Cómo ayudar en una situación de crisis
Determinar el impacto que un desastre tiene en la sociedad es complicado. Ante una catástrofe, la primera consternación suele estar relacionada con el número de fallecidos, pero en una situación de crisis el número de afectados suele ir más allá de sus víctimas mortales.
Cuando se sucede una tragedia (un desastre natural, un accidente, un atentado violento, entre otros) muchas las personas se ven afectadas. Además de las víctimas directas y heridos, una catástrofe afecta también a los habitantes de las zonas donde ocurren los desastres y a las personas que pierden a familiares y amigos en ellos. Las catástrofes producen efectos psicológicos traumáticos asociados a emociones negativas porque supoen una amenaza de la vida para las personas.
No todo el mundo reacciona de la misma manera frente a este tipo de adversidades, pero la gran mayoría de las víctimas sufre episodios ansiedad y depresión, que pueden desembocar en un trastorno de estrés postraumático u otras complicaciones clínicas.
ESTAR A SU LADO
El dolor emocional y la tristeza son sentimientos inevitables para quienes se ven afectados por una tragedia. La clave está en dotar a esas personas de lo pensamientos y las herramientas necesarias para superar ese momento. Independientemente de la ayuda de un profesional, que se hace imprescindible desde el primer momento en estos casos, el apoyo de la familia y los amigos son también fundamentales para reforzar el tratamiento y superar estos procesos traumáticos.
Ante una situación de crisis, una de las dudas que nos asaltan es saber qué hacer y cómo podemos ayudar a esa persona que tenemos cerca. Es esencial saber acompañarla, es decir, saber escucharla y respetar su dolor. Las victimas de un trauma tendrán que ir superando una serie de fases que están asociadas a la aparición de síntomas como la irritabilidad, los transtornos de sueño, la rememoración repetitiva de lo sucedido, la necesidad de expresar sus sentimientos y contar lo vivido o el duelo.
RESPETAR SU DUELO
Desde el primer momento, es fundamental el refuerzo de los familiares, quienes tendrán que tener en cuenta una serie de pautas. Aceptar que nuestro familiar o amigo tiene que pasar el duelo de despedirse de una pérdida personal o material. Es un momento triste, hay que hacerles ver que aceptamos y respetamos ese sufrimiento, pero también hay que ayudarles a cambiar de actitud.
Hay que evitar que se aislen y que los pensamientos negativos dominen su mente. Es necesario ayudar a la persona en crisis a cambiar el foco de atención de sus pensamientos, que retome sus capacidades, pero nunca indicarles el camino desde nuestro punto de vista o nuestra experiencia personal.
Es esencial saber escuchar. Dejarles hablar y que expresen sus sentimientos. Que ellos sean capaces de aclararse, de identificar sus problemas y hacer uso de sus capacidades para recuperar las riendas de su vida.