particular concepción sobre el conocimiento. Solo podemos progresar en nuestro saber si superamos el error y la ignorancia.

La búsqueda por el sentido de la vida

Como dijimos, Sócrates comienza su indagación a través de preguntas que generan una cierta inseguridad sobre nuestro propio saber. Sin embargo, esta incertidumbre encierra en su interior una certeza: se sabe que no se sabe nada, es un hecho.

La pregunta socrática es una indagación por el sentido de las cosas. Más profunda es la interpretación que realiza Jorge Riezu, quien sostiene que la pregunta de Sócrates nos incita a cuestionarnos por el sentido de la vida.

En esta dimensión, el sentido del no saber qué encierra la frase apela a un desconocimiento sobre el significado de la totalidad de nuestra vida. Más aún, sobre la totalidad de nuestra existencia.

De este modo, Sócrates consideró que el pasaje del no saber al saber se logra a través del conocimiento de uno mismo. Así, le otorgó un lugar predominante a la autorreflexión.

Conócete a ti mismo

Otra interpretación de la famosa frase es el puntapié para ayudar a las personas a verse a sí mismos. Como sostiene Rubén González en su libro Conócete a ti mismo: la palabra de Sócrates, el mismo busca la autorreflexión.

Esto lo consigue a través de la metáfora del alumbramiento o el dar a luz. Así, Sócrates ayudaba a sus discípulos a sacar desde dentro de sí mismos el conocimiento. ¿Cómo lo hacía? Para ello partía de algún tema que los interlocutores creían saber.

Pero esa ilusión de conocimiento se desvanece durante el diálogo con el filósofo. Ya que las preguntas de Sócrates van desarmando la confianza en el supuesto saber que se tenía. Entonces, el lema del «solo sé que no sé nada» comienza a partir del reconocimiento de la propia ignorancia.



El legado educativo de Sócrates

Hace más de 2.000 años, Sócrates nos dijo que, para alcanzar un conocimiento verdadero, el primer paso debía ser reconocer la propia ignorancia. Con relación al tema, un artículo publicado por la revista  Areté sostiene que este filósofo nos enseñó a deconstruirnos. Esto implica la revisión y depuración de aquellas ideas consideradas como naturales y evidentes.

A través de su famosa frase, se busca un cambio de actitud hacia la vida y nosotros mismos. En este sentido, podemos considerar sus palabras como un pedido para romper con nuestra herencia cultural heredada, creadora de nuestro sentido común.

Es la manera de salir de nuestra normalidad y zona de confort en la que nos encontramos sumergidos. Por eso, resulta fructífero volver a figuras como la de Sócrates, que dedicó su vida por confrontar la cotidianeidad de su época.

La riqueza de la ignorancia

Seguramente, asociamos el conocimiento con saberes obtenidos mediante un proceso de aprendizaje. Sin embargo, Sócrates nos demuestra una nueva forma de considerar el tema, bastante opuesto, por cierto.

Se trata de reconocer la riqueza que encontramos en la ignorancia. La humildad en el saber es una virtud que pocos se animan a explorar y adquirir. Debido a ello, Sócrates fue objeto de disputa y controversia que lo llevaron hacia su propia muerte.


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