Cuando nada es seguro, aprende a confiar en ti

Si el mundo está en caos y todo son incertezas, confía en ti. Ante la inestabilidad externa, calma interna, confianza y actitud resiliente. Solo cuando confiamos en los propios recursos internos el miedo se debilita y nos abrimos paso con mayor seguridad.
Cuando nada es seguro, aprende a confiar en ti
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 13 enero, 2022

Cuando no haya nada seguro a tu alrededor, cuando tengas la sensación de que el suelo se fragmenta bajo tus pies, recuerda: aprende a confiar en ti. Nada nos amarra más a la vida que la confianza firme en que merecemos sentirnos mejor, en que pase lo que pase podremos activar esfuerzos y estrategias para hacer frente a lo que venga por delante. Ese es un recurso psicológico altamente valioso.

Es más, podríamos decir que esta dimensión se vincula de manera casi directa a nuestra capacidad para tener una vida más satisfecha, feliz. Al fin y al cabo, el reverso de la autoconfianza es el miedo y como bien sabemos, nada es tan devastador cómo hacer frente a un día a día en el que está presente la angustia, la inseguridad, la sensación de que no tenemos control sobre nada.

Asimismo, hay algo innegable ahora mismo: estamos transitando por una crisis a todos los niveles. Vemos el futuro con una mezcla incómoda de inquietud e incertidumbre, sentimos que gran parte de las cosas que dábamos por sentadas pueden reformularse por completo. Ante este escenario solo tenemos dos opciones: dejarnos caer al abismo de la indefensión o responder partiendo de una energía revitalizadora; la confianza.

Nada nos garantiza que lo que pueda ocurrir mañana sea bueno o malo. Pero si somos capaces de confiar en nosotros mismos cualquier adversidad se hará más manejable.

Mujer con manos en el pecho simbolizando el aprende a confiar en ti

Aprende a confiar en ti y (casi) todo será posible

Para Carl Rogers, fundador de la terapia centrada en el cliente y exponente destacado de la psicología humanista, la autoconfianza era un componente esencial de la autoestima. Una dimensión prioritaria que atender con el fin de que toda persona alcanzara el bienestar. También Abraham Maslow la incluyó cuando enunció su teoría sobre la jerarquía de las necesidades humanas, representada en su ya clásica pirámide.

La autoconfianza formaba parte del escalón de la estima o el reconocimiento. Era esa área en la que se integraba también la independencia, el aprecio a uno mismo, la dignidad, la sensación de sentirse competente para lograr algo seguro para emprender metas, para conquistar espacios, para amar y ser amado… Según Maslow, solo cuando dominamos estas dinámicas aspiraramos a esa cumbre que es la autorrealización.

La autoconfianza es casi como esa llave que nos permite abrir muchas de esas recompensas que nos da la vida y que, a veces, no alcanzamos por indecisión, por miedo o peor aún, por creer que no la merecemos. Por eso, es importante tener en cuenta todas esas puertas que podríamos cruzar gracias a esta competencia psicológica.

En un mundo en caos, aprende a confiar en ti

En un mundo en constante cambio, la autoconfianza despertará en ti notables beneficios:

  • Menos miedo y un nivel menor de ansiedad.
  • Reducirás la voz de ese crítico interno, ese que tanto tiempo lleva convenciéndote de que no puedes, no sabes o no mereces.
  • Sentirás mayor motivación para trabajar y luchar por lo que deseas.
  • Desarrollarás mejores estrategias de afrontamiento para lidiar con las dificultades.
  • Tendrás una visión de ti mismo más positiva.
  • Mejorará la calidad de tus relaciones.
Mujer con manos en el cielo

¿Cómo construir una mejor confianza en uno mismo?

Si quieres que tu vida cambie, si deseas mejorar tu realidad y encarar mejor las dificultades, hazlo: aprende a confiar en ti. No obstante, recuerda algo, esa tarea requiere trabajo diario. La confianza en uno mismo como la autoestima se desgastan con facilidad. No son dimensiones estables en el tiempo, no es cómo esculpir una figura de un trozo de madera y disfrutar de esa creación de por vida.

Generalmente, esas dimensiones son muy sensibles. A veces, una decepción, un error cometido e incluso una relación afectiva dañina acaba boicoteando esas fortalezas psicológicas en las que uno ha invertido tanto tiempo. Por tanto, hay que estar prevenidos y favorecer ese autocuidado mental y emocional. Veamos qué estrategias te pueden ayudar.

  • Clarifica tus valores, tus propósitos. Ten claro lo que es importante para ti, lo que quieres de la vida y lo que esperas para ti.
  • Asume que no eres perfecto. Tienes pleno derecho a equivocarte, a caer, a fallar, a sufrir cuando el destino te golpea. Sin embargo, tu obligación última es reponerte, levantarte y aprender.
  • Sé compasivo contigo, domina tu diálogo interno siendo amable con tu propio ser. No actúes como tu peor enemigo, respétate.
  • Reinterpreta tus miedos. Cada vez que ellos te convenzan de que no puedes con algo, pregúntales por qué. Reformúlalos, elimínalos de tu mente si no tienen sentido ni base.
  • Ponte metas sencillas que puedas lograr. De ese modo te irás sintiendo más solvente, capaz, fuerte y motivado.
  • No dejes que nadie limite tu potencial o ponga en duda tus capacidades. Mereces aquello que deseas.

En tiempos de crisis, confía en ti

Aprende a confiar en ti. Despierta esa fortaleza para que actúe como paracaídas cuando todo se venga a bajo.

Aprende a confiar en ti en esos días en que nada es seguro y el horizonte amenace con tormenta. Di sí a poner en práctica el ingenio, la resiliencia, la capacidad para actuar, la sabiduría para saber cómo manejar el miedo, cómo reaccionar ante la dificultad…

Cuando el mundo esté en caos, confía desde ese refugio mental donde todo está calma y las confianzas se desarrollan. Porque cuando el destino es incierto lo único seguro eres tú; tú y tu empeño por seguir adelante, por ser de ayuda a los demás, por actuar como esa persona que siempre aspira a lo mejor. A estar bien.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.