Stanley Kubrick: biografía de un genio
El nombre de Stanley Kubrick evoca cine, perfección, simetría y profundidad. La huella de Kubrick es tal que ha sido citado y reconocido como una de las grandes influencias del cine del siglo XX. Sin embargo, aunque nadie pone en duda su talento, Kubrick despertó enfados, agotamiento y angustia en sus rodajes.
Un sinfín de historias y leyendas han contribuido a mitificar la impronta de Stanley Kubrick. Hay quien todavía trata de desengranar los filmes del cineasta en busca de huellas ocultas y pistas que escondan la verdad. Incluso se ha llegado a especular que su muerte tuvo mucho que ver con su controvertida última película Eyes Wide Shut (1999).
La imagen del genio maldito y atormentado ha sido enormemente alimentada durante años. En este artículo, nos proponemos hacer un breve repaso por su biografía y filmografía en la que tocó todos los géneros.
Stanley Kubrick, primeros pasos en el cine
El 26 de julio de 1928 nacía Stanley Kubrick en el Bronx (Nueva York). Aunque creció en el seno de una familia judía acomodada, Kubrick siempre se consideró ateo. Ya en su infancia, mostró un gran interés por el ajedrez, el jazz y la fotografía; tres aficiones que marcaron decisivamente su futuro profesional. El ajedrez, para Kubrick, era mucho más que un simple entretenimiento, le proporcionaba cierta capacidad para pensar antes de llevar a cabo una idea.
El cineasta veía en el ajedrez ciertas similitudes con la dirección cinematográfica; para Kubrick, el ajedrez permitía observar, analizar y, posteriormente, actuar. Siempre hay una jugada mejor y no podemos dejarlo todo al azar.
Tal fue su afición que, en varias de sus películas, encontramos referencias -tanto directas como indirectas- a dicho juego, un buen ejemplo de ello lo vemos en 2001: Una odisea en el espacio cuando Frank juega al ajedrez contra el ordenador HAL 9000.
“Te sientas en el tablero y, repentinamente, tu corazón brinca; tu mano tiembla para recoger la pieza y moverla. Pero lo que el ajedrez te enseña es que debes sentarte con calma y pensar si es realmente una buena idea o si hay otras mejores”.
-Stanley Kubrick-
En su vida académica, Stanley Kubrick no destacó como un buen estudiante, sino todo lo contrario. Faltaba a clase y sus calificaciones eran muy bajas; sin embargo, se sabe que era un joven extremadamente inteligente. Su interés por la fotografía lo llevó a trabajar para la revista Look a la edad de 16 años.
El salto al cine llegaría a comienzos de la década de los 50 con su primer cortometraje documental: Day of the Fight (1951). Posteriormente, decidió dejar su trabajo como fotógrafo y dedicarse de lleno a su primer largometraje, Fear and Desire (1953), aunque el éxito no acompañó al filme y fue el propio Kubrick quien decidió que debían retirarse todas las copias por su mala calidad.
En esta década, Kubrick conocería a la que se convertiría en su esposa hasta su fallecimiento, la alemana Christiane Kubrick; anteriormente, ya había estado casado en dos ocasiones. Tras varios filmes de cine negro, el reconocimiento absoluto llegó con Senderos de gloria (1957), un filme bélico protagonizado por Kirk Douglas, con el que Kubrick ganó el aplauso de la crítica.
Ya desde sus primeros pasos, la firma de Kubrick se asoció a la perfección y al absoluto control de sus películas. El cineasta necesitaba controlar todos los aspectos de sus filmes: producción, dirección, distribución… De alguna manera, muchos han querido ver este hecho como un símil con su idea del ajedrez. La fama de perfeccionista, autoritario y obsesivo no tardó en llegar.
El propio Stanley Kubrick se encargó de recordar a la prensa que él tan solo quería que su trabajo fuera como él lo había imaginado, que todo saliera bien y que esto no debería ser algo negativo.
Reconocimiento y grandes obras
Tras el aplauso recibido con Senderos de gloria, los años 60 vinieron cargados de grandes títulos para el cineasta: Espartaco (1960), la primera película en la que contó con un elevado presupuesto; Lolita (1962), su controvertida adaptación de la novela homónima de Nabokov; la excepcional ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964), en la que destaca Peter Sellers; y, por último, la inmortal 2001: Una odisea en el espacio (1968).
A pesar de su creciente fama, no era fácil conseguir una entrevista del cineasta y tampoco se dejaba ver en lugares multitudinarios. Dejó Estados Unidos para trasladarse a la campiña Inglesa y adquirió una fama un tanto negativa, fue tachado de frío, misógino, misántropo, autoritario, etc.
Su perfeccionismo le hizo dejar a un lado a los extraterrestres de 2001: Una odisea en el espacio al no encontrar la forma de hacerlos verosímiles (y se lo agradecemos enormemente); nunca aparecen explícitamente en escena y se dejan a la imaginación del espectador.
El periodista Michael Herr publicó un libro, Kubrick (2000), en el que desmitifica, en parte, estas ideas y muestra una imagen más humana del cineasta. Pese a ello, no deja de reflejarlo como un personaje bastante peculiar y con una visión muy particular del cine.
Kubrick sabía muy bien lo que quería y cómo debían ser sus filmes, así, se enfrentó a la censura con títulos como La naranja mecánica (1971) y rompió los esquemas rodando una película con luz natural como Barry Lyndon (1975).
Si queremos reflejar la vida de estos hombres del siglo XVIII, debemos sumergirnos en dicha época. Por ello, Kubrick decidió rodar Barry Lyndon a la luz de las velas en los interiores y empaparse de decorados de la época. Su meticulosidad lo llevó a explorar nuevas formas y técnicas de hacer cine.
En 1980, el genio nos atemorizó a todos con El Resplandor, película inspirada en la obra homónima de Stephen King. El rodaje no fue fácil y la polémica con la actriz protagonista, Shelley Duvall, contribuyó, todavía más, a crear esa imagen de director intransigente y frío. La imagen de Kubrick siempre se vio envuelta en cierto halo de misterio. Tampoco fue fácil el rodaje de La naranja mecánica para el actor protagonista, Malcom McDowell, que llegó a fracturarse algunas costillas y sufrió una lesión en la córnea.
La productividad de Kubrick comenzó a mermar en la década de los 80, tras el estreno del Resplandor, pasarían siete años hasta su siguiente película: La chaqueta metálica (1987), filme con el que retomó el género explorado en Senderos de gloria.
Stanley Kubrick: del alunizaje a Eyes Wide Shut
En muchas de las películas del cineasta, podemos encontrar bastante simbolismo. Símbolos que, a veces, desean transmitir información relevante. Cuando se estrenó 2001: Una odisea en el espacio, los efectos especiales y, en general, el cine sufrieron un cambio verdaderamente drástico. ¿Cuántas películas de la época son recordadas por unos efectos especiales tan realistas e increíbles? Y todo ello a tan solo un año de la llegada del hombre a la Luna.
Así, comenzó a gestarse una leyenda que afirmaba que Kubrick había filmado la llegada del hombre a la Luna y que esas imágenes que se vieron por televisión no eran más que un montaje. Para muchos, el director dejó un buen número de mensajes subliminales que afirman esta teoría como, por ejemplo, la escena del Resplandor en la que Danny lleva un jersey con un cohete espacial en el que se lee: Apollo 11, USA.
El rumor adquirió todavía mayor relevancia cuando, en la década de los 2000, se estrenó el falso documental, Operación Luna, que afirmaba esta teoría. Hubo quienes tomaron el documental como cierto y, de ahí, la propagación del rumor.
En 2016, fue la propia hija del cineasta, Vivian Kubrick, la encargada de desmentir estas afirmaciones a través de Twitter. Además, recordaba que su padre había tenido diversos problemas con el gobierno de los Estados Unidos como consecuencia de sus controvertidas películas. ¿Cómo iba a ayudar Kubrick a aquellos que censuraban sus creaciones?
Pero las conspiraciones no se quedan ahí, podemos encontrar infinidad de teorías en la red que afirman que Kubrick pertenecía a alguna sociedad secreta. Bien es cierto que, en lo político, era bastante controvertido y se mostraba escéptico ante la democracia.
Muchos han querido ver en su última película, Eyes Wide Shut (1999), una forma de desenmascarar a estas sociedades secretas que dominan el mundo y apuntan al filme como la sentencia de muerte del director.
Lo cierto es que Kubrick falleció sin ver estrenada su película el 7 de marzo de 1999. La causa de la muerte se debe a un infarto de miocardio, el cineasta tenía 70 años. Fue enterrado, sin seguir ningún tipo de rito religioso, en el jardín de su casa, junto a su árbol favorito en un funeral privado.
Sea como fuere, no cabe duda del importante legado que nos dejó y de su gran talento para el cine. Algunas películas quedaron en el tintero y jamás pudo llevarlas a cabo como Napoleón e incluso una película pornográfica que llevaría por nombre Blue Movie.
Aunque nunca obtuvo un Óscar a título personal como director, fue galardonado con la estatuilla a mejores efectos especiales por 2001: Una odisea en el espacio. Controvertido, inigualable, neurótico o genio… Stanley Kubrick nos dejó algunos de los títulos más interesantes de la historia del cine.
“Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”.
-Stanley Kubrick-