Ageotipos, cuando envejecer es algo más que cumplir años

Los ageotipos explican por qué hay personas que llegan a edades avanzadas en mejor estado físico y mental. Al fin y al cabo, el envejecimiento también depende de algunas variables que podemos mejorar. ¿Quieres descubrirlas?
Ageotipos, cuando envejecer es algo más que cumplir años
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 febrero, 2022

¿Cómo estás envejeciendo? Puede que la pregunta asuste e incluso moleste. Sin embargo, pocos procesos hay más naturales en el ser humano como el envejecimiento, y en esto tienen una gran relevancia los ageotipos. Este término hace referencia al modo en que cada persona afronta el paso del tiempo. Porque si hay algo que la mayoría sabemos es que abunda quien lo hace realmente bien.

Hay hombres y mujeres que viven, por ejemplo, sus sesenta años con una vitalidad y un atractivo sin igual. No solo mantienen la energía, sino que sus cuerpos apenas muestran un declive y sus rostros salvaguardan una lozanía envidiable. En cambio, los hay que llegan a los cincuenta con la piel tempranamente marchita y con achaques físicos que empiezan a limitar su rendimiento.

Hay algo que va más allá del simple reloj biológico y que define el envejecimiento. Comprender en qué consisten los ageotipos nos permite seguir cumpliendo años con la energía y el bienestar que todos merecemos. Al fin y al cabo, todos llegaremos a esa tercera etapa de la vida en algún momento, pero hacerlo del mejor modo posible es sin duda un gran aliciente.

“No te escudes en la edad, que es así como se envejece.”

-Carmen Martín Gaite-

Personas mayores tomando un café representando cómo determinan los ageotipos

¿Qué son los ageotipos?

Los ageotipos definen la forma de envejecer de cada individuo. Es decir, cada persona tiene, por así decirlo, unos factores únicos que pueden ir en su beneficio o en su contra a la hora de hacer frente al paso del tiempo. Y ese ha sido desde siempre un misterio para la ciencia.

Porque una cosa es la edad cronológica y otra la edad biológica. Podríamos decir aquello de que el secreto está en la genética de cada uno. Sin embargo, hay algo más complicado a la vez que fascinante. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature destaca que existen diferentes ageotipos y que cada uno de nosotros estaríamos dentro de una de esas tipologías.

En esta investigación se hizo un seguimiento durante décadas de una muestra de personas entre 29 a 75 años de edad. Evidentemente, hay patrones moleculares conocidos que median en el buen y el mal envejecimiento. Sin embargo, hay otras variables que se están analizando y que entrarían dentro de esos ageotipos o patrones distintivos que median en un mejor modo de lidiar con cada década añadida a nuestra cota de vida.

Hay cuatro tipos de ageotipos: metabólico, inmunológico, hepático y nefrótico. Estos elementos nos permitirán en el futuro crear fármacos más personalizados para cada individuo.

Los cuatro perfiles de envejecimiento en el ser humano

La ciencia de los ageotipos aún está en pañales. En un futuro cercano, esperamos contar con estudios que nos permitan comprender un poco mejor este concepto. Lo que parece innegable es que estamos empezando a conocer los mecanismos que favorecen un envejecimiento saludable. Tanto es así que ya conocemos los cuatro perfiles de ageotipos en el ser humano.

Es decir, lo que nos revelan estas tipologías son marcadores que median en nuestro declive físico y mental. Atender o cuidar de estas dimensiones favorecería nuestro bienestar:

  • El ageotipo inmunitario. Hay personas con una respuesta inmune más débil, lo cual puede intensificar desde procesos inflamatorios a una peor respuesta a las enfermedades.
  • El ageotipo metabólico. Un elemento clave que media en el envejecimiento tiene que ver con la forma en que regulamos las hormonas o la glucosa. De hecho, algo que se está viendo es cómo aparecen cada vez más personas que sufren diabetes tipo 2. Muestra evidente de que nuestros hábitos de vida no son los correctos.
  • Los ageotipos nefríticos. En este caso, mantener una buena salud renal es esencial para infinitos procesos de nuestro organismo. Eliminan desechos, mantienen un correcto equilibrio entre sales, agua y minerales, etc.
  • El ageotipo hepático. El funcionamiento deficiente del hígado es un riesgo para la salud y el bienestar. Mantener una dieta saludable es esencial para atender a ese órgano tan decisivo.

El envejecimiento es un proceso complejo en el que median múltiples factores, desde los genéticos hasta los moleculares y también nuestro estilo de vida.

Mujer mayor en una bicicleta haciendo frente a los Ageotipos

La medicina del futuro: tratamientos personalizados para cada uno de nosotros

El ser humano empieza a envejecer desde el día que llega al mundo. Nuestro desarrollo biológico normal tiende, de manera inevitable, hacia esa etapa dominada por el declive físico y mental. Muchas de esas modificaciones no se pueden evitar, como son la pérdida de elasticidad en la piel, la aparición de arrugas y canas, la pérdida de agudeza visual y auditiva, etc.

A esto se le añade la probabilidad de sufrir más enfermedades. Por tanto, tenemos claro que ese camino de momento lo recorreremos todos. Sin embargo, un objetivo de la ciencia es ralentizar la aparición de esos procesos y darnos mejor calidad de vida, dado que nuestra longevidad es cada vez más alta. Queremos vivir más, pero en buen estado. Ese es el objeto y los ageotipos pueden ayudarnos.

¿De qué manera? En primer lugar, los cuatro ageotipos señalados son los factores que median en muchas de nuestras enfermedades y en un envejecimiento prematuro. Cada uno de nosotros podemos presentar problemas en uno o más ageotipos. En el futuro se espera desarrollar fármacos personalizados para cada individuo, y mediar así en esos posibles problemas metabólicos, inmunitarios, hepáticos o renales.

Asimismo, hay otro factor que no podemos dejar de lado. Más allá del plano biológico y molecular, está el psicológico. La salud mental es un factor esencial que debe acompañarnos para mediar en el buen envejecimiento. Por tanto, tenemos un gran desafío para que en las próximas décadas todos lleguemos a esa tercera juventud de la vida en las mejores condiciones.


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