Déficit de vitamina B12 y deterioro cognitivo ¿qué relación hay?

Un nivel bajo de vitamina B12 puede afectar a nuestra salud cerebral. Así, no solo es común que corramos un riesgo más elevado de sufrir ansiedad y depresión, además, también podemos experimentar fallos cognitivos como problemas de memoria, fluidez verbal...
Déficit de vitamina B12 y deterioro cognitivo ¿qué relación hay?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 15 julio, 2019

Cuando hablamos de salud cerebral, un déficit de vitamina B12 puede marcar una diferencia importante. Sabemos desde hace tiempo que su presencia favorece el funcionamiento del sistema nervioso y que, además, es esencial para producir glóbulos rojos. Ahora bien, en los últimos años conocemos también las implicaciones de su ausencia en diferentes problemas cognitivos.

En la actualidad, es común que los psiquiatras demanden en las pruebas bioquímicas de sus pacientes conocer previamente los niveles de la cobalamina, también conocida como vitamina B12. Su déficit, más allá de derivar en un tipo muy concreto de anemia, puede mediar a su vez en la aparición de trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión.

Por otro lado, algo que saben también nuestros médicos y neurólogos es que a medida que nos hacemos mayores, los niveles de este tipo de vitamina van descendiendo de manera notable. Su déficit no solo es un riesgo para quienes mantienen una rigurosa dieta vegana, sino que la propia edad va reduciendo también de manera gradual su presencia en nuestro organismo, con las consecuencias que esto tiene,

Así, los efectos de su bajo nivel se traducen muy a menudo en un amplio espectro de problemas cognitivos, tales como fallos de memoria, problemas de concentración, problemas en la fluidez verbal, cambios en nuestro humor…

La vitamina B12, en particular, tiene un gran impacto en la salud neurológica. A partir de los 40 años es común que sus niveles empiecen a descender de manera gradual, siendo especialmente evidente llegada la década de los 60.

Figura simbolizando el déficit de vitamina B12

El déficit de vitamina B12 y nuestra salud cerebral

Carne, huevos, lácteos, miel, pescado azul,  salmón… La vitamina B12 está presente en un gran número de alimentos de origen animal y además, se alza como ese componente imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso central y periférico. Lo hace básicamente al promover la salud de las neuronas y mediar sobre todo, en la síntesis de la metionina.

  • La metionina es un aminoácido que promueve la metilación. Se trata de una serie de reacciones bioquímicas imprescindibles para la producción de mielina, la síntesis de ADN, ARN, así como en el correcto funcionamiento de los neurotransmisores.
  • Sin un nivel adecuado de metionina, las funciones neurológicas más básicas no se pueden llevar a cabo de manera óptima.
  • Asimismo, estudios -como el llevado a cabo en la Universidad de Lisboa por parte de la doctora Dina Silva- nos señalan que un déficit en vitaminas B12 y el aumento de la aumento de los niveles de homocisteína, tienen una relación directa en la patogénesis del deterioro cognitivo en la población de edad avanzada.
  • De la misma forma, los fallos cognitivos pueden aparecer también la población más joven en caso de mantener una dieta inadecuada.

¿Cuáles son los síntomas físicos y cognitivos del déficit de vitamina B12?

Uno de los déficits de vitamina B-12 más evidentes es la sensación de hormigueo en las extremidades. Sentir  el impacto inexplicable de ‘alfileres invisibles’ en las manos o los pies, es la consecuencia de esos primeros fallos en nuestro sistema nervioso.

  • Por otro lado, las taquicardias son otra característica común. Un nivel más bajo de vitamina B12 se traduce en un menor número de glóbulos rojos en nuestro cuerpo. Esto genera que el corazón se ve obligado a bombear más fuerte ante la falta de oxígeno celular.
  • También puede aparecer dolor muscular y entumecimiento de las extremidades.
  • Experimentamos a su vez problemas para pensar y tomar decisiones. Uno de los efectos más notables de la falta de este tipo de componente en nuestro cerebro, es la gran dificultad de muchas personas para reflexionar, tomar decisiones y pensar de manera ágil y efectiva. La menor conectividad entre neuronas está detrás de esta realidad.
  • Asimismo, otro hecho común es la pérdida de memoria, algo gradual que empieza con simples fallos y olvidos.
  • La reducción de la fluidez verbal, el que nos cueste dar con esa palabra que tenemos en la punta de la lengua, confundir nombres o designar objetos con otros nombres es otro hecho común.
  • Por otro lado, los problemas en la orientación espacial, aparecen también con elevada frecuencia en estos casos asociados al déficit de vitamina B12.
Hombre mayor cansado debido a déficit de vitamina B12

¿Qué podemos hacer para mantener un buen nivel de vitamina B12?

Algo que debemos saber sobre la vitamina B12 es que nuestro organismo no la produce. Sucede lo mismo que con la vitamina D, no la producimos pero la podemos almacenar, de ahí que sea necesario mantener siempre una dieta variada y equilibrada.

Así, y en caso de que seamos veganos o vegetarianos, es recomendable consultar con un médico nutricionista para saber cómo podemos complementar esas vitaminas que pueden faltarnos debido a una dieta donde prescindimos de alimentos de origen animal.

Si por nuestra parte seguimos una dieta normal donde no excluir este tipo de productos, nos interesará saber qué alimentos son los más ricos en vitamina B12. Son los siguientes:

  • Hígado vacuno.
  • Carne de res.
  • Almejas.
  • Leche fresca pasteurizada.
  • Caballa.
  • Salmón.
  • Mejillones.
  • La yema del huevo.
  • Queso brie.

Por otro lado, es recomendable realizarnos chequeos periódicos para conocer nuestros niveles de vitamina B12. No debemos recurrir de forma arbitraria al autoconsumo de complementos de vitamina B12 sin saber si la necesitamos o no. Será siempre nuestro médico quien decida, si en nuestro caso particular, es adecuado o no recurrir a esta opción y lo más importante aún, en qué dosis. 

De una forma o de otra, recordemos la importancia de este elemento para nuestra salud en general y, en especial, para nuestro bienestar neurológico y cognitivo.

 


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