La amistad según filosofía

¿Qué nos enseña la filosofía sobre la amistad? Descúbrelo en este artículo a través de los conceptos de virtud, reciprocidad, igualdad, amor, alegría y transformación.
La amistad según filosofía
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 18 febrero, 2023

Todos tenemos amigos. Pero, ¿alguna vez te paraste a pensar qué es realmente la amistad? Hablamos de un tema recurrente en la filosofía, desde la antigüedad hasta nuestros días. En este artículo vamos a explorar algunos de los principales conceptos filosóficos sobre la amistad.

De esta manera nos aproximaremos a una mejor comprensión de este tipo de relación tan fundamental para el ser humano. Y es que, desde pequeños, cultivamos vínculos amistosos con otras personas. Con el paso del tiempo el significado de los mismos va cambiando y solemos tener diversos conceptos sobre la amistad.

La filosofía en este tema también tiene cosas que aportar. ¡Empecemos!

Amigas hablando
A través de la amistad, la persona puede conocerse mejor a sí misma, y lograr el perfeccionamiento de las virtudes necesarias para tener una comunidad éticamente realizada.

La amistad según la filosofía clásica

Aristóteles fue uno de los filósofos de la antigüedad que más reflexionó sobre la amistad; para él este tipo de relaciones tenía una influencia muy importante en la moral de cada ciudadano. Es decir, a través de la amistad se podía lograr la virtud individual. Por tanto, se necesita de otras personas para conseguir el perfeccionamiento ético o del carácter.

De ahí viene la importancia de la amistad para la filosofía, y para Aristóteles en particular, ya que lo más relevante para este filósofo es cultivar la virtud del conjunto de la sociedad. Esto se logra a través de la amistad, porque la persona puede conocerse mejor a sí misma, siendo un estímulo para perfeccionar sus virtudes éticas.

El amor recíproco en la amistad

La reciprocidad es uno de los ejes vertebradores de la amistad. Se entiende como una relación de ida y vuelta, de dar y recibir. Esto significa que el amigo está implicado en el vínculo de amistad y es partícipe activo de la misma; de otra manera, es muy complicado que una relación de amistad se mantenga.

Por tanto, no habría amistad si una de las personas involucradas no se compromete en la relación. También, se trata de un amor recíproco entre iguales y virtuosos. Es decir, la amistad comporta igualdad de carácter y acciones.

La igualdad en la amistad

La igualdad es otra de las características importantes de la amistad. El amigo se considera como un otro o también como otra persona que es igual a uno mismo. Es decir, en el otro puede ver reflejado mi persona y mi carácter.

Esta semejanza implica una serie de características comunes que compartimos con el amigo, tales como códigos, gustos e ideologías. Muchas veces nos habrá pasado de medir la amistad sobre la base de las cosas en común que compartimos con nuestros amigos.

En suma, la amistad se trata de reciprocidad e igualdad. Ella requiere de alguien más, además de mí mismo a través del cual puedo verme reflejado.

Los sentimientos de la amistad

Los sentimientos que asociamos a la amistad pueden ser diversos, pero seguramente haya dos en los que todos coincidamos: amor y alegría. Ambos son conceptos que enriquecen aún más la definición de la amistad según la filosofía.

El concepto de amor en la amistad

El amor es entendido como el motor que hace que una amistad sea duradera. Permite las diversas formas de existencia y mantiene la individualidad que cada persona tiene. Es decir, según esta perspectiva, podemos tener rasgos comunes con nuestros amigos, pero la diferencia siempre estará presente. En esta desigualdad permanece lo propio de cada uno de nosotros que nos distingue del resto.

Lo que se busca resaltar con el concepto de amor es que a pesar de las diferencias que podemos tener con nuestros amigos, la amistad permanece. Y esto es así porque subsiste el sentimiento del amor. El sujeto humano se permite continuar en su individualidad y aun así puede ser querido y respetado por otra persona. Eso es la amistad verdadera.

La alegría como concepto de la amistad

En cuanto al sentimiento de alegría, la filosofía considera que une a los individuos en amistad. Son los momentos gratificantes que compartimos con nuestros amigos los que refuerzan el vínculo amistoso.

Esta alegría requiere que ambas partes de la amistad se alegren mutuamente. Es decir, es en la felicidad del otro como yo mismo me contagio de alegría y la compartimos entre amigos. En este aspecto cobra sentido la frase «amigos en las buenas».

Pero, ¿qué pasa con la amistad en el sufrimiento? Comúnmente consideramos que la «amistad en las malas» es igual de verdadera que la amistad en las buenas. Pero, a pesar de ello, algunas reflexiones filosóficas sostienen que el sufrimiento y la pena, si se comparte con otros, es difícil no contagiarnos de ellos.

Por tanto, nos contagiamos de la pena de nuestros amigos porque es difícil no empatizar con su sufrimiento. Para poder soportarlo se requiere de un carácter fuerte. Además, en nuestras relaciones debería preponderar la búsqueda de la alegría y no tanto del sufrimiento. De ahí que el amor y la alegría sean los sentimientos más significativos de la amistad.

Amigas contentas
El amor y la alegría permiten compartir momentos agradables con nuestros amigos, así como también reforzar el vínculo amistoso.

La amistad como transformación

A veces puede suceder que no apreciamos el potencial transformador que puede hacernos evolucionar como personas. En este aspecto, la amistad cumple un rol muy importante, ya que mediante ella se produce el estímulo necesario que permite crecer mediante la figura del amigo como desafío.

¿Qué quiere decir que un amigo sea un desafío? Se trata de la diferencia que representa el otro, una diferencia fundada en la individualidad propia de cada persona. En este sentido, se considera al amigo como un enemigo, ya que él, con sus propios ideales y gustos, viene a chocar con nuestra propia subjetividad.

A su vez, el amigo considerado como enemigo, al ser una persona distinta de mí mismo, me permite tomar distancia de mi persona para  autopensarme. En este autopensamiento puede producirse la transformación del sujeto que le permite crecer como persona. De esta manera, este amigo-enemigo viene a mostrarme otras posibilidades de ser y actuar.

En suma, la amistad nos invita de alguna manera, según la filosofía, a reflexionar sobre una de las relaciones humanas más fundamentales que tenemos. Tal vez en la cotidianeidad pasamos por alto que los vínculos amistosos comportan amor, alegría, reciprocidad y transformación. Volver a ellos a través del camino de la filosofía pueden ocasionar que reflexionemos sobre nuestras propias amistades.


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