Curiosidades sobre la mentira

Aunque muchos piensen que no, los seres humanos somos unos grandes aficionados a la mentira/ficción. En muchos casos, preferimos una cómoda falsedad y no una horrible verdad. Veamos algunas curiosidades sobre las mentiras y los mentirosos.
Curiosidades sobre la mentira
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 01 febrero, 2024

Se podría afirmar que ningún ser humano ha escapado de la mentira. Todos mentimos alguna vez y, así mismo, todos hemos sido engañados alguna vez. Se cree que la capacidad de mentir es una habilidad adquirida evolutivamente, ya que la propia vida puede depender de la simulación, el camuflaje y otras destrezas asociadas.

Según una investigación llevada a cabo en 2018, las personas somos capaces de detectar hasta el 54 % de las mentiras. Si se conoce bien al interlocutor o se presta especial atención a este, el porcentaje aumenta. En general, las mujeres son más hábiles detectando la mentira, pues suelen reconocer mejor las emociones humanas.

Otro de los datos curiosos sobre la mentira es que los famosos «detectores de mentiras» en realidad nunca funcionan al cien por ciento. Si bien suelen ser efectivos con una persona promedio, también es posible que alguien se entrene para engañar el aparato y lo logre. Veamos otras curiosidades sobre este tema.

«Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña».

-Adolf Hitler-

Hombre cruzando los dedos

Algunas curiosidades sobre la mentira

Muchos piensan que los niños pequeños no conocen la mentira, pero no es así. Se estima que un ser humano comienza a mentir hacia los 2 años. Al principio, los pequeños fantasean con la realidad, pero pronto aprenden que uno que otro engaño puede reportarles beneficios.

Los psicólogos han encontrado que es más fácil mentirse a uno mismo  que a los demás. Una persona común rara vez pone a prueba la validez de sus propias ideas o creencias. En general, se dedica más bien a justificarlas. Esa es una de las razones por las que es frecuente que las personas terminen creyéndose la mentira que le dijeron a los demás.

Se cree que una persona promedio acude a la mentira entre una y 10 veces por día. Esto quiere decir que se dicen alrededor de 365 mentiras por año y que una persona de 20 años habrá dicho unas 7300 mentiras en su vida. Obviamente, en los más mentirosos esta cifra podría ser el doble o el triple.

La mentira y el cuerpo

Las huellas de la mentira quedan en el cuerpo. La evidencia de la que disponemos respalda la idea de que cuando una persona miente, se produce el efecto Pinocho. Consiste en que la punta de la nariz se pone un poco más roja. También es habitual que haya cierto picor. Por eso, cuando alguien dice mentiras, lo más probable es que se toque la nariz.

Así mismo, hay un cambio en la temperatura del rostro que se nota más en la esquina interna del ojo. Por supuesto, habría que tocar a alguien y tener un tacto muy desarrollado para notarlo. En cambio, hay una señal más evidente de la mentira: tocarse el cuello como si picara.

Si se hace una pregunta cuya respuesta es “sí” o “no”, es posible detectar si una respuesta negativa es verdadera o falsa. Las personas tienden a negar con la cabeza; cuando inician ese movimiento por la izquierda, puedes creerles.

Si la negación comienza por la derecha, están mintiendo. Se debe a que el cerebro procesa ese gesto en relación directa con el hemisferio al que corresponde. El izquierdo recuerda, mientras que el derecho crea.

Hombre hablando con su pareja

Más curiosidades sobre la mentira

La ciencia ha descubierto que el cerebro de quienes acuden a la mentira con frecuencia es diferente al de las personas sinceras. Un estudio llevado a cabo en 2018, y publicado en The British Journal of Psiquiatry, encontró que los mentirosos compulsivos tienen más sustancia blanca que gris en el lóbulo frontal del cerebro.

Muchas veces se piensa que es más fácil engañar a una persona honesta que a un mentiroso declarado. En realidad, ocurre todo lo contrario. Cuanto más sincero es alguien, mayor capacidad tiene para detectar la falsedad en los demás. Por contraste, quienes mienten con frecuencia tienen una percepción débil de lo verdadero y lo falso, por lo que pueden ser engañados más fácilmente.

Finalmente, hay que decir que la mentira es una de las armas fundamentales durante una guerra. Por algo se dice que la primera víctima de una confrontación armada es la verdad. Por eso, cada vez que leas información acerca de un bando en conflicto, duda al menos de la mitad de lo que te dicen.


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  • Yang, Y., Raine, A., Lencz, T., Bihrle, S., Lacasse, L., & Colletti, P. (2005). Prefrontal white matter in pathological liars. The British Journal of Psychiatry, 187(4), 320-325.
  • Catalán, M. (2005). Antropología de la mentira (Vol. 2). Del Taller de Mario Muchnik.

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