Condicionamiento excitatorio e inhibitorio: ¿en qué consisten?
En el estudio de la conducta y el aprendizaje animal y humano, el condicionamiento clásico ha sido un referente. En este, la respuesta que un organismo despliega automáticamente ante un estímulo se transfiere a otro por medio de una asociación entre ambos (Sarason y Sarason, 2006).
Dentro del condicionamiento clásico podemos hallar varios tipos de condicionamientos entre los que destacan: el condicionamiento excitatorio e inhibitorio. Antes de profundizar en estos dos, revisaremos brevemente unos conceptos centrales que nos permitirán comprenderlos mejor:
- Estimulo incondicionado (EI): es cualquier estímulo con intensidad suficiente para producir una respuesta. No requiere experiencia por parte del organismo para producir la respuesta.
- Respuesta incondicionada (RI): es la respuesta desencadenada por el estímulo incondicionado.
- Estimulo neutro (EN): estímulo que no produce ningún efecto sobre la conducta o que no produce una respuesta.
- Estimulo condicionado (EC): surge de la repetida asociación entre el EI y el EN. Este estímulo adquiere las propiedades del EI para producir una respuesta similar a la RI, conocida como respuesta condicionada.
- Respuesta condicionada (RC): es la respuesta provocada por el EC cuando se han asociado.
El condicionamiento excitatorio
En el conductismo, el condicionamiento excitatorio ocurre cuando un estímulo condicionado produce una respuesta condicionada, similar a la respuesta incondicionada que provoca el estímulo incondicionado. En otras palabras, el condicionamiento excitatorio activa respuestas condicionadas en un organismo. Esta forma de condicionamiento es la más común, y también la más fácil de llevar a cabo.
Ahora bien, ¿cómo es posible que un estímulo condicionado pueda provocar una respuesta condicionada similar a la respuesta que provoca un EI? Esto se debe a la asociación entre estímulos. En un primer momento, el EC aparece como producto de la asociación entre un estímulo neutro y uno incondicionado, en la cual el EN adquiere propiedad del EI, convirtiéndose así en un EC.
Por ejemplo, cuando nos sentimos mal después de comer o beber algo -no tiene por qué estar en mal estado, puede que nuestro organismo lo tolere con dificultad o que incluso nos hayamos pegado un atracón-, ya no queremos volver a probar esa sustancia e incluso, al pensar en ella, podemos llegar a sentir el malestar que nos provocó.
Otro ejemplo clásico es el experimento de los perros de Pavlov, los cuales secretaban saliva con tan solo escuchar el sonido de una campana que se había asociado a la comida (EI). En un principio, la campana por si sola no era capaz de generar salivación en los perros, pero al presentarla junto con la comida, que sí generaba salivación, los perros empezaban a salivar con tan solo escuchar la campana, pues habían aprendido (se habían condicionado) que junto a ella venía el alimento.
Así pues, en el condicionamiento excitatorio, la presentación de un estímulo condicionado activa la respuesta conductual y neuronal relacionada con el estímulo incondicionado, sin la presentación real de este último. Las respuestas condicionadas que se logran observar en un organismo tienen su fundamento en procesos relacionados con los estímulos incondicionados.
El condicionamiento inhibitorio
En los estudios sobre el condicionamiento excitatorio, un EC predice la ocurrencia de un EI. Pero, ¿qué sucedería si el EC predijese la ausencia del EI? Podríamos llegar a creer que si un EC no va seguido de un EI, entonces es un estímulo neutro que no tienen ningún valor motivacional o activador para el sujeto. Pero estaríamos equivocados. De hecho, el EC que predice la ausencia del EI no es un estímulo neutro, es un estímulo condicionado inhibitorio (EC-).
El condicionamiento inhibitorio es aquel en el que el EC no va seguido del EI, por lo que no provocaría la respuesta que normalmente produciría en presencia del EI. En caso de que llegue a producir una respuesta esta sería opuesta a la del condicionamiento excitatorio.
El condicionamiento inhibitorio es básicamente un aprendizaje de contrastes (Sánchez et al., 2008). Veamos qué quiere decir esto.
Uno de los principales procedimientos para generar condicionamiento inhibitorio es el procedimiento diferencial. Durante la fase de adquisición de una conducta se utilizan ensayos excitatorios en conjunto con ensayos inhibitorios que se presentan de manera aleatoria durante toda la sesión experimental.
En las pruebas excitatorias, el EC va seguido sistemáticamente del EI, mientras que las pruebas inhibitorias, no.
Otro ejemplo sería el de un cachorro que teme el ataque de un depredador como señal de peligro (estímulo condicionado excitatorio), pero en presencia de su madre (estímulo condicionado inhibitorio) no teme a la amenaza.
Comparación entre condicionamiento excitatorio e inhibitorio
Aunque ambos tipos de condicionamiento son distintos, podemos observar un punto en común: la relación. En el caso del condicionamiento excitatorio, la relación entre EC y EI es positiva -es decir, hay asociación-, mientras que en el caso del condicionamiento inhibitorio la relación es negativa, es decir, no hay asociación.
La no asociación entre estímulos es también una manera de relacionarse. En la vida humana y animal, la relación es una característica inherente, y si hablamos de condicionamiento clásico, con más razón. Ambas formas de condicionamiento provocan una respuesta en los organismos que le permiten adaptarse y responder ante el entorno.
Partiendo de ese factor que tienen en común, podemos observar la diferencia principal entre ambos: uno provoca respuestas, las activa (condicionamiento excitatorio), mientras que el otro las inhibe (condicionamiento inhibitorio). Aunque sean polos opuestos en este sentido, ambos permiten equilibrar las conductas de los organismos para una mejor adaptación.
Para terminar, el condicionamiento excitatorio e inhibitorio son un continuo en la línea del condicionamiento clásico. Cada uno tiene una función específica (activar o inhibir) que le permite al individuo u organismo adquirir y consolidar determinados patrones conductuales.
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- Sánchez, P., Ortega, N. y de la Casa, L. (2008). Bases conceptuales del condicionamiento clásico: técnicas, variables y procedimientos. Obtenido el, 5.
- Sarason, I. G. y Sarason, B. R. (2006). Psicopatología: psicología anormal: el problema de la conducta inadaptada (10ª Ed.). Pearson Educación.