La cara oculta de la maternidad retratada en la película Cinco lobitos

El cine nos trae relatos que, con frecuencia, nos invitan a la reflexión sobre capas de la sociedad que no suelen ser demasiado visibles. Este es el caso de la película Cinco lobitos.
La cara oculta de la maternidad retratada en la película Cinco lobitos
Andrea Pérez

Escrito y verificado por la psicóloga Andrea Pérez.

Última actualización: 03 diciembre, 2022

“¡Enhorabuena! ¡Felicidades! ¡Qué bendición!”. Son expresiones comunes alrededor de una mujer que anuncia que está embarazada, sobre todo, si es su primera vez. Caras alegres, sonrisas, regalos y, en general, un halo de alegría y felicidad es, normalmente, lo primero que nos viene a la mente al hablar de maternidad.

Efectivamente, tener un hijo o hija, es para muchos una gran alegría. “Nunca habrás sentido un amor igual” suelen decir. “Te cambia la vida”. Y, efectivamente, lo hace, te cambia la vida de una manera transversal. Tener un hijo puede ser el origen de muchos momentos de alegría, pero también es un proceso complejo y rodeado de algunas experiencias no tan amablespara la mujer que están, aún, invisibilizados.

Todos parecemos ser conscientes de que el embarazo engloba un tiempo en el que se producen muchos cambios a distintos niveles. Por eso, como sociedad, protegemos a las mujeres embarazadas y resultamos empáticos con ellas. Pero, una vez se da a luz, estos cambios siguen existiendo y es en este momento en el que la mujer se enfrenta a una circunstancia nueva y ajena, que no siempre es tan bonita como podría parecer.

Es sobre esta cara oculta de la maternidad, esa no tan amable que vive la mujer, muchas veces en soledad, sobre la que gira el argumento de la película Cinco lobitos, de la directora y guionista Alauda Ruíz de Azúa. En ella, Amaia (interpretada por Laia Costa) se enfrenta a una maternidad recién estrenada, muy alejada de ese estereotipo de maternidad edulcorada que reside en nuestro imaginario colectivo.

La maternidad como protagonista de Cinco Lobitos

La trama de Cinco Lobitos tiene comienzo cuando Amaia y Javi (Mikel Bustamante) tienen a su primera hija. Completando el reparto, tenemos a Begoña (Susi Sánchez) y Koldo (Ramón Barea), los padres de Amaia, que acompañan a la pareja durante los primeros días en su llegada a casa tras salir del hospital.

Poco después de estrenarse como padre, Javi debe viajar fuera durante unas semanas. Amaia, desbordada ante la crianza en soledad, decide mudarse de manera temporal a casa de sus padres. Sin embargo, la película tiene una clara protagonista y esta no es Amaia, ni Javi, ni Begoña ni Koldo, ni todos ellos de manera coral, la protagonista indiscutible del largometraje es la maternidad y su cara invisibilizada.

Desde los primeros minutos de la película, la maternidad toma la carga emotiva y comienza a autorretratase. A través del personaje de Amaia vemos una maternidad joven y primeriza. Con una pareja ausente por trabajo y una situación laboral inestable por la dificultad de conciliación, la sobrecarga emocional y física comienzan a hacer efecto ella.

Amaia se siente desbordada, agotada, irritable, sola y con miedo. Su punto de inflexión viene cuando, tras apartar la vista durante escasos segundos, su hija se cae del sofá al suelo. Suceso tras el cual decidirá mudarse a su pueblo natal y acudir a su madre como apoyo principal. A través de Amaia descubrimos que criar a un hijo también significa culpa, tristeza, momentos de debilidad, soledad, exigencia e incomprensión.

Otra de las caras de esta protagonista incorpórea se revela a través de Begoña, madre de Amaia. Begoña nos presenta una maternidad de una generación distinta. Una en la que las mujeres, madres o no, soportaban una gran carga a sus espaldas, y carecían de recursos y apoyos.

Begoña se enfrentó a una maternidad sola, cargando el yugo del machismo de su época, con un marido presente, pero no implicado y en una sociedad vasca cerrada en la que no podía desahogarse.  Con su personaje descubrimos que la culpa o los arrepentimientos siguen presentes, aunque tus hijos ya sean adultos.

La película nos muestra que la maternidad es una carrera de fondo donde no existe una meta de llegada. La carga emocional continúa a través del tiempo.

A través de los dos personajes femeninos de la película y de sus relaciones se hace presente que existen sentimientos negativos prácticamente inherentes a la maternidad y que esta no es, para nada, ese camino de rosas que nos han pintado.

Madre preocupada con su bebé
Existe una larga lista de cargas adicionales ocultas que dotan a la maternidad de un peso añadido que puede llegar a ser difícil de manejar.

Otros tabús ocultos y cómo afrontarlos

Desde el día que una mujer decide ser madre, son muchos los juicios y tabús a los que se debe enfrentar. Estos comienzan incluso antes de la concepción.

A los obstáculos propios de la maternidad se le suman las presiones externas. Recibir constantemente opiniones no pedidas sobre la educación que darás a tu bebé. Los juicios sobre todo lo relativo a la lactancia materna, tanto si decides realizarla como si decides no hacerlo. El atosigamiento de familiares que, aunque cargados de buenas intenciones, estorban más que ayudan. La imposición de cargas añadidas por ser mujer. Las críticas hacia tus decisiones como madre.

Por suerte, existen mecanismos que pueden ayudar a llevar tu nueva vida de una manera más agradable y placentera. Para empezar, el hecho de que en la actualidad se comience a visibilizar su cara oculta es un gran paso a nivel social. Compartiendo sus experiencias y desmitificando la maternidad las mujeres encuentran confort y apoyo, liberándose así parte de la incomprensión que cargan.

Otro factor sobre el que se puede trabajar es en delegar responsabilidades. Delegar supondrá un alivio de la carga física y emocional que conlleva ser madre. Aunque complicado, también es preciso imponer límites a quien sientas que juzga tu crianza o a quien se entrometa más de lo que estás dispuesta a tolerar. Aceptar que, como cualquier ser humano, cometes y cometerás errores podrá ayudarte a aligerar la culpa.

Eres madre y responsable del cuidado de tu bebé, pero recuerda que también eres una persona independiente con sus propias necesidades que deben ser atendidas.


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  • Everingham, C. (1997). Maternidad: Autonomía y Dependencia: Un estudio desde la psicología (Vol. 6). Narcea Ediciones
  • González, C. T. Culpa y maternidad, una pareja soluble: variables psicológicas que influyen en el afrontamiento de la culpa.
  • Oiberman, A. (2004). El rostro oculto de la maternidad: El desarrollo del maternaje. Rev. univ. psicoanál, 149-168

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