Si piensas que tienes un problema, entonces tienes un problema
La vida puede dar muchas vueltas y de hecho las da. Las cosas no siempre salen como nos gustaría, afortunadamente. Los problemas surgen por todas partes… ¿o no? ¿Qué es realmente un problema? ¿Tenemos tantos problemas como pensamos o simplemente nos complicamos la vida pensando en lo que creemos que nos falta?
En realidad, es nuestra actitud la que determina si tenemos realmente un problema y su magnitud. Piensa que es nuestra valoración de los hechos lo que verdaderamente nos hace convertir las circunstancias en problemas, también es nuestra valoración la que trasforma un reto en una amenaza.
En este sentido, aceptar las circunstancias nos permite aprovecharlas como una oportunidad para aprender y crecer. La aceptación es una forma de darle una solución a las situación adversas, para adaptarnos y renovarnos, cuando no hay ninguna otra posibilidad de intervención o para cuando elegir otra posibilidad de intervención exige que paguemos un precio demasiado alto.
La adversidad como oportunidad
Queramos o no, nos guste o no, estemos preparados o no, la adversidad se cruzará en nuestro camino. Muchas preguntas surgirán entonces, pero la más importante de todas es qué vamos a hacer, cómo vamos a incorporar eso de aquí en adelante. En otras palabras, ¿vas a dejar que la adversidad se convierta en un problema o vas convertir la nueva circunstancia en una oportunidad para aprender y crecer?
El dolor y la preocupación iniciales son algo normal y natural. Es incluso saludable darle tiempo al dolor para que haga su trabajo. Resistirse solo es una forma de prolongar la agonía. El dolor es un sentimiento natural al que hay que dejar espacio. Es cuando pasa el dolor emocional cuando hay que enfrentarse realmente a la nueva situación.
A pesar de lo mucho que se nos puede complicar la vida, las adversidades pueden convertirse en una gran oportunidad para conocernos mejor, para valorar lo que tenemos, para valorarnos a nosotros mismos. El enfoque no cambia lo que ha pasado, no nos traerá una solución, pero nos dará la oportunidad de descubrir. Una actividad que ya es maravillosa en sí misma.
“La adversidad tiene el don de despertar talento que en la prosperidad hubieran permanecido durmiendo”.
-Horacio-
Aceptación y adaptación al cambio frente al problema
Aprender a adaptarse a las nuevas circunstancias, por adversas que estas sean, es el secreto para vivir una vida plena y feliz. Parece difícil, pero es posible. Sin embargo, solo la adaptación no es suficiente: también tenemos que ser capaces de aceptar lo que nos toca. En todas las ocasiones, esta aceptación es el inicio del cambio, ya sea sobre el nuestro interior o en nuestro entorno.
Adaptarse no significa vencer a la adversidad, solo ayuda a tomar parte del control, el control de uno mismo. Al fin y al cabo, ya lo decía Bernabé Tierno, se puede afrontar todo, pero no se puede vencer todo. Solo la aceptación nos permitirá realizar una adaptación real y sacarle jugo hasta el último segundo de nuestra vida.
“La vida de toda persona, y en especial nuestra vida, debe ser de aceptación, adaptación y renovación constantes”.
-Bernabé Tierno-
Aprende a soportar lo que no puedes cambiar
Feliz es el que aprende a soportar lo que no puede cambiar, dijo Fiedrich Schiller. Ciertamente, por muy duro que sea el cambio, por grande que sea la adversidad, aprender a lidiar con ella, aceptarla y adaptarse a la nueva circunstancia en muchos casos es la única manera de seguir adelante. Para optar por el resto de alternativas tendríamos que pagar un precio que en este momento no podemos asumir o directamente no hay más alternativas.
Mientras aprendemos a aceptar el cambio y a adaptarnos a las nuevas circunstancias, nos enfrentaremos a otros cambios, porque la vida es así: dinámica pura. En estos casos, nuestra primera reacción puede ser huir o luchar, que son instintos innatos de supervivencia que adquieren mucha fuerza como motivadores de nuestras acciones cuando nos sentimos amenazados.
Pero cuando somos capaces de adaptaros mentalmente a una situación, por dura que esta sea, entonces estamos en posición de buscar el modo de ajustarnos a la nueva situación. Una persona que puede aceptar el cambio y adaptarse a su nueva situación es la que es capaz de enfocar la mente en nuevas direcciones y tomar decisiones en base a su nueva realidad y sus nuevos objetivos.
En vez de sufrir por lo que no tienes, disfruta de lo que posees
Tienes un verdadero problema si te dejas superar por la adversidad, si te dejas superar por la pena por lo que perdiste o de lo que ya no puedes hacer. Habrás convertido la adversidad en un verdadero problema, en una pesada losa que no te dejará avanzar.
Una realidad complicada no tiene por qué convertirse en una situación agotadora y decepcionante, no tiene por qué poner punto y final a sueños y esperanzas. Con coraje y optimismo se pueden encontrar y aprovechar las nuevas oportunidades que a todos se nos presentan. Nuestros límites no están en nuestras limitaciones. Por delante nos queda mucho camino, aunque nuestros soportes se quedaran atrás.
Quedarse en el fondo del pozo, cuando existen dificultades, puede llegar a ser toda una tentación. Ese es el camino fácil. Puedes lamentar la pérdida, el fracaso o la enfermedad, pero no hagas de ese el lugar tu morada. Todavía te quedan por delante muchas oportunidades para tener una vida plena. Sin embargo, para lograrlo tienes que aceptar el cambio que se ha producido y hacerlo como el punto de partida para adaptarte a las nuevas circunstancias.
“El que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier como”.
-Friedrich Nietzsche-