Tropezar de nuevo con la misma piedra

Podría pensarse como un círculo vicioso, una rueda que con su giro, vuelve a pasar por el mismo lugar una y otra vez. La compulsión de repetición lleva a las personas a repetir situaciones, sentimientos, pensamientos y realidades dolorosas.
Tropezar de nuevo con la misma piedra
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 19 abril, 2018

A veces te das cuenta de que hay problemas de tu vida que, inexplicablemente, se repiten una y otra vez. Incluso, puede que notes que ocurre lo mismo con otras personas que conoces. La misma piedra te hace tropezar una y otra vez.

“Siempre me encuentro con hombres que me engañan”, dice una amiga tuya. “Nunca consigo un trabajo en el que me valoren”, dice otro. “¿Por qué todos terminan utilizándome”, asegura alguien más.

“La vida es tan buena maestra, que si no aprendiste una lección te la repite”.

-Anónimo-

Al ver esto, a veces terminas pensando que sí, que efectivamente el destino existe y ya está escrito en alguna parte. O que todo forma parte de algún karma por vidas pasadas en las que quien se portó como un rufián, ahora debe pagar las consecuencias. Sin embargo, hay otra explicación para ese eterno volver a lo mismo que quieres evitar…

Hombre abriendo puertas

La compulsión de repetición

La compulsión de repetición se define como ese impulso inconsciente que lleva a las personas a repetir situaciones, hechos, sentimientos, pensamientos y realidades dolorosas.

Esto no parece coherente ¿Por qué alguien querría volver a experimentar algo negativo, si de lo que se trata es precisamente de aprender la lección y no volver a cometer los mismos errores? ¿La vida no se trata justamente de evitar lo que nos causa dolor y buscar lo que nos lleva a la felicidad?

Los animales aprenden con una sola experiencia, los seres humanos no. Un roedor no vuelve a pasar por el camino en donde comprobó que había una trampa, o donde detecta que cayó uno de los suyos.

Un elefante es capaz de guardar en su memoria para siempre el rostro de quien le hizo daño. Si encuentra a ese agresor después de 50 años, lo evadirá o lo atacará.

Pero el ser humano actúa diferente. Puede ser timado mil veces, de la misma manera. O sorprendido 150 veces con las mismas argucias. O ser víctima del mismo agresor eternamente. El ser humano no aprende la lección y tropieza de nuevo con la misma piedra.

Las personas tampoco aprenden de la experiencia de otros. Suponen que en su caso todo será diferente. A veces, incluso, repiten literalmente los errores, problemas y conflictos de los seres amados, sin darse cuenta de ello.

¿Cómo funciona la repetición?

El mecanismo de la compulsión a la repetición funciona así: en la vida del ser humano se produce algún trauma, principalmente durante la infancia. Es tan doloroso, que se saca de la conciencia, se olvida, o se interpreta como algo trivial.

El impacto que deja ese trauma nunca se olvida, sino que se reprime. Permanece latente y vuelve hacerse presente, hasta tanto no se haga consciente.

El problema es que no emerge repetitivamente como un recuerdo. En lugar de recordarlo, lo actúas, lo pones en escena. Creas todo un conjunto de circunstancias para que se repita lo mismo que te traumatizó, con la esperanza inconsciente de que el desenlace sea diferente. Así tropiezas con la misma piedra frustrado y sin saber cómo puedes cambiar esto.

Mujer triste recordando

Un ejemplo para ilustrar esto es el caso de Norma : su madre era dura y fría con ella. Mantenía relaciones sexuales por dinero, a escondidas del padre de la chica, y la obligaba a vigilar la puerta de la habitación para que nadie la descubriera.

Años después, esta mujer se casa con un hombre que tiene vínculos con proxenetas y ella misma tiene relaciones sexuales por dinero. Sin embargo, se obsesiona por vigilar a su marido para conocer en detalle sus actuaciones. Adicionalmente, tiene una hija a la que cataloga de insoportable.

De este modo, se ve cómo Norma repite el contenido esencial de aquello que la impactó: la promiscuidad, la distancia entre madre e hija y su papel de vigilante.

El gran efecto de los traumas es precisamente ese: condenan a las víctimas a entrar, una y otra vez, en un círculo vicioso de dolor y sufrimiento.

De ahí que sea fundamental acceder a la atención psicológica o psicoanalítica en estas dos circunstancias: cuando se ha sufrido un trauma (no importa si pensamos que ya lo superamos de manera silvestre) y cuando hay algo en nuestra vida que se repite dramáticamente y nos lleva siempre a tropezar con la misma piedra. Pero, si eres capaz de ser consciente de que siempre te encuentras con la misma piedra. La próxima vez, si analizar y reflexionas sobre lo que te sucede, sabrás cómo ya no tropezar en ella.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.