Cambiar de hábitos sin sufrir: claves para lograrlo

Cambiar de hábitos puede ser un proceso bonito, fluido y del que puedas llegar a disfrutar mucho con cada avance. ¿Quieres saber cómo lograrlo?
Cambiar de hábitos sin sufrir: claves para lograrlo
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 25 enero, 2022

Como cada inicio de año, casi todos tendemos a marcarnos unas metas y propósitos que pretendemos cumplir en los próximos 12 meses. Es probable que la mayoría apunten a un cambio de hábitos, ya sea que deseemos enfocarnos en el cuidado del cuerpo, en el cultivo de una mentalidad más positiva o en una mejor capacidad de organización. Ahora bien, lo más probable es que una gran parte de nosotros abandonemos estos desafíos casi sin haber comenzado, y es que no somos conscientes de que se puede cambiar de hábitos sin sufrir.

Si piensas en el momento de comenzar estas transformaciones, probablemente vengan a tu mente palabras como esfuerzo, sacrificio, pereza, lucha, obligación… Un proceso que debería ser agradable e ilusionante se convierte en una imposición que asfixia y a la que terminamos detestando. ¿Cómo podemos hacer que esta vez sea diferente? Te proponemos algunas pautas.

1. Para cambiar de hábitos sin sufrir, busca un buen motivo

Encontrar un motivo válido y de peso es fundamental para tener éxito, ya que será esta razón primaria a la que acudiremos cuando nos entren dudas o queramos abandonar.

Lo mejor es que el motivo proceda de adentro y esté relacionado con el amor propio, el autocuidado y la autorrealización; no puede basarse en opiniones o exigencias ajenas.

Si quieres bajar de peso para evitar el rechazo social y ajustarte a los estándares, sentirás tu proceso como una monótona carga y lo afrontarás con rencor, vergüenza o culpa. En cambio, si tu objetivo es encontrarte bien, mejorar tu salud y ganar agilidad, te sentirás más conectado a este propósito.

Del mismo modo, si te planteas ampliar tu círculo social, es más fácil que lo consigas si verdaderamente deseas conocer y conectar con otras personas. Dar el paso, cuando en realidad tú no lo deseas, solo porque el resto tiene una activa vida social y te sientes diferente hará que tus intentos se sientan forzados y poco agradables.

Mujer pensando en soluciones

2. Escoge el momento apropiado

Normalmente, comenzamos a cambiar de hábitos en ciertas fechas puntuales: al inicio de la semana, del mes o del año. Sin embargo, puede que estos momentos no sean los más adecuados para ti.

Has de abordar este reto en una etapa vital en la que te sientas tranquilo, confiado y motivado. Si te sientes triste, ansioso o excesivamente frustrado, trabaja primero estas emociones; no son el mejor punto de partida para comenzar ningún proyecto.

3. Cuida tus palabras

El lenguaje que utilizas tiene más poder del que crees, por ello lo mejor es que prestes atención a tus palabras. En primer lugar, deja de definirte. Si llevas mucho tiempo siendo de una determinada forma en un aspecto de tu vida, te habrás acostumbrado a etiquetarte así, y continuarás haciéndolo cada día casi de forma inconsciente.

“Es que soy muy perezoso”, “siempre dejo todo para última hora”, “soy muy despistado”, “tengo muy mal genio”, “me alimento fatal”… ¿Te suenan este tipo de expresiones? Bien, abandónalas, deja de pronunciarlas y de pensarlas, pues al hacerlo estás perpetuando la imagen de ti mismo que quieres dejar atrás; comienza a verte, a pensar y a hablar de ti como la persona en quien quieres convertirte.

Por otro lado, desecha expresiones como “debo” o “tengo que” cuando te refieras a los nuevos hábitos que quieres implementar, y sustitúyelas por otras que denoten deseo o voluntad y no obligación. Por ejemplo, en lugar de decir “tengo que salir a correr” di “voy a salir a correr”; en vez de afirmar “tengo que aprender a poner límites” di “quiero aprender a poner límites”. Estos pequeños matices marcan una gran diferencia.

4. Establece pequeñas metas fáciles de alcanzar

Si quieres cambiar de hábitos sin sufrir, asegúrate de establecer metas realistas que puedas alcanzar con facilidad y que te permitan premiar y reconocer tus logros progresivamente. Buscar un cambio radical en un corto tiempo solo conduce a la frustración, la desesperación y el desánimo, y finalmente nos lleva a abandonar. Así, divide tus objetivos en pequeñas metas que funcionen como peldaños en tu escalera hacia tu nueva versión.

Intenta reconocer y valorar cada avance, no lo pases por alto o lo menosprecies, pues es de esta manera como podrás disfrutar tu proceso y no sufrirlo, sintiéndote cada día más orgulloso de ti. Para esto, puedes adoptar como rutina cada noche revisar tu día y anotar los objetivos que has cumplido.

Mujer escribiendo

5. Si quieres cambiar de hábitos sin sufrir, sé flexible

Esta última recomendación es, sin duda, de las más relevantes. Son precisamente la rigidez y la excesiva autoexigencia las que vuelven el cambio de hábitos una experiencia desagradable. ¿A qué nos referimos con que has de ser flexible? A que has de permitirte tropiezos, descansos en el camino e incluso algún retroceso. Debes saber que estos existirán y pueden ser incluso necesarios en ciertos momentos, no son sinónimo de fallo o fracaso.

Si un día no has podido hacer ejercicio, no pasa absolutamente nada; si hoy has vuelto a perder los nervios y levantar la voz en una discusión, sé compasivo contigo, esto no tira por tierra tu trabajo anterior. No siempre estamos en la disposición de actuar perfectamente, la vida sucede y hemos de adaptarnos; recuerda que un cambio de hábitos es de por vida y debe haber espacio para imprevistos, cambios de planes y excepciones.

En definitiva, un cambio de hábitos debe surgir de una profunda convicción, sostenerse en motivos personales y producirse en el momento adecuado, con calma y flexibilidad. Las prisas, las exigencias, la sensación de obligación son los peores enemigos de este proceso, los que lo convierten en un sacrificio en lugar de en un acto de amor propio. Por ello, cuida la posición y la perspectiva desde la que empiezas este camino; en realidad, puede ser el mejor punto de inflexión.


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