Como potenciar el compromiso de los equipos

El efecto Ikea nos dice que aquello que construyes tú mismo tiene más valor. Este principio puede aplicarse en los grupos de trabajo, en personas que lidian juntas por mil problemas y que crean cosas innovadoras en conjunto.
Como potenciar el compromiso de los equipos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 25 diciembre, 2021

El efecto Ikea define la satisfacción que experimentamos cuando construimos algo por nosotros mismos o ensamblamos piezas separadas para dar forma a una estructura que nos es útil y práctica. También hermosa. Eso que hacemos con los muebles de esta famosa cadena sueca, puede usarse de metáfora para muchas dinámicas de nuestra vida personal y sobre todo laboral.

Esta famosa multinacional sabía muy bien que la dinámica del “hágalo usted mismo” tenía mucho éxito en distintos ámbitos del mercado. Aquello que uno hace con sus propias manos, tiempo y esfuerzo adquiere mayor valor, tiene un poder emocional y además se refuerza el sentido de autoeficacia de quien lo elabora.

En el ámbito del management también se aplica con frecuencia este efecto en muchas organizaciones. Puesto que todos valoramos mucho más un proyecto o meta si hemos participado en su creación y esta tiene éxito. Por tanto, resulta propicio introducir retos para que los grupos de trabajo los asuman por sí mismos. Si les damos además, unas instrucciones básicas y los dotamos de plena autonomía, los resultados llegan.

Es un fenómeno interesante en el que vale la pena profundizar.

Nos gustan aquellas dimensiones que creamos por nosotros mismos con nuestro tiempo, esfuerzo y emociones.

grupo aplicando el efecto ikea

El efecto Ikea en el ámbito laboral: ¿cómo puede ayudarnos?

Aquello que construyes tú mismo te lleva a querer lo que eriges. A esta conclusión se llegó en un trabajo de investigación realizado por la Universidad de Harvard al ver cómo muchos consumidores de Ikea daban mayor significado a aquello que ensamblaban o construían ellos mismos. Esta evidencia atrajo pronto el interés en escenarios más allá del bricolage.

Al fin y al cabo, el efecto Ikea nos demuestra una vez más el poder que tienen las emociones en todas nuestras atribuciones. Aquello que nos suscite una emoción lo bastante intensa dejará una mayor impronta en nuestro cerebro. Y pocos aspectos son tan poderosos como lograr objetivos por nosotros mismos o en equipo. Ver que hemos sido capaces de “construir algo” refuerza la autoestima y la autoeficacia.

Así, no nos será difícil comprender por qué es común que en muchas empresas se propongan “desafíos” para que los equipos de trabajo los asuman. Los retos no solo nos motivan, sino que son experiencias que nos ponen a prueba y nos movilizan en todos los sentidos: conductual, cognitivo y emocionalmente.

Si además los llevamos a cabo con más personas pueden generar un gran sentimiento de unión y afinidad.

Aquello que logras junto a otras personas adquiere un valor significativo. No solo mejora tu autoeficacia, sino que además creas un vínculo más estrecho con esas figuras con quienes has alcanzado una meta enriquecedora.

El efecto Ikea en el liderazgo

Hay algo que todo líder debe saber para lograr que su equipo y toda la organización crea en él y en su proyecto. Para que una persona se comprometa en la labor de una empresa debe sentir como propios los fines de dicha organización. No vale solo con marcarle un plan de ruta. No basta con darle un salario y decirle cuáles son sus obligaciones.

Hay que motivar, cautivar, lograr el compromiso del trabajador y consolidar en él un sentimiento auténtico de pertenencia. Podríamos decir que la empresa es el mueble y los empleados las manos que deben montarlo y darle forma. Durante ese proceso deben surgir esos sentimientos de utilidad y autoeficacia, con los que poder dar valor a lo que uno ayude a construir. Esa es la clave.

Por tanto, el líder puede servirse del efecto Ikea proponiendo desafíos a los equipos de trabajo. De ese modo, sentirán cualquier iniciativa como suya y la implicación será mejor.

Juntos logramos cosas mejores (y lo conseguido nos une mucho más)

Las personas experimentamos mayor cercanía con aquello que sentimos como nuestro, como parte de nosotros. Y para que esto ocurra nada mejor que emprender retos, experimentar y superar dificultades. El efecto Ikea nos dice que apreciamos mucho más el mueble que hemos montado por nosotros mismos. Sin embargo, hay algo no menos importante: si lo hacemos con ayuda, el resultado puede ser mejor.

En el ámbito de empresa afianzaremos una relación más significativa con aquellos grupos con los que hemos pasado desafíos juntos. Lidiar con dificultades en conjunto, ser capaces de generar ideas entre todos y conquistar altos objetivos resulta enriquecedor en todos los sentidos. No solo avanzamos más rápido, sino que el resultado puede ser extraordinario.

De este modo, otro propósito que debe lograr un buen líder es dar a entender que el grupo es más poderoso que el individuo.

Los trabajadores deben percibir cierta autonomía a la hora de lograr los desafíos y objetivos marcados. Delegar tareas y confiar en las personas que forman parte de una organización media en el éxito de la misma. 

grupo de trabajo aplicando el efecto ikea

El compromiso en una empresa se logra ofreciendo autonomía

Cuando estamos montando el clásico mueble de esta famosa cadena de tiendas suecas nos dan unas instrucciones explícitas y claras, es cierto. Sin embargo, a pesar de estar todo pautado, la persona sigue teniendo la curiosa y sesgada percepción de que “el mueble lo ha hecho él”. El efecto Ikea no deja de ser contradictorio y particular.

Sin embargo, en el escenario de una empresa u organización resulta útil y motivador aplicar este recurso. Al dar metas y desafíos a los grupos de trabajo la motivación de logro se eleva, se potencian la proactividad y la innovación. Ahora bien, es necesario que se les ofrezca a los empleados autonomía y se delegue responsabilidades en ellos.

Esto confiere a cada individuo y cada equipo una grata sensación de confianza. Saber que el líder confía en ellos eleva el bienestar y el rendimiento. Esto no quita que cuenten cómo no, con un plan de ruta, con unas instrucciones básicas. Sin embargo, el método para lograr esa meta concreta es libre, y es ahí donde cada cual puede demostrar su potencial único.

Motivar y dirigir a un equipo de trabajo es un arte que vale la pena comprender. Porque de ello depende el avance o caída de una organización.


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  • Berman, Jillian [2], "The IKEA Effect: Study Finds Consumers Over-Value Products They Build Themselves", September 2011
  • Dibeehi, Qaalfa. «Ever Heard of the IKEA Effect? Increasing perceived value while reducing costs» Beyond Philosophy. Beyond Philosophy.
  • Norton, Michael; Mochon, Daniel; Ariely, Dan (9 de septiembre de 2011). «The IKEA effect: When labor leads to love» Journal of Consumer Psychology 2

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