Superar el gran silencio del abuso sexual en terapia
El abuso sexual en terapia está rodeado de una buena dosis de silencio. Se nos ha enseñado a no comprometer a ningún paciente en consulta y a esquivar cualquier cuestión que pueda resultar demasiado dolorosa. Sin embargo, esta estrategia, aunque respetuosa, no parece ser muy efectiva para los que no han superado un abuso sexual infantil.
La terapia debe procurar desenterrar el tabú y el trauma cuando este atormente al paciente en numerosas ocasiones. Además, el trauma no solo se manifiesta en forma de pesadillas o recuerdos recurrentes, sino que puede hacerlo de muchas maneras y los profesionales tenemos que ser valientes para detectarlo.
No se tienen que recordar aspectos concretos o detalles innecesarios. Simplemente, haber sufrido un abuso sexual puede generar un sentimiento de culpa y vergüenza que hace que los supervivientes eviten volver a la experiencia mediante su relato. Su idea es la de evitar el dolor, no la de volver a experimentarlo.
El gran silencio del abuso sexual en terapia
El abuso sexual y la violación son un tema tabú incluso entre los profesionales de la salud mental. Sin embargo, es muy frecuente en nuestra sociedad. No está vinculado a la clase, el origen étnico, la edad, las privaciones, el género o la sexualidad: no conoce límites y cualquiera puede verse afectado.
Neil Henderson, director ejecutivo de Safeline, arrojó unos datos escalofriantes sobre cifras de abuso sexual en Reino Unido gracias a varios estudios.
1 de cada 5 mujeres (5,8 millones) y 1 de cada 6 hombres (4,6 millones) en el Reino Unido han experimentado algún tipo de agresión sexual desde los 16 años y se estima que 1 de cada 10 niños en el Reino Unido han sido víctimas de abusos sexuales.
Además, estas estadísticas subestiman el verdadero alcance del problema: solo 1 de cada 6 víctimas alguna vez revelan o denuncian delitos de violencia sexual, por “miedo a que no les crean” o sentimientos de vergüenza y humillación. El 85 % de las víctimas no informarán si han sido abusadas sexualmente, y solo el 1,7 % del 16 % de las violaciones se procesan.
¿Por qué se informa tan poco? La respuesta tiene mucho que ver con el “no ser creído” y el estigma del sujeto.
Es personal y no es algo de lo que la gente quiera hablar. Por tanto, los trabajadores de la salud mental debemos promover, sin coaccionar, que las personas hablen, creando conciencia para que sepan que no es su culpa y que tienen a alguien con el que tratar el tema de forma confidencial.
Los efectos del abuso sexual merecen una atención especial
Los efectos de la violencia sexual pueden ser devastadores y duraderos, ya que afectan no solo a la víctima, sino también a familiares y amigos, así como a la comunidad en general. Muchos de los pacientes de Neil Henderson, especialista en el tratamiento a víctimas de abuso, sufren de depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad, aislamiento, trastornos alimentarios, abuso de drogas y alcohol, autolesiones y sentimientos suicidas.
Por ejemplo, el 15 % de todos los suicidios y el 40 % de todos los jóvenes sin hogar se atribuyen a la violencia sexual. Sin apoyo profesional y personal válido, las víctimas tienen 4 veces más probabilidades de ser revictimizadas.
Efectos duraderos en el estrés diario
La doctora Marianne Torp Stensvehagen realizó entrevistas en profundidad con diez víctimas de abuso y consiguió que otras 57 respondieran un cuestionario. Pocos han investigado esta forma de estrés cotidiano contra las personas que han sufrido abusos sexuales, pero ella exploró el tema en su tesis.
Todos experimentamos estrés en la vida diaria, pero haber sufrido abuso sexual se traduce en una dificultad añadida muy significativa para afrontarlo. Se encontró una fuerte conexión entre el estrés cotidiano y los síntomas relacionados con el trauma, según la investigadora.
La novedad del estudio radica en los resultados que indican que la intensidad de los síntomas del TEPT entre las mujeres gravemente abusadas sexualmente estuvo relacionada con un alto grado de molestias diarias percibidas, poca cantidad de estímulos positivos diarios, uso de estrategias de afrontamiento desadaptativas y un bajo nivel de estabilidad emocional.
Los resultados en las escalas de molestia, mejora y afrontamiento son potencialmente interesantes desde un punto de vista intervencionista. Los eventos aversivos de la vida, como el abuso sexual, pueden estar fuera de control para la mujer que los sufre, debido a una posición de desventaja evidente respecto a su agresor. Sin embargo, la evaluación y el afrontamiento de los eventos cotidianos pueden mejorar en las intervenciones dirigidas a los supervivientes.
Estrés cotidiano y prolongado que puede camuflarse con otros problemas psicológicos
Para las mujeres que han experimentado abuso sexual, las situaciones en las que se recuerda este hecho son muchas y variadas.
“El abuso afecta a toda la vida cotidiana de aquellas con las que he hablado. En las entrevistas, se demostró que muchos de los eventos que la mayoría experimenta como algo normal, como tomar el autobús o ir a la tienda, algunas de estas mujeres lo experimentan como un estrés inasumible”, dice Torp Stensvehagen.
Por ejemplo, el temor de reconocer el perfume o el dialecto de su abusador mientras está en algún lugar se vuelve intolerable. Muchas personas con historia de pasado de abuso sexual desearon aislarse tras el suceso de manera prolongada, ya que solo experimentaban culpa y vergüenza tras el abuso.
Gradualmente con el tiempo, esto se asienta en el cuerpo. Puede haber muchas dolencias físicas y conductas para los que no es posible encontrar una explicación, pero que están ahí. Muchas personas se quedan fuera de la vida cotidiana normal, la educación y la vida profesional. Viven su sufrimiento en completa soledad y sin ayuda profesional en toda su vida.
En el estudio se encontró que las mujeres que tenían síntomas de trastorno de estrés postraumático informaron más estrés cotidiano, menos placeres comunes, poco respiro en su vida diaria y más uso de estrategias de afrontamiento inapropiadas.
¿Y si preguntándole al paciente si se ha sufrido un abuso le abrimos la puerta a un nuevo comienzo? Siempre tiene la opción de no contarlo, pero que nosotros le demos la opción a hacerlo, quizás es el impulso que muchas personas necesitan.
Los grandes efectos terapéuticos de decidirse a hablar
Los profesionales de la salud mental tienen el deber de ayudar a prevenir las consecuencias aversivas a largo plazo de un evento traumático. Esto requiere que tengan conocimiento de los signos y los síntomas que suelen experimentar los supervivientes de abuso sexual. El tema es difícil de hablar, muchos tienen miedo de decir algo incorrecto o hacer preguntas equivocadas.
En la formación en trauma es donde radica la oportunidad de obtener formación y ayudar antes a los pacientes. A su vez, se pueden prevenir problemas físicos y emocionales relacionados con el estrés, los síntomas y las posibles enfermedades. Si esto se convierte en una rutina, el profesional que pregunta se vuelve más seguro y los que son preguntados no piensan que sea tan malo precisamente porque es una rutina preguntar. Si lo hacemos de esta manera, podremos descubrir a más personas que han sufrido abusos.
Es muy importante descubrir el abuso sexual, promover la expresión de lo sucedido siempre que haya un dolor evidente y obtener ayuda lo antes posible. Esto puede significar una reducción del estrés y mejorar las estrategias de afrontamiento a largo plazo, algo que todas las personas afectadas agradecerán a los profesionales de la salud mental.
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- Henderson, L. (1996). Sin narrativa: Abuso sexual infantil. Virginia J. Soc. Pol'y & L. , 4 , 479.
- Stensvehagen MT, Bronken BA, Lien L, Larsson G. Interrelación de estrés postraumático, molestias, mejoras y afrontamiento en mujeres con antecedentes de abuso sexual grave: un estudio transversal. Revista de Violencia Interpersonal . 2022;37(5-6):2289-2309. doi: 10.1177/0886260520935479