Cuando la sombra del terrorismo nos lleva a la indefensión

Cuando la sombra del terrorismo nos lleva a la indefensión
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 27 enero, 2021

Suele decirse que no hay mayor pérdida de libertad que la inseguridad que nos provoca el miedo. El terrorismo y los últimos atentados vividos no solo tienen un efecto directo sobre las propias víctimas, el impacto emocional y psicológico asociado a la sombra del temor nos alcanza a todos.

El terrorismo se ha asentado en nuestras sociedades en carne y hueso. Las víctimas del telediario ya no habitan en esos países de Oriente Próximo en los que el sufrimiento se encuentra a veces “egoístamente normalizado” ante la mirada del mundo occidental. En la actualidad, personalizamos mucho más la angustia porque esos rostros, esas vidas solo nos recuerdan lejanamente a los nuestras.

El terrorismo es ante todo el fracaso más absoluto del ser humano. Es el germen del odio, de la incomprensión y de esa maldad que a su vez, logra dividir naciones y sociedades.

El terrorismo representa una amenaza emergente y global que nos afecta a todos y que además tiene efectos. Entre ellos están la notable falta de seguridad, el temor a futuros ataques y su impredecibilidad, el miedo y, a menudo, incluso la falta de confianza en nuestras instituciones. Nos encontramos ante nuevas demandas emocionales y psicológicas que hemos de saber afrontar.

Te invitamos a reflexionar sobre ello.

El terrorismo y sus implicaciones psicológicas

A menudo suele decirse que, a raíz del 11-S, el mundo dejó de ser el mismo. Tanto es así, que muchos se atreven a describir a nuestras sociedades en crisis como engranajes basados casi en exclusiva en la sombra del miedo. Gracias a él, se endurecen las medidas de control, se blindan determinadas estructuras de poder y todos trabajan por un propósito muy concreto: en la seguridad.

Hemos de tener en cuenta que la seguridad es básicamente ausencia de miedo, además de un derecho recogido en la carta de Naciones Unidas donde se especifica que toda persona debe y merece sentirse defendida, segura y protegida en su integridad física y psíquica. Cuando esto no ocurre, perdemos nuestra sensación de control y vemos limitados nuestro desarrollo social y personal.

seguridad metro

Los efectos del terror y la indefensión

Según un trabajo llevado a cabo en la Universidad Internacional de Valencia, existen dos fenómenos que explican cómo nos pueden afectar los actos terroristas:

  • En primer lugar estaría el efecto onda, un mecanismo que crea varios “círculos expansivos” tras el atentado o el desastre. Las primeras ondas afectan a las propias víctimas y sus familiares. Las segundas, a la comunidad, a la ciudad o a todo el territorio, ahí donde el impacto emocional es tan elevado que se acaban desarrollando temor o indefensión ante la posibilidad de futuros atentados.
  • El efecto contagio, por su parte, deriva no solo del contacto con una víctima del terrorismo, sino también cuando los propios medios de información u otras instituciones generan miedo y amplifican aún más la sensación de inseguridad.

Casi sin que nos demos cuenta acabar generándose un efecto dominó. Quedamos impactados con los atentados. Más tarde, las televisiones, las redes sociales y las conversaciones que mantenemos elevan esa sensación de indefensión, hasta el punto de llegar a limitar nuestra forma de vida o comportamiento: dejar de viajar, desconfiar de determinados grupos culturales… 

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No debemos ser cautivos del miedo

En un interesante artículo aparecido en la revista “Psychology Today” nos explican que el terrorismo habrá triunfado en nuestras sociedades en el momento en que cada uno de nosotros llevemos a cabo estos cuatro aspectos:

  • Cancelar nuestras vacaciones y dejar de viajar
  • Sentir miedo cada momento del día y temer un atentado en nuestras cercanías
  • Desconfiar de nuestras instituciones
  • Necesidad de mudarnos con nuestras familias a lugares más seguros.

En un artículo aparecido en la revista de estudios sociales, el psicólogo Ordoñez Díaz nos indica que con los atentados se busca, por encima de todo, un efecto psicológico que cause un gran impacto social, además de ejercer un tipo de poder vinculado al miedo y a la inseguridad.

bruselas atentado

Es posible que no tengamos en nuestras manos el medio o la forma de acabar con este tipo desastres. La complejidad política y los oscuros entresijos que se mueven en el teatro de la geoestrategia, la política y el armamento, hace que nos veamos a nosotros mismos más como marionetas que como actores principales.

No obstante, para hacer frente a la indefensión o la angustia, es necesario evitar ser cautivos del miedo. Algo tan esencial como permitirnos hacer vida normal, relacionarnos y respetarnos los unos a los otros ensalzando esos valores que ennoblecen al ser humano, pueden ayudarnos a mantener la calma y el equilibrio.

Para ello, y para finalizar con una buena reflexión, basta recordar las palabras del filósofo Fernando Savater, “lo más importante intelectualmente no es tanto comprender los motivos de los terroristas, sino los nuestros para resistirles sin emplear sus propias armas” .


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