El cerebro de los niños con trastorno del espectro autista (TEA)

Una parte de nuestra población vive aislada en un universo particular. El cerebro de los niños con trastorno de espectro autista se caracteriza por un exceso de conexiones neuronales, donde resulta muy complicado gestionar y entender los estímulos que les rodean
El cerebro de los niños con trastorno del espectro autista (TEA)
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 03 enero, 2023

Si el cerebro de los niños con trastorno del espectro autista fuera una casa, sería un hogar lleno de ruidos en todas las habitaciones, con un complejo cableado y paredes muy sensibles a casi cualquier estímulo. Ese exceso de sinapsis o de conexiones neuronales genera alteraciones muy variadas y particulares en cada pequeño, de forma que rara vez hay dos casos semejantes.

No importa que avance la ciencia. De nada sirve que cada año conozcamos más datos sobre esos trastornos neurológicos del desarrollo que afectan a una parte significativa de nuestra población. La falta de conciencia, los estereotipos y las imágenes erróneas que se tienen sobre ellos hace que nos perdamos mucho de lo que este colectivo puede ofrecernos.

Los niños y adolescentes con TEA (trastorno del espectro autista) pueden tener un comportamiento rígido que puede ponernos a prueba, no hay duda. Pueden disponer de una mente privilegiada o presentar graves déficits intelectuales. Sin embargo, a pesar de ese mundo enigmático en el que quedan suspendidos tan a menudo, nos sorprenden con sus fortalezas, sensibilidades, necesidades y afectos.

Nos admiran a su vez sus familias. Ese amor infatigable y siempre lleno de energía que lucha no solo ante los estereotipos, sino que además, intenta crear alianzas junto al resto de agentes sociales: médicos, especialistas, maestros, psicólogos y otros colectivos entregados por completo a estos niños.

Por tanto, un modo de ayudarles es comprendiendo un poco mejor esa realidad interna que acontece en sus cerebros, en esas mentes que en un momento dado de su desarrollo se quedaron suspendidas en un punto particular de no retorno. Veámoslo a continuación.

“Te oigo mejor cuando no te estoy mirando. El contacto visual es incómodo. La gente nunca entenderá la batalla a la que me enfrento para poder hacer esto”.

-Wendy Lawson, 1998-

cerebro de los niños con trastorno del espectro autista

La hiperconectividad en el cerebro de los niños con trastorno del espectro autista

En el 2014 se llevó a cabo un estudio revelador en la Universidad de Columbia. Los datos del mismo se publicaron en la revista Neuron y nos explicaron dos aspectos tan interesantes como esperanzadores.

  • El primero, hace referencia a esa particularidad del cerebro de los niños con trastorno del espectro autista ya señalada: la presencia de un exceso de sinapsis o conexiones entre las células neuronales.
  • La segunda tiene que ver con un tratamiento experimental que podría regular esa hiperconectividad, esa singular alteración cerebral que acontece antes de los 3 años de vida.

Asimismo, no podemos dejar de lado que además de esa singularidad sináptica, hay otros problemas asociados, como por ejemplo, las alteraciones en la comunicación entre diversas áreas cerebrales. Analicemos por tanto en detalle cada característica.

El problema con la poda sináptica

Desde nuestra etapa embrionaria y hasta más o menos los 2 años de edad, acontece en nuestro cerebro un proceso asombroso: la sinaptogénesis. En esta etapa, se llegan a crear hasta 40.000 nuevas sinapsis nuevas por segundo.

  • Durante esos meses, los niños tienen más neuronas de las que necesitan. Por tanto, poco a poco, y a medida que el cerebro se va especializando se irán mielinizando las conexiones más útiles, y el resto se van eliminando.
  • Esa poda sináptica se produce sobre todo en la corteza cerebral. De esa manera se van fortaleciendo y especializando los procesos que regulan funciones ejecutivas como el pensamiento, el análisis, la reflexión, la atención…
  • Llegada la adolescencia, la poda elimina casi la mitad de estas sinapsis corticales.
  • En el estudio llevado a cabo en la Universidad de Columbia, se pudo ver que en el caso de los niños con TEA, esa poda sináptica solo llegaba al 16% y no al 50%.
Neuronas del cerebro de los niños con trastorno del espectro autista

El cuerpo calloso y la comunicación cerebral

El cerebro de los niños con trastorno del espectro autista presenta otro problema especialmente llamativo. En este caso, se relaciona con una estructura tan relevante como significativa: el cuerpo calloso.

  • Esta estructura es clave para la comunicación entre las diferentes regiones del cerebro.
  • Lynn Paul , investigadora del Instituto de Tecnología de California señala que pueden apreciarse diversas alteraciones en el cuerpo calloso de los niños con autismo. Algo así implica, entre otras cosas, tener problemas en las interacciones sociales cotidianas, no asentar diversos tipos de información, malinterpretar las cosas y presentar un enfoque mental más rígido.

La heterogeneidad en el cerebro de los niños con trastorno del espectro autista

Estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Medicina de Yonsei, en Seúl nos indican que los hallazgos a través de neuroimagen son muy heterogéneos. Queda claro que hay anomalías estructurales y funcionales del desarrollo cerebral en los niños con TEA, y que estas son muy significativas. Sin embargo, rara vez pueden verse dos cerebros iguales.

  • Ello indica que cada pequeño mostrará sin duda un comportamiento, unos déficits y unas particularidades dentro del propio espectro autista.
  • Hay además unas bases genéticas que afectan a los circuitos neuronales y al modo en que se comunican las regiones cerebrales, de manera que habrá niños con mayor potencial intelectual y otros con problemas más graves para asentar incluso los procesos comunicativos.
  • No obstante, el cerebro de los niños con trastorno de espectro autista muestra en su mayoría, alteraciones a la hora de procesar los estímulos sociales y emocionales.
  • Ello no significa ni mucho menos que no sientan emociones, todo lo contrario. Las necesitan, y necesitan también sentirse amados, apoyados y validados. Sin embargo, no saben cómo reaccionar ante ese tipo de estímulos.
niña simbolizando el cerebro de los niños con trastorno del espectro autista

Conclusión

En la actualidad se está investigando la proteína mTOR, la cual, según diversos análisis, obstaculizaría esa poda sináptica tan necesaria para que el cerebro se especialice y cree conexiones neuronales más fuertes.

No obstante, a día de hoy no hay nada concluyente. Por tanto, solo cabe seguir profundizando en el tema y limitarnos a conocer las necesidades particulares de cada niño y responder del mejor modo para ajustarnos a sus características particulares.

Afortunadamente cada vez tenemos profesionales más especializados en el tema, preocupados por ese 2% de la población y comprometidos a su vez con el resto de la sociedad, para que comprendamos mucho mejor la realidad de este colectivo.

Porque recordemos, puede que parezcan desganados y huidizos. Puede que no les agraden que los toquemos o incluso que los miremos. Sin embargo, están ahí y nos quieren, nos necesitan y sonríen con ganas desde esas habitaciones mentales en las que habitan en medio de este mundo ruidoso y demasiado lleno de estímulos para ellos.


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  • Stephanie H. Ameis, Jason P. Lerch, Margot J. Taylor, A Diffusion Tensor Imaging Study in Children With ADHD, Autism Spectrum Disorder, OCD, and Matched Controls: Distinct and Non-Distinct White Matter Disruption and Dimensional Brain-Behavior Relationships. American Journal of Psychiatry, 2016; appi.ajp.2016.1 DOI: 10.1176/appi.ajp.2016.15111435

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