El 'debriefing' psicológico ¿es realmente útil?

En el imaginario colectivo, cuando una persona vive un evento altamente traumático y angustiante, se tiende a pensar que «es mejor que hable cuanto antes de lo sucedido». Sin embargo, la evidencia científica apunta a que esto podría ser contraproducente ¿Por qué? Lo averiguaremos en este artículo.
El 'debriefing' psicológico ¿es realmente útil?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 16 abril, 2024

El debriefing psicológico es una estrategia con aparente potencial terapéutico; se utiliza con frecuencia para la prevención de entidades clínicas relacionadas con el estrés. Algunos autores la consideran una forma de terapia. Sin embargo, el método (llamado en inglés ‘interrogación’) es más una estrategia de apoyo en crisis, que un protocolo de tratamiento psicológico consolidado.

Esta estrategia no está exenta de críticas porque, como veremos más adelante, tiene el poder de retroalimentar el estrés y aumentar el trauma en las personas que han padecido eventos angustiantes. A continuación, vamos a explicar la técnica que nació en los años 70, de la mano de J. T. Mitchell, bajo el nombre de «Critical Incident Stress Debriefing, CISD».

«Los datos disponibles arrojan indicios acerca de posibles efectos nocivos, como la retraumatización o el riesgo de retardar el acceso a otras intervenciones».

-Eduardo Fonseca Pedrero-

¿En qué consiste el debriefing psicológico?

El objetivo de esta modalidad es aminorar las consecuencias psicológicas de los eventos potencialmente traumáticos. Es estructurada, es decir, contempla una serie de fases bien definidas y que ahora veremos (Fonseca-Pedrero et al, 2021):

  1. Introducción. El grupo recibe información sobre el funcionamiento del debriefing, promoviendo el diálogo o la narración de aspectos del suceso. Tras la presentación de cada componente, se evalúan las expectativas que tienen las personas sobre esta estrategia, con el fin de ajustarlas en caso de que sean elevadas.
  2. Narración de los acontecimientos. Para ello se realizan diferentes preguntas a los participantes, como «¿qué ocurrió?, «¿cómo lo viviste?», «¿cómo se produjo» o «¿cómo te sentiste?».
  3. Compartir los pensamientos y las reacciones entorno al suceso traumático. El objetivo de esta fase es doble, puesto que se busca promover la comprensión de las reacciones ante el suceso, al mismo tiempo que se trata de facilitar el etiquetado de las emociones que surgieron en consecuencia.
  4. Analizar las reacciones emocionales. En esta fase se persigue la ventilación emocional del miedo, de la ira y de la frustración, con el propósito de que los componentes del grupo se apoyen y consuelen entre sí.
  5. Normalizar. Se busca validar las reacciones, tanto emocionales como conductuales, ante el suceso estresante.
  6. Planificar el futuro y afrontar el presente. Se persigue que, tras la intervención, las personas del grupo terapéutico puedan anticiparse a los síntomas que ocurrirán en días venideros, como el insomnio o los recuerdos intrusos.
  7. Disolución del grupo. En esta fase se ofrece a los participantes realizar tantas preguntas como necesiten. Tras ello, se les proporciona información sobre otros recursos asistenciales y profesionales a los que acudir si lo consideran necesario, como por ejemplo el hospital.

Entre los objetivos que se persigue conseguir mediante el debriefing psicológico está el alivio temprano del estrés post-suceso. También busca promover la identificación, etiquetado y descripción de las experiencias emocionales vividas y de las reacciones y pensamientos que se tienen. Sin embargo, a pesar de las amables intenciones de esta estrategia, puede resultar perjudicial si se emplea mal.

«Las personas expuestas a un evento traumático deben recibir como primera medida terapia psicológica, incluso antes que medicamentos o debriefing».

-Eduardo Fonseca-Pedrero-

Militar con bastón en la mano está en consulta con el psicólogo
Ya sea como terapia o estrategia de apoyo en crisis, el debriefing debe dar su espacio para que la persona decida cuándo hablar.

¿Cuáles son sus críticas?

Podemos pensar que la víctima de una agresión, un atentado, un desastre natural (en definitiva, un evento potencialmente traumático) encontraría alivio «ventilando verbalmente sus emociones». Pero puede ser contraproducente, porque a pesar de que la «ventilación verbal» de lo sucedido, con el objetivo de prevenir el trastorno de estrés postraumático (TEPT), es útil entre las 24 y las 72 horas después del suceso, si se hace demasiado pronto puede provocar el efecto contrario. Existe evidencia científica que lo respalda.

Un recuerdo tarda en consolidarse en la memoria unas 6 horas de media. Para que la consolidación se produzca, lo ideal es estar relajados y, si cabe, dormidos. Para prevenir el TEPT, es importante que la persona se mantenga ocupada y activa, en vez de relajada y dormida durante las seis horas posteriores al suceso.

El objetivo es que la víctima quede lejos de la «ventana de la consolidación de la memoria». En este sentido, se recomienda, incluso con cierta prudencia, abstenerse en la prescripción de fármacos hipnóticos durante la primera noche tras el trauma.

Hacer uso del debriefing antes de las 24 horas posteriores al suceso puede ejercer un efecto retraumatizante. Esto sucede porque podría reforzar la consolidación del recuerdo del suceso en la memoria. O sea, es importante «dar tiempo a la persona para que digiera lo ocurrido».

«Los datos disponibles arrojan indicios acerca de posibles efectos nocivos, como la retraumatización o el riesgo de retardar el acceso a otras intervenciones».

-Eduardo Fonseca-Pedrero-

Mujer en terapia psicológica recibiendo apoyo del especialista
Además de comprender el suceso por el que alguien atravesó, la técnica promueve ponerle nombre a las emociones derivadas de este.

¿Es realmente útil el debriefing psicológico?

El debriefing psicológico podría ser de utilidad cuando se emplea, dentro de una estrategia terapéutica grupal, entre las 72 horas y los 14 días posteriores al suceso. Además, es importante permitir que la víctima elija si quiere «ventilar» sus emociones y recuerdos o si prefiere guardar silencio.

Como hemos visto, el debriefing psicológico tiene el potencial de ejercer efectos traumáticos en las personas que se han visto sometidas a sucesos estresantes. A pesar de que esta estrategia nació con las mejores intenciones, las investigaciones en neurociencias y los resultados de eficacia y de efectividad, tienden a desaconsejarla (Fonseca-Pedrero et al, 2021).

«Según los niveles de evidencia que se establecen en diferentes guías, por ejemplo, la NICE, no debe ser una práctica clínica rutinaria, por su falta de eficacia y efectividad».

-Eduardo Fonseca-Pedrero-


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