Annie Wilkes, amor y obsesión

Annie Wilkes, amor y obsesión
Leah Padalino

Escrito y verificado por la crítica de cine Leah Padalino.

Última actualización: 07 noviembre, 2022

Si repasamos la filmografía de Kathy Bates, nos toparemos con títulos tan destacados como Titanic o Tomates verdes fritos; sin embargo, de entre todas las grandes producciones en las que ha participado la actriz norteamericana, hay un nombre que brilla en especial: Misery. Hablar de Misery es hablar de la brillante actuación de Bates como Annie Wilkes, la inolvidable villana que le valió el Óscar a la mejor actriz.

¿Qué tiene Annie Wilkes que la hace tan especial? A menudo, los villanos nos intrigan, nos perturban y nos fascinan; los villanos, por lo general, suelen despertar el interés del público y también su rechazo. Pero el encanto de Annie Wilkes es diferente al que solemos ver en la mayoría de villanos, es un personaje que resulta tan real, tan verosímil, que aterra. ¿Quién podría esperar que tras una enfermera retirada que ha sido jefa de la unidad de maternidad se esconde un personaje tan atroz?

Annie Wilkes es un personaje con una personalidad muy compleja, agresiva, obsesiva y bipolar; aunque la imagen que proyecta al mundo difiere mucho de la realidad. La película Misery (1990), dirigida por Rob Reiner, es una adaptación de la novela homónima de Stephen King; en la novela, se profundiza más en el pasado del personaje y se aclaran algunos datos que se omiten en la versión cinematográfica.

Sin embargo, el trabajo de Kathy Bates es tan sublime que resulta ser la perfecta encarnación de esta villana, despierta la curiosidad del público y nos mantiene en una agonía constante como si estuviésemos viviendo en nuestras propias carnes las torturas a las que somete al aclamado escritor Paul SheldonLa interpretación de Bates ha sido aclamada por público y crítica y es considerada como una de las mejores interpretaciones femeninas de todos los tiempos, además de ser la primera mujer en obtener el Óscar a la mejor actriz con una película de suspense.

Si no habéis visto la película Misery o no habéis leído la novela de King, no es aconsejable seguir con la lectura del artículo, pues nos vamos a adentrar en lo más profundo de la perturbada Annie Wilkes. En medio de una fuerte nevada, el aclamado escritor de las novelas de Misery, Paul Sheldon, sufre un accidente y es rescatado por Annie Wilkes, que se autoproclama su fan número 1. En un lugar inhóspito, con tan solo dos personajes, nos adentramos en una auténtica historia de terror; asfixiante y atroz, así es Misery.

Annie Wilkes, un retrato del mal

Wilkes es una mujer de mediana edad, corpulenta, bastante sobria. Su aspecto es de lo más sencillo, sin grandes joyas ni lujos. Podríamos fácilmente catalogarla como conservadora por su apariencia, no usa ningún tipo de maquillaje, su peinado es sencillo y lo único que destaca de toda su vestimenta es una pequeña cruz de oro colgando de su cuello. Esa cruz, tan común como tradicional, es un elemento que hemos visto en infinidad de ocasiones y que nos puede dar una pista de la personalidad de Wilkes.

Sin embargo, ese pequeño elemento que asociamos al catolicismo y, por consiguiente, a los valores propios de la religión, contrasta con la auténtica personalidad de Annie. A su vez, la pequeña granja en la que vive nos hace pensar en una persona sencilla y tranquila, aunque un tanto cursi, pues está decorada con elementos bastante ridículos y antiguos, como la colección de pequeñas figuritas de porcelana. Esta decoración, al mismo tiempo, parece estar muy calculada, pues Wilkes es capaz de percibir hasta el más mínimo cambio, dejando entrever una personalidad obsesiva.

Annie Wilkes

Al principio, Paul Sheldon cree haber caído en buenas manos, tras sufrir un accidente y estar inmovilizado, despierta en casa de una enfermera retirada que, curiosamente, resulta ser fan de su obra. Ella promete cuidarlo y ayudarlo a recuperarse, le dice que ha avisado a sus familiares y al hospital y que, tan pronto como abran las carreteras, podrá llevarlo al hospital más cercano.

Pero nada más lejos de la realidad, poco a poco, Wilkes va mostrando signos de cierta bipolaridad: de un tono amable y de excesiva bondad pasamos a ataques de histeria, rabia y agresividad. Es como si Wilkes no lograra contenerse a sí misma al descubrir que Paul Sheldon ha decidido asesinar a Misery Chastain en la última novela. En este momento, descubrimos también que esta personalidad agresiva y obsesiva parece haber existido siempre en Wilkes, pues ella misma rememora un episodio de su infancia en el que se enfadó fuertemente en el cine por la incoherencia que vio en uno de sus personajes favoritos.

La solitaria Wilkes parece que posee un lado tremendamente infantil, al que le gusta fantasear con personajes de ficción; toda una fangirl de sus tiempos. Descubrió las novelas de Misery cuando estaba pasando por un mal momento y le sirvieron para evadirse. Annie Wilkes soñaba con esas historias hasta el punto de obsesionarse; y se obsesionó tanto que terminó por secuestrar al autor de las mismas.

Al descubrir que la protagonista moría en el último libro, su personalidad se volvió tan fría como el paraje que les rodeaba, haciendo que esa pequeña granja se convierta en un auténtico infierno para el escritor Paul Sheldon. Sacando a la luz una maldad digna de una de las mejores villanas que jamás hemos visto en el cine.

Annie Wilkes

La exposición de la fama

Por desgracia, la fama puede ser muy peligrosa. Ser un personaje público convierte nuestra intimidad en motivo de debate, de discusión y susceptible a críticas; un solo error, un mal comentario, una contestación desafortunada o, simplemente, una reacción, puede hacer que nuestra vida se convierta en un infierno. Al mismo tiempo, existen personas que desarrollan ciertas obsesiones con algunos personajes famosos, obsesiones que pueden ser muy peligrosas.

Annie Wilkes adora a Paul Sheldon, está enamorada de él, pero no de su verdadera persona, sino de la imagen idealizada que ha creado ella en su cabeza. Ese amor tan obsesivo, unido a diversos trastornos mentales que, evidentemente, sufre el personaje, la lleva a secuestrarlo y torturarlo. ¿Cómo alguien que ama a otra persona puede hacerle tanto daño? Porque, realmente, no es amor verdadero, se trata de un amor idealizado convertido en obsesión.

Annie Wilkes con su victima

El caso de Annie Wilkes nos resulta escalofriante, pero también muy real. No es la primera vez que una persona se obsesiona hasta tal punto con su ídolo, recordemos, por ejemplo, el asesinato de John Lennon a manos del fan Mark David Chapman. A su vez, se cuestiona la libertad del artista, ¿son realmente libres de elegir lo que escriben? La respuesta es no, ya al principio vemos la importancia de su agente literaria, los consejos que ella le da y cómo trata de guiar a Sheldon hacia una lectura más comercial.

El autor está harto de Misery, quiere comenzar una nueva aventura, quiere experimentar otros géneros… algo que molestará en el mundo editorial por ser menos rentable y, al mismo tiempo, molestará a sus fans por no ser fiel a su obra. Las editoriales, igual que en el mundo del cine, buscarán siempre la opción más rentable, la que más guste al público de masas, sin importar la calidad de la misma ni si es realmente la idea inicial del autor.

Así, Misery nos muestra la otra cara de la vida del escritor, la pérdida de la libertad creativa. Wilkes se convierte en la nueva “asesora” de Sheldon y le obliga a escribir lo que ella quiere y como quiere. Además, poco a poco, descubrimos que Wilkes estuvo vinculada a otros asesinatos y que su maldad la acompañó toda su vida. Es un personaje que aterra por su realismo, por su oscuro pasado como enfermera asesina y por su profunda obsesión que la lleva a la locura.

“Soy tu fan número uno”.

-Annie Wilkes-


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