La técnica de la rejilla: ¿en qué consiste y cómo se aplica?

La técnica de la rejilla puede ayudarnos a tomar decisiones, generar cambios o iniciar un proceso de psicoterapia. Siendo tan poderosa, ¿quieres saber en qué consiste y dónde reside su valor?
La técnica de la rejilla: ¿en qué consiste y cómo se aplica?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 01 agosto, 2022

En terapia, existen multitud de corrientes psicológicas desde las que abordar una problemática. Ahora bien, en todos los casos, es necesaria una evaluación inicial para determinar las áreas a trabajar. Para lograr este objetivo, pueden utilizarse diferentes métodos; entre ellos, la técnica de la rejilla.

Esta técnica podría considerarse una entrevista semiestructurada que nos permite comprender la organización interna de la persona; es decir, nos acerca a la forma particular que ese individuo tiene de entender su realidad e interpretar las experiencias. Solo entendiendo su punto de vista podremos ofrecer soluciones apropiadas a sus demandas. Por ello, esta técnica tiene tanto valor.

¿Qué es la técnica de la rejilla?

La técnica de la rejilla es un instrumento de evaluación psicológica creado por George Kelly en 1995. Se enmarca dentro de la teoría de los constructos personales, un enfoque que afirma que las personas damos sentido a nuestro entorno y a nuestras experiencias a través de diversas construcciones personales. Es decir, la realidad es subjetiva y cada individuo crea unos significados propios.

Son, precisamente, estos significados (o esta forma personal de organizar el conocimiento) lo que se pretende descubrir mediante la técnica de la rejilla. Así, sus características principales son las siguientes:

  • Su objetivo consiste en explicitar el sistema de creencias propio de la persona.
  • Es una técnica centrada en el individuo, pues se construye en base a las palabras o ideas del entrevistado y no en base a los constructos teóricos del entrevistador.
  • Es una técnica subjetiva y cualitativa, ya que no busca comparar o medir las respuestas de la persona, sino llegar a comprender profundamente su mundo interno.
Psicóloga apuntando notas
El principal objetivo de la técnica de rejilla es conocer el sistema de creencias de la persona.

¿Cómo se aplica la técnica de la rejilla?

Al aplicar esta técnica de evaluación, entrevistador y entrevistado trabajan conjuntamente para dar forma a una matriz que representará gráficamente las principales creencias de la persona. Así, se trata de un proceso en tres partes.

Elementos

En primer lugar, sobre un folio en blanco, se colocan de izquierda a derecha los nombres de algunas de las personas más importantes en la vida del entrevistado. Pueden ser familiares, amigos, compañeros de trabajo, jefes o incluso personajes famosos que sirvan de inspiración.

También es interesante añadir a personas que ya no formen parte del presente (como exparejas o antiguos profesores) o que representen un significado negativo. Además, es importante incluir algunos elementos de la propia identidad del entrevistado, por ejemplo:

  • El yo actual (quien soy ahora mismo).
  • El yo ideal (quien me gustaría ser).
  • Yo mismo antes de presentar el síntoma.
  • Yo cuando sufro el síntoma.

Constructos

En segundo lugar, de arriba a abajo y en la zona izquierda del folio hemos de plasmar atributos que pueden ser significativos para la persona. Estos constructos son bipolares (suave-áspero, claro-oscuro, bueno-malo), pero también dimensionales, ya que abarcan un amplio rango de posibilidades entre ambos polos. Además, surgen a partir de la experiencia. Es decir, al observar, por ejemplo, a una persona que habla mucho y a otra que apenas se expresa, puede surgir el constructo hablador-callado.

Cada uno de nosotros contamos con unos constructos nucleares que son los primeros a los que recurrimos para dar forma y significado a nuestras vivencias. Y son estos los que se plasman en la rejilla. Para ello, se relacionan los elementos (personas) designados en el primer paso, confrontándolos de dos en dos. Por ejemplo:

  • ¿Qué tienen en común tu madre y tu padre? Si la respuesta fuera “que son muy generosos”, habría que preguntarse: ¿cuál es el antónimo de generosos? De este modo obtendríamos, por ejemplo, el constructo generoso-egoísta.
  • ¿Qué similitud hay entre tu mejor amigo y tu antiguo profesor? Siguiendo la secuencia de preguntas anteriores, podría obtenerse, por ejemplo, el constructo inteligente-tonto.

Continuaremos confrontando los distintos elementos y colocando, desde arriba hacia abajo, los constructos que vayan surgiendo.

Rejilla

Para este último paso, hemos de clasificar a cada uno de los elementos en relación a los distintos constructos. Lo haremos utilizando una escala que puede ir, por ejemplo, del 1 al 7.

Así, hemos de preguntarnos qué puntuación obtendría cada persona en los atributos que hemos obtenido. Comenzaremos con la primera e iremos colocando debajo de su nombre las diferentes puntuaciones; a continuación, haremos lo mismo con todas las demás.

Finalmente, obtendremos una matriz (una especie de tabla) que estará plasmando de forma gráfica:

  • Quienes son las personas más relevantes en la vida del entrevistado
  • Cuáles son los principales constructos que utiliza para interpretar y entender el mundo
  • Qué posiciones ocupan cada una de esas personas en estas categorías principales de significado

¿Qué tipo de información podemos obtener de la técnica de la rejilla?

Completada la rejilla, podemos acceder a información valiosa sobre la forma en la que el entrevistado organiza su experiencia. Algunos datos pueden obtenerse directamente de la matriz dibujada en papel; pero, para un análisis más profundo podemos ayudarnos de algún programa informático que nos permita identificar y, sobre todo representar, relaciones en las que nos interese trabajar.

En un análisis cualitativo podemos ver, por ejemplo:

  • ¿Qué tipo de atributos predominan? Algunas personas tienden a elegir más frecuentemente constructos relacionados con el intelecto (como inteligente-tonto), otras con las relaciones personales (generoso-egoísta), otras con la afectividad (empático-insensible). Esto nos da una idea de qué áreas son más relevantes para esta persona.
  • ¿En qué posiciones se encuentran los elementos? Puede que a simple vista seamos capaces de ver que todas las personas puntúan alto o bajo en una dimensión. Por ejemplo, tal vez la mayor parte de los elementos se sitúen cercanos al polo “insensible”. Esto nos movería a preguntarnos por qué el paciente/cliente se vincula con este tipo de personas o por qué las percibe de este modo.
  • ¿Existen asociaciones llamativas? Por ejemplo, puede que la expareja se sitúe (por sus puntuaciones) en una posición muy cercana al padre. O, quizá, el yo ideal se encuentre muy parejo al mejor amigo. A partir de estos hallazgos podemos realizarnos preguntas interesantes y extraer objetivos a trabajar.
  • ¿Podemos identificar posibles conflictos o dilemas? Esto ocurre cuando un constructo deseado (como podría ser “buena persona”) se sitúa gráficamente muy cerca de otro que se rechaza (por ejemplo: ser sumiso).
Mujer en tratamiento psicológico
Esta técnica proporciona información valiosa sobre cómo la persona organiza la experiencia.

Una técnica de exploración de las creencias

Como ves, la técnica de la rejilla es un instrumento de exploración del mundo interno y de las creencias funcionales más arraigadas. Puede ser muy útil en un proceso de psicoterapia para identificar trastornos y conflictos, ver de dónde surgen e intervenir para solventarlos. Pero, además, esta técnica tiene otras utilidades.

Por ejemplo, puede emplearse en un proceso de toma de decisiones o en un trabajo terapéutico de cambio incluso si no hay ningún tipo de patología. Puede ser el caso de una persona que desee pulir o modificar algunos aspectos de su personalidad pero presente resistencia a hacerlo.

También es comúnmente utilizada como una técnica de orientación vocacional. En este caso, añadiendo los distintos estudios como elementos, se pueden identificar las preferencias académicas y vocacionales de la persona y sus aspiraciones, a fin de decidir acerca de su desarrollo profesional.

En suma se trata de una herramienta que proporciona información muy completa y que puede ser utilizada con diversos fines. Pese a lo complejo de su aplicación e interpretación, puede resultar de gran utilidad en las evaluaciones psicoterapéuticas.


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