Desvictimizar a la víctima, quitándole poder a la experiencia traumática

La desvictimización tiene un gran poder en el proceso de reconstrucción tras una experiencia traumática. ¿Quieres conocer de qué se trata? Te lo contamos a continuación.
Desvictimizar a la víctima, quitándole poder a la experiencia traumática
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 21 mayo, 2020

Las víctimas de una experiencia traumática pasan o han pasado por un gran sufrimiento. A veces, con nuestras actitudes, contribuimos a su revictimización, lo cual genera la permanencia de un gran dolor. Por eso es importante que tomemos conciencia y les ayudemos a tomar fuerza y a salir de la angustia. Desvictimizar a la víctima ayuda a potenciar su recuperación.

Se trata de emprender más bien un camino hacia la transformación en el que la experiencia traumática no sea lo que define a la víctima. Lograrlo es posible, aunque no se trate de un asunto sencillo. En este artículo te contamos de qué se trata y cómo hacerlo. Además, hablaremos de la resiliencia, una poderosa herramienta que puede favorecer a las víctimas. Te invitamos a que nos acompañes por este recorrido.

Desvictimizar a la víctima, ¿de qué trata?

Una víctima, según la Real Academia Española, es ‘una persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita’. El daño puede ser físico, psicológico, social y material. Lo cierto es que, tras él, se ven afectados uno o más campos de la salud de la persona. Las personas pueden ser víctimas de diversos asuntos, por ejemplo: un desastre natural, una violación, una agresión psicológica a causa del conflicto armado, entre otros.

Todos estos procesos pueden generar víctimas, personas que tras la experiencia dolorosa o traumática tendrán que convivir con algún tipo de daño o dolor. Dicha experiencia estará asociada a diversos pensamientos, emociones y conductas que pueden resultar no favorecedores si se mantienen en el tiempo.

Ahora bien, cuando hablamos de la importancia de desvictimizar a la víctima hacemos referencia a lograr que deje de serlo para que recupere el control sobre su vida. Consiste en que la víctima se dote de elementos para no estancarse en la victimización. Es decir, que no se quede posicionada como víctima, ni aproveche o exagere su situación. Algunas veces las víctimas construyen todas sus narrativas a partir de su condición de víctimas, dejando de mostrarse y de verse más allá de ello.

Con esto no queremos decir que la víctima quiera continuar de manera consciente como tal. A veces, perpetúa su estado por el miedo asociado a lo que le sucedió. Incluso, a veces, alrededor suyo puede que la sigan viendo como tal y quieran protegerla.

Las desvictimización es un proceso que implica un modelo de intervención adecuado para que la víctima logre trascender su condición. Para que se dé, se debe hacer hincapié en el cómo y el para qué. Además, la víctima puede hacerlo trabajando en sí con o sin apoyo, pero, sobre todo, centrándose en la responsabilidad de hacerse cargo de sí.

Cómo desvictimizar a la víctima

Para comenzar, la víctima debe querer emprender el camino hacia la desvictimización. Entonces, uno de los primeros pasos es reconocer la autovictimización. Hacerlo ayudará a que vea todo desde otra perspectiva y comience a actuar. Veamos algunas formas:

  • Reconocer las emociones para comprender cómo se manifiestan y poco a poco tomar el control. Para ello, también hace falta navegar por el autoconocimiento, así sabremos para dónde nos dirigimos y cómo somos.
  • Decir adiós a las máscaras. Hace falta encontrar el yo genuino para poner en marcha una actitud que vaya más allá de la situación que nos llevó a ser víctimas.
  • Detectar pensamientos autodestructivos para ponerles freno, así salimos del estancamiento cognitivo.
  • Dejar a un lado la actitud pasiva. Esto nos ayuda a actuar. La idea es encaminarnos a la toma de control de nuestra vida.

También, podemos comenzar a ver todo desde otra perspectiva. Una más amable en la que nos rescatemos y comencemos a mostrarnos como somos verdaderamente y a sacarle jugo a todo lo que podemos ofrecer a los demás y a nosotros. Se trata de reconstruirnos.

No consiste en un trabajo sencillo, pero sí que podemos ir forjando poco a poco. Para ello, tendremos que atender a nuestro mundo afectivo, social, físico y espiritual. Recordemos que la salud es integral y que tomar el control de nuestras vidas significa hacernos cargo de nosotros.

El poder de la resiliencia

La resiliencia puede cultivarse. A través de ella, podemos potenciar lo mejor de nosotros. Consiste en la capacidad de sobreponernos a los problemas. Es decir, de hacerles frente. Tiene que ver con todos los ámbitos de nuestro desarrollo; por lo tanto, está influenciada tanto por nuestra biología como por el ambiente.

Para fortalecer la resiliencia podemos utilizar diversas estrategias. Por ejemplo, a través de las narrativas y el arte creamos puentes de comunicación que nos permiten mostrar y comprender lo que nos sucede. También podemos acudir a psicoterapia en grupo e individual. Incluso a través de la realidad aumentada, tal y como sugiere Ibeth Johana Acosta, especialista en psicología jurídica y forense.

Cuando contamos con esa capacidad de resiliencia somos capaces de ver los obstáculos como aprendizajes. Así, nos desvinculamos de la posición de víctimas y comenzamos a construir nuevas narrativas que le aporten un significado más amable a nuestra experiencia.

Cyrulnik y sus colegas nos hablan a profundidad de este tema en su libro “La resiliencia: desvictimizar a la víctima“. Subrayan entre otros asuntos que hay una opción psicológica para la vida en los procesos de victimización y nos invitan a trascender en la mirada psicopatologizante del sujeto, tanto desde una perspectiva profesional como personal.

En suma, la desvictimización, ayuda a que la víctima deje a un lado lo que la mantiene en esta posición. Permitiéndole un encuentro más auténtico con los demás y consigo.

Además, la resiliencia puede resultar favorecedora para la construcción de nuevas narrativas que propicien un mundo con un significado cargado de aprendizajes y nuevos panoramas. Esto la dota de un nuevo significado, uno que va más allá de la experiencia traumática. Una maravillosa forma de trascender.


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  • Acosta Rubiano, I.J. (2018). La resiliencia, una mirada hacia las víctimas del conflicto armado colombiano. Cyrulnik, B., Manaciaux, M., Sánchez, E., Colmenares, M.E., Balegno, L., Olaya,, M.M., Cano, F. (2006). Centro Internacional de investigación Clínico-Psicológica (CEIC). Fernández, A.A. (2017). Víctima y desvictimización. Tesis Doctoral, Universidad Católica San Antonio de Murcia.

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