El aprendizaje social de Albert Bandura

El aprendizaje social de Albert Bandura
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 09 marzo, 2018

Conocemos a Albert Bandura por ser el padre del aprendizaje social y uno de los psicólogos más influyentes de todos los tiempos. Tanto es así que este pasado año fue galardonado con la medalla de las ciencias en un acto celebrado en la Casa Blanca.

En una época en la que el conductismo dominaba la psicología del aprendizaje, Bandura da un paso más y formula su teoría del aprendizaje social. A partir de entonces se comienza a dar importancia a los procesos cognitivos y sociales que median en el aprendizaje de las personas y no solo a considerar las asociaciones entre estímulos o los refuerzos que siguen a las conductas como hasta ahora había hecho el conductismo.

La persona ya no es considerada una marioneta que está a expensas de las contingencias del entorno, si no que es capaz de poner en juego sus procesos privados, como la atención o el pensamiento, para aprender.

No obstante, Bandura reconoce el papel de los condicionamientos que surgen en el ambiente y es consciente de que son una parte importante del aprendizaje, pero que no es la única. Para este autor, el refuerzo solo es necesario para que se produzca la ejecución, no el aprendizaje en sí mismo.

Nuestro mundo interno es imprescindible a la hora de incorporar una nueva conducta a nuestro repertorio o llevar a cabo aquellas que ya poseíamos, pero no éramos capaces de ejecutar. Gran parte de nuestras conductas actuales son debidas a la imitación o aprendizaje vicario de modelos que para nosotros han sido relevantes.

¿Quién no ha aprendido a hacer los mismos gestos que alguno de sus progenitores cuando mantiene una conversación o a superar algún miedo cuando ha visto que su mejor amigo es capaz de hacerlo?

Albert Bandura

La importancia del aprendizaje social

Según Bandura, hay tres componentes que interaccionan de forma mutua en lo que al aprendizaje se refiere. Es el llamado determinismo recíproco o reciprocidad triádica. Estos son: la persona, el entorno y la conducta. Por tanto, el entorno influye en el sujeto y su conducta, pero el sujeto también influye en el entorno a través de su conducta, y la conducta en el propio sujeto.

Las personas aprendemos observando a los demás, a nuestro entorno. No solo aprendemos por refuerzos o castigos como postularían los conductistas, si no que la mera observación ya produciría en nosotros determinados efectos de aprendizaje sin necesidad de refuerzos directos.

En el famoso experimento del muñeco Bobo llevado a cabo por Bandura, podemos observar estos efectos. Fue realizado con niños de entre tres y cinco años que fueron separados en dos grupos. A uno de ellos se les mostró un modelo agresivo y al otro un modelo no agresivo. Cada grupo observó en una habitación con juguetes al modelo que le correspondía. Este se mostraba agresivo o no con el muñeco Bobo, de forma que los niños aprendían de igual modo a mostrarse agresivos o a no hacerlo con dicho muñeco.

Este hecho tiene un gran significado para la psicología, pues podemos entender entonces por qué algunas personas se comportan como lo hacen. Por ejemplo, las conductas desafiantes de algunos adolescentes que han nacido dentro de familias desestructuradas y que han estado expuestos a determinados comportamientos hasta que finalmente, han sido aprendidos por la imitación de sus modelos de referencia y lo han incorporado a su forma de ser.

¿Qué influye en el aprendizaje vicario?

Según Bandura, además de los tres elementos básicos que mencionábamos anteriormente, existen una serie de procesos que son necesarios para que se produzca el aprendizaje por observación:

  • Procesos de atención: la atención en el modelo que ejecuta la acción a aprender es fundamental. En este proceso influyen variables como la intensidad del estímulo, la relevancia, el tamaño, la facilidad para ser discriminado, la novedad o la frecuencia. Otras variables son las propias del modelo ejecutante. El sexo, raza, edad o la importancia otorgada por el observador, pueden modificar el proceso de atención. En cuanto a las variables de la situación, se ha visto que las tareas más difíciles no pueden ser copiadas y las más fáciles, al aportar poco al sujeto, pierden la atención del mismo.
  • Procesos de retención: se trata de un proceso íntimamente relacionado con la memoria. Permite que el sujeto pueda realizar la conducta aunque el modelo ya no esté presente. La asociación de lo percibido por el observador con elementos ya conocidos previamente, y la práctica cognitiva o repaso de lo aprendido, puede ayudar al mantenimiento de la capacidad retentiva.
  • Procesos de reproducción: se trata del paso de aquello que se ha aprendido como imágenes, símbolos o reglas abstractas a conductas concretas y observables. Para ello, el sujeto debe disponer de las habilidades básicas para llevar a cabo la conducta a aprender, y tener sus componentes básicos dentro de su repertorio de conductas.
  • Procesos motivaciones: es el otro proceso importante para la ejecución de la conducta aprendida. El valor funcional de la conducta puede hacer que se ejecute o que no se lleve a cabo. Este valor depende de incentivos directos, vicarios, autoproducidos o intrínsecos.
Niño aprendiendo a lavarse los dientes

¿Qué efectos tiene el aprendizaje observacional?

Existen tres tipos diferentes de efectos que pueden producirse al observar la conducta de un modelo. Son el efecto de adquisición, el inhibitorio o desinhibitorio y la facilitación.

  • Efecto de adquisición de nuevas conductas: el sujeto adquiere nuevas aptitudes y comportamientos gracias a la imitación y las reglas necesarias para completarlas y desarrollar otras nuevas en esa misma línea de acción. Las conductas adquiridas no son solo habilidades motoras si no que también se aprenden respuestas emocionales.
  • Efecto inhibitorio y desinhibitorio: si el anterior efecto generaba la adquisición de nuevas conductas, este promueve la desinhibición o inhibición de las ya existentes por medio de cambios motivaciones. En esta variable entra en juego la percepción de capacidad del propio sujeto o las consecuencias que recibe el modelo mediante su acción.
  • Efecto de facilitación: por último, este efecto se refiere a la facilidad que aporta el aprendizaje observacional para llevar a cabo en mayor medida conductas ya existentes y que no están inhibidas.

Muchos de nuestros comportamientos los hemos adquiridos por imitación. Aunque es cierto que el temperamento, de origen más biológico, juega un papel importante, los modelos que nos rodean lo son aun más. El hecho de ser tímidos, hablar de forma más pausada o más rápida, nuestros gestos, si somos personas agresivas o tenemos alguna fobia, son, en parte aprendidas mediante modelado.

La teoría del aprendizaje social de Bandura no solo ha sido relevante para entender por qué las personas se comportan de una determinada manera, sino que también lo ha sido para tratar aquellos comportamientos considerados desadaptativos mediante la observación de nuevos modelos que, por ejemplo, superan sus miedos, se comportan de forma adecuada y además son reforzados por ello.

Bayes, R. y Pinillos, J.L. (1989). Aprendizaje y condicionamiento. Editorial Alhambra. Madrid

Domjam, M. y Burkhar (1990). Principios de aprendizaje y conducta. Editorial Debate. Madrid


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