Aristóteles y la felicidad como fin último de la vida humana

Para sorpresa de muchos, hace más de 2000 años que los filósofos reflexionan cuestiones que aún hoy nosotros mismos pensamos. Una de ellas tiene que ver con la felicidad de la comunidad y del individuo, ¿nos acompañas a averiguarlo?
Aristóteles y la felicidad como fin último de la vida humana
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 febrero, 2023

Todas las personas queremos ser felices, pero qué es la felicidad. Aristóteles ya se lo planteó hace siglos y en este artículo vamos a repasar algunas de las conclusiones a las que llegó.

En Ética a Nicómaco construye su teoría sobre la felicidad y la vida buena. Esta obra pertenece a la ética, una rama de la filosofía que se pregunta cuestiones como: ¿qué es el mal? ¿Qué es el bien? ¿Cómo podemos actuar de manera correcta? ¿Cómo podemos tener una vida dichosa a pesar de las vicisitudes de la existencia?

En esta oportunidad nos sumergiremos en la ética de Aristóteles: una línea de pensamiento que sigue vigente en la actualidad.

¿Qué es la felicidad según Aristóteles?

La felicidad es un concepto central en la ética de Aristóteles. En su obra Ética a Nicómaco, el filósofo argumenta que la felicidad es el fin último de la vida humana. ¿Qué quiere decirnos con esto?

Toda acción humana está compuesta de medios y fines. Por ejemplo, si nuestro fin es comer (tenemos hambre), entonces los medios serán todas aquellas acciones que realicemos para satisfacer nuestra necesidad. Ellos pueden ser pensar qué queremos comer, qué ingredientes necesitamos, comprarlos, cocinar, etc.

Ahora bien, según Aristóteles, existe un fin último en la vida humana. Esto quiere decir que hay un punto al que apunta el conjunto de medios y fines que hemos llevado a cabo a lo largo de nuestra vida. Si le preguntamos a un anciano si su vida es feliz, su respuesta recogerá todas aquellas acciones que ha llevado a cabo a lo largo de su existencia.

Es importante resaltar que para Aristóteles los jóvenes no pueden aspirar a la felicidad tal cual lo propone el filósofo, ya que solo es posible acceder a ella a través de la práctica y la experiencia. Niños y jóvenes están en un estadio previo, donde domina el aprendizaje; cuanta más experiencia acumulen, más cerca estarán de alcanzar la felicidad, entendida como el fin último de la vida.

Mujer afroamericana sonríe
Para Aristóteles, la felicidad es posible a través de la práctica y la experiencia.

Virtud y felicidad en Aristóteles

La virtud en Aristóteles es otro concepto importante, ya que aspirando a ella podremos alcanzar la felicidad. Entiende por virtud la realización óptima o excelente de una función o acción. Y dichas acciones son los hábitos de nuestro carácter, es decir, son aquellas acciones que nos forman como personas virtuosas. Solo estos hábitos del carácter podrán ser considerados como buenos o malos.

Por tanto, según Aristóteles, la felicidad es un estado de bienestar completo que se alcanza mediante la práctica de la virtud. Es completo porque se necesita solo de ella para que la vida tenga un valor en sí mismo.

La virtud se consigue a través de la práctica y el hábito, es decir, es un ejercicio. Aristóteles dice que no nacemos virtuosos, sino que llegamos a serlo. Por lo tanto, para el filósofo, la felicidad no es algo que se alcanza de forma casual, sino que es el resultado de un esfuerzo constante y sostenido.

Virtudes éticas y la felicidad en Aristóteles

Las virtudes éticas, es decir, la excelencia de nuestro carácter, están en una continua tensión entre el querer y la razón. No hay que olvidar que para Aristóteles la función propia del hombre que lo diferencia de otras especies es la razón o el pensamiento. Pero sabemos que no somos seres solo dotados de inteligencia, sino que también tenemos deseos o pasiones.

Por ello es importante resaltar el rol del hábito en el camino de las virtudes éticas y la felicidad, ya que de una sentada no forjaremos acciones ni un carácter virtuoso. Entonces, la razón debe regular los deseos para lograr la virtud. ¿Cómo lo logramos? Mediante otro concepto de Aristóteles: el punto medio o medianía.

Punto medio y el logro de la felicidad

Aristóteles sostiene que la virtud es el equilibrio entre dos extremos. La excelencia del carácter se alcanza cuando se encuentra la armonía correcta entre estos extremos, los cuales uno es por exceso y el otro es por defecto. Por ejemplo, la moderación es el punto medio o equilibrio entre su exceso que es el libertinaje y su defecto que es la privación.

Cuanto más nos esforcemos en tener un carácter equilibrado, más nos acercaremos al punto medio y evitaremos los extremos. Solo a través de la puesta en práctica de las acciones podremos aprender y adquirir las virtudes éticas, es decir, si queremos ser justos, debemos hacer actos justos.

Voluntad y elección: el camino hacia la felicidad

Aristóteles considera que las acciones que cuentan son aquellas que las personas realizan en pleno uso de su libertad y el conocimiento completo de las circunstancias en las que se desarrolla. Si alguien que hace algo obligado o bajo coacción, esa acción no es moralmente relevante.

Por otra parte, además del hábito, ¿cómo se fundamenta el punto medio o medianía? A través de la elección, la cual es fruto de la deliberación o reflexión. Aquí vuelven a tener un papel importante los medios y los fines, ya que para determinado fin se evalúan los mejores medios para llevarlo a cabo. Así pensado, se le puede considerar como un plan de acción, que en su conjunto nos lleva por el camino de la felicidad.

Pies caminando
En el camino hacia la felicidad, la voluntad y la libertad son importantes.

Comunidad y felicidad según Aristóteles

Aristóteles sostiene que la felicidad no es algo que se pueda alcanzar de forma aislada, sino que es una parte integral de una vida bien vivida en comunidad. Por tanto, importa la felicidad del conjunto, no solamente la dicha del individuo aislado. La virtud es esencial para vivir en armonía con los demás, y la felicidad se alcanza cuando se vive en una comunidad virtuosa.

Tanto es así que en la actualidad se retomaron las investigaciones de la Ética a Nicómaco para pensar cómo la filosofía de Aristóteles puede ayudarnos a pensar no solo en la comunidad, sino también la educación. Porque, como se mencionó antes, la felicidad del individuo aislado no interesa tanto como la felicidad de la comunidad.

Por tanto, se apuesta por una educación de las virtudes en la cual predomine la prudencia como la virtud predominante.

Pues, para Aristóteles, la felicidad es el fin último de la vida humana y se alcanza a través de la práctica de la virtud. La virtud se consigue a través de la práctica y el hábito; además, las elecciones racionales e inteligentes para la ejecución de fines dan forma a un carácter virtuoso. En esta misma línea, la felicidad es definida como un estado de equilibrio y medianía, sumado a que es esencial para vivir en armonía en una comunidad virtuosa.

Probablemente, esta explicación dista mucho del concepto actual, un tanto impaciente, de felicidad. Para algunos puede tratarse de la obtención de bienes materiales, para otros la evitación de determinadas sensaciones, como puede ser el dolor.

Como hemos visto, Aristóteles tiene su propia idea de felicidad, y aunque han pasado unos cuantos años desde que la formuló, podemos considerarla e incluir de ella lo que queramos, lo que nos haga más felices, en nuestra propia definición de felicidad.


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