Dislalia: características, tipos y tratamiento
La dislalia está asociada a un inadecuado desarrollo del lenguaje en etapas infantiles y tiene que ver con la dificultad para articular en niños mayores de cuatro años, sin que se pueda explicar por una anomalía en el sistema nervioso. Pero, ¿cuáles son sus características, tipos y sus posibles tratamientos a los que podemos acudir? Aquí te hablamos del tema.
En este contexto, hablamos de la adquisición del lenguaje como una parte fundamental para el desarrollo de las actividades psicológicas superiores. Es decir, de aquellas habilidades que nos caracterizan como especie y que en el futuro nos ayudarán a resolver problemas complejos, hacer cálculos mentales, organizar nuestras actividades cotidianas, intercambiar ideas entre seres humanos y muchas otras habilidades más.
El lenguaje
A lo largo de la historia, el lenguaje ha sido necesario para desarrollar una comunicación compleja, abstracta y precisa. Nos ha permitido comunicarnos en muy diferentes registros, de cultura en cultura y de generación en generación. Por lo tanto, un trastorno del lenguaje en muchos casos supone un obstáculo a la hora de compartir la información, aprender a partir de ella y evolucionar.
Una de las formas más comunes de transmitir el conocimiento y de expresar el lenguaje es por medio del habla, y una de los problemas más comunes en su desarrollo es la dislalia.
Características
El término dislalia proviene del griego dis, que significa ‘dificultad o anomalía’, y lalia, que significa ‘habla’. La dislalia es un trastorno que afecta a la habilidad del habla y se caracteriza por una inadecuada articulación de fonemas. Actualmente, en la clasificación del DSM 5, se ha cambiado el nombre a Trastorno de los sonidos del habla.
Es decir, se perciben claras dificultades en la pronunciación de “la unidad fonológica mínima (…) de la lengua: en español, /b/ y /l/ son dos fonemas distintos porque existen pares de palabras, como “bata” y “lata“, en los que al cambiar uno por otro, cambia el significado de la palabra.”
Tipos
El terapeuta del lenguaje Raul Agudo menciona cuatro razones o tipos asociados a su origen. Por supuesto, el lenguaje es una actividad en la cual intervienen varios sistemas para ser manipulada y, por ende, interpretada. Dichos sistemas deben ser tenidos en cuenta para generar una clasificación de los tipos de dislalia.
Dislalia evolutiva
La dislalia evolutiva aún no puede ser considerada una patología como tal, ya que, como su nombre lo indica, la habilidad del lenguaje, para los parámetros comunes, aún se encuentra en evolución. Por lo tanto, algunos errores son aceptables. Sin embargo pueden servir como punto de partida para prevenir futuros trastornos del lenguaje.
Para este tipo de dislalia, terapeutas como Alba Jiménez y Alma Acuña, coinciden en que tiene un periodo que comprende de los cero a los tres/cuatro años de edad. Ya que, en este aún se esperan ver modificaciones en cuanto al sistema nervioso central, por tal motivo, existen autores como Raúl Aguado que se resisten a hablar de un trastorno del lenguaje propiamente dicho en esta etapa.
Dislalia audiógena
Como su nombre lo indica, y retomando el principio de que el lenguaje es una habilidad multisistema, el segundo tipo de dislalia hace referencia a uno de ellos, el sistema auditivo. Se centra en el funcionamiento correcto de los órganos que conforman dicho sistema; por lo tanto, es indispensable recurrir a pruebas especializadas que confirmen o descarten un mal funcionamiento de estos.
Ahora, si una persona no escucha de manera adecuada tendrá problemas en el momento de reproducir los fonemas correctamente, y esto ya es clasificado como una dislalia, por lo que su atención debe ir enfocada a solucionar los problemas auditivos.
Dislalia orgánica
El tercer tipo de dislalia está asociado a los órganos que intervienen en la pronunciación correcta de los fonemas. Ya no es parte del desarrollo ni un problema auditivo, ahora es consecuencia de un defecto o malformación de algún órgano que participa en el habla.
Las zonas afectadas con más frecuencia son: el labio, el paladar, la lengua y los dientes. Las cuatro zonas que posibilitan el punto y modo de articulación fonemática. Los ejemplos más comunes son: labio y/o paladar fisurado, frenillo lingual y deformación dental.
Dislalia funcional
A diferencia de la categoría anterior, en la que interviene una malformación orgánica, esta se caracteriza por un funcionamiento inadecuado de los órganos que intervienen en el proceso del habla.
Es decir, los órganos se encuentran en un estado apropiado y, por lo tanto, su desempeño, se espera que sea normal. Sin embargo, se detectan imperfecciones y dificultades relacionadas al uso de fonemas, lo que lo convierte en el cuarto tipo de dislalia.
Intervención
La intervención va de acuerdo al tipo de dislalia que se presenta. En cuanto a los primeros tres tipos aquí descritos ya se ha aportado la información para acudir a las áreas de especialización. Al área de psicología le compete en mayor medida la dislalia funcional; a pesar de que en los demás tipos podemos intervenir como apoyo, el obstáculo principal no se encuentra en nuestra área.
Desafortunadamente, en muchos casos la intervención que el especialista paute dependerá del enfoque o corriente a la que esté suscrito, con independencia de que esta sea la mejor o no. Por otro lado, los recursos de intervención son varios, pueden ir desde los ejercicios musculares del aparato fonador hasta el entrenamiento de la zona psicológica específica.
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- Fraile, E. (2002). Cicerón. Programa para la adquisición y mejora de la capacidad articulatoria. Madrid: General Pardiñas.
- Pascual García, P. (1978). La dislalia. Madrid: Ciencias de la Educación Preescolar y Especial.
- Pascual, P. (1984). La dislalia naturaleza, diagnóstico y rehabilitación. Madrid: Impresos y revistas.