Autoempatía: cómo conectar afectuosamente con nosotros mismos

Quererse bien y atenderse a uno mismo igual que hacemos con los demás. Reconocer las propias necesidades como tenemos en cuenta las ajenas... Y tú ¿practicas la autoempatía? Te explicamos por dónde empezar.
Autoempatía: cómo conectar afectuosamente con nosotros mismos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 04 febrero, 2021

¿Cómo te encuentras hoy? ¿Qué sientes en estos mismos momentos? ¿Qué necesidades, sensaciones y anhelos hay en tu mente? La autoempatía es un ejercicio de bienestar y salud psicológica que descuidamos con frecuencia. Situar la mirada en el interior es el primer paso hacia cualquier tipo de empatía externa y, a su vez, el punto de partida en cualquier relación enriquecedora tanto con uno mismo como con los demás.

Ahora bien ¿por qué en ocasiones dejamos de lado esta competencia tan decisiva? A lo largo de nuestra vida nos han recordado siempre la importancia de la preocupación empática. Es decir, pocas cosas son tan importantes como saber comprender a quien tenemos delante, tener la habilidad de ponernos en la piel del otro para entenderlo y entonces actuar en consecuencia.

Sin embargo, pocos nos han explicado que el mejor modo de practicar este arte es partiendo de la autoconciencia emocional. Solo el yo empático que es capaz de leer en las propias necesidades y emociones y responder en armonía de acuerdo a ese universo personal, es capaz de alcanzar la felicidad.

Chico tímido representando la necesidad de Validarte a ti mismo

Autoempatía ¿qué es?

La autoempatía es la capacidad de conectar con uno mismo de manera afectuosa y respetuosa. Es importante incidir en estas dos últimas dimensiones: “afecto” y “respeto”. Porque si bien es cierto que todos practicamos la charla interna y tenemos la capacidad de conectar con nuestro ser, no siempre lo hacemos de manera adecuada. Somos, por ejemplo, muy tendentes a alimentar el diálogo negativo.

Nos define también una sutil tendencia a la crítica, al desgaste, a esa autocomunicación que nos llena más de ruido que de calma, que inflama preocupaciones y que no ofrece soluciones. De manera, que esa falta de autoempatía válida y enriquecedora nos aboca a alimentar los estados de estrés y ansiedad. Somos también esas personas habituadas a dar a los demás más de lo que nos ofrecemos a nosotros mismos.

De este modo, aunque Daniel Goleman no hablara como tal de la autoempatía en su libro Inteligencia Emocional, si incluyó esta competencia en lo que conocemos como “autoconciencia emocional”. Se trata ni más ni menos que de monitorear los propios estados internos, las preferencias, las intuiciones, las necesidades y cada emoción a medida que surge.

Comprendamos a continuación cómo lograrlo.

Claves para desarrollar la autoempatía

Godfrey T. Barrett-Lennard es un profesor de psicología de la Universidad Murdoch (Australia) que realizó un trabajo de investigación sobre este tema. Algo que explica en dicho trabajo es que la tarea de todo terapeuta durante la psicoterapia es entrenar a la persona en esa competencia básica y esencial que es la autoempatía.

La razón está en que son muchas las personas que pasan buena parte de su vida descuidando cómo se sienten. Abundan los que se ha diluido tanto en su entorno cercano (pareja, hijos, etc) que ya no saben cómo acceder a sí mismos, a sus emociones, pensamientos, anhelos, carencias… No dejemos por tanto de lado esta tarea. Restaurar la empatía con uno mismo es ahora mismo una asignatura prioritaria.

Estas serían las claves para conseguirlo.

Observar sin enjuiciar, atenderte con apertura

La autoempatía requiere que notes y reconozcas que estás ahí, que hay una parte de ti que siente, sufre, se ilusiona, se entristece y se esperanza. Implica que seas capaz de observarte sin emitir juicios, sin criticarte por experimentar determinadas cosas, sin amonestarte porque hoy te sientes enfadado, preocupado o asustado.

Atenderte de manera abierta y sin fisuras (y sin dejarte para después) revertirá en tu capacidad para generar cambios que te acerquen al bienestar.

Háblate como si fueras tu mejor amigo

¿Si tú mismo no te hablas con respeto, quién lo hará? ¿Si no eres capaz de comunicarte con tu propia persona de manera afectuosa, cómo puedes esperar que lo hagan los demás? Toma conciencia de ello: la autoempatía requiere que te hables como si fueras tu mejor amigo.

La autoconciencia emocional se nutre de la comprensión y de esa capacidad de escucha absoluta desde la que abrazarnos a nosotros mismos tal y como somos, tal y como nos sentimos. Sin filtros, sin fisuras ni vergüenza.

Perdónate hoy, mañana y siempre

La autoempatía, para que sea útil, auténtica y significativa, no debe partir desde el rechazo o la crítica. Puede que estés enfadado contigo porque al final siempre acabas cometiendo los mismos errores. Es posible que te duela haber dejado oportunidades atrás, que sientas incomodidad con tu propia persona por no haber sido lo bastante valiente para determinadas cosas…

Esos sentimientos de autorrechazo te impiden ejercitar una autoempatía sana y reparadora. Por tanto, siempre es buen momento para que empieces a perdonarte como te mereces. Ofrécete perdón por haberte equivocado todas esas veces en la vida, al fin y al cabo, carecías de experiencia. Perdónate por haber dejado que determinadas personas te hirieran porque nadie tiene una bola de cristal para saber qué iba a pasar.

Date el perdón que mereces para sanar como necesitas y empatizar contigo mismo como debes.

flor roja simbolizando la autoempatía

Autoempatía: la vida es un desafío y acepto mis luces y sombras

Rabia, enfado, miedo, decepción, angustia, preocupación… La vida es un desafío continuo y siempre te va a poner a prueba. En circunstancias adversas es normal experimentar emociones complicadas. Descuidar esa anatomía interna, apartar la mirada de lo que sientes, piensas, necesitas y te preocupa te abocará a la indefensión, a perder el control y elevar la cuota del estrés y la ansiedad.

Autoempatía es tolerar todos esos océanos convulsos que, en ocasiones, navegan en tu interior. Aceptar lo que sientes y darte el amor que necesitas es una forma catártica e idónea para empezar a generar cambios, para avanzar desde ese punto de partida hacia el equilibrio y la calma.

Decía Alfred Alder que empatía era la capacidad de mirar con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro y sentir con el corazón de otro. Bien, recordemos siempre que nada de esto se logrará de manera auténtica y competente si antes no somos capaces de mirarnos con curiosidad, de escucharnos con apertura y de hacer latir nuestro corazón a través de un amor pleno hacia nosotros mismos.


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    • Barrett-Lennard, G. (1997). The recovery of empathy: Toward others and self. In Bohart, A. & Greenberg, L. , Empathy reconsidered: New directions in psychotherapy (pp. 103–121). Washington, DC: American Psychological Association Press. doi:10.1037/10226-004
    • Neff, K. D., & Dahm, K. A. (2015). Self-compassion: What it is, what it does, and how it relates to mindfulness. In Handbook of mindfulness and self-regulation (pp. 121-137). Springer, New York, NY.
    • Sherman, N. (2014) Recovering lost goodness: Shame, guilt, and self-empathy. Psychoanalytic Psychology 31: 217–235.

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