El experimento Florida y las ideas inducidas

En el experimento Florida se prueba que ciertas ideas y conductas pueden ser inducidas de una manera muy sutil, simplemente por las asociaciones automáticas e inconscientes que nos generan ciertas palabras o símbolos.
El experimento Florida y las ideas inducidas
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 26 diciembre, 2019

El experimento Florida tiene que ver con un fenómeno que todos hemos experimentado alguna vez. Uno de los ejemplos más claros se produce cuando vemos una película. Si la película tiene un final feliz, es probable que nosotros terminemos el visionado con una sonrisa, haciendo que cada vez que nos mencionen esa cinta exhibamos una leve sonrisa o un gesto de aprobación.

Si, en cambio, la película es de terror o especialmente violenta, lo habitual es que suceda lo contrario. Que salgamos de la sala de cine en una actitud un poco adusta o silenciosa. Además de que, luego, cuando nos mencionan la cinta, posiblemente experimentamos una tensión leve. Algo similar ocurre con los libros y tiene mucho que ver con el experimento Florida.

En esencia, el experimento Florida nos muestra algo intuitivo. Esto es, que solemos hacer asociaciones automáticas y que esas asociaciones muchas veces son establecidas, reforzadas o evocadas por una palabra, un recuerdo o un sentimiento, en ese orden o en otro.

Hasta aquí todo es obvio. Sin embargo, ese famoso experimento muestra que las implicaciones de esta intuición son profundas,  condicionando nuestro comportamiento en muchas ocasiones sin que seamos conscientes.

La mayor parte de las decisiones que se toman tienen un responsable: el inconsciente”.

-Eduard Punset Casals-

Mente con piezas de puzzle

Las bases del experimento Florida

El experimento Florida fue llevado a cabo por los investigadores John A. Bargh, Mark Chen y Lara Burrows, de la Universidad de Nueva York.

Se llevó a cabo en 1996 y fue publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, con el título de Automaticity of Social Behavior: Direct Effects of Trait Construct and Stereotype Activation, algo así como “Automatismo del comportamiento social: efectos directos de la construcción de rasgos y la activación de estereotipos”.

El experimento es en realidad muy sencillo, pero casi automáticamente se convirtió en un clásico de la psicología. Partía de la idea de que todos hacemos asociaciones automáticas y que dichas asociaciones pueden ser inducidas por determinadas palabras y por el contexto en el que se digan.

Así, por ejemplo, si estamos en un entorno  en el que se habla de comida y luego nos dicen que completemos la siguiente palabra: PAST_, lo más probable es que la mayoría de nosotros escriba una “A” para formar la palabra “PASTA”.

En cambio, si estamos hablando de jardinería y nos ponen el mismo ejercicio, lo más común es que la palabra se complete con una “O”, es decir, PASTO.

Las asociaciones y el comportamiento

Los investigadores querían saber si esas asociaciones automáticas eran simplemente una cadena lógica de ideas, sin mayores consecuencias; o si, por el contrario, implicaban algo más de lo que parecía. Para resolver esta inquietud tomaron a un grupo de voluntarios de la Universidad de Nueva York, cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 22 años.

Este grupo se dividió en dos subgrupos. A ambos se les dio un grupo de cinco palabras y el objetivo era que formaran frases de cuatro palabras.

  • A uno de los grupos se le dieron palabras completamente aleatorias, sin conexión entre sí.
  • Al otro grupo, en cambio, se le dieron palabras que estaban relacionadas con “Florida”, el estado en el que vive un mayor número de personas jubiladas, y otras que aludían a la vejez.

De este modo, a uno de los subgrupos se les entregaron palabras sin ninguna conexión aparente, como “comida, instantáneo, ella, visión, casa”.

Al otro subgrupo, se le dieron palabras de este estilo: “Florida, olvidadizo, canas, arruga, calvo”. Los estudiantes completaron su tarea y con ella la primera fase del experimento Florida. Lo sorprendente vendría después.

Mente con muchos mecanismos

Las ideas inducidas y el comportamiento

Cuando todos concluyeron su labor, se les pidió que caminaran hasta otro salón que estaba a unos 10 metros del lugar. Lo que sucedió enseguida fue muy evidente.

Quienes habían completado frases con palabras aleatorias hicieron un recorrido normal para chicos de su edad. En cambio, los que habían elaborado frases asociadas con la tercera edad, tardaron mucho más en desplazarse.

Para los investigadores esto era una evidencia de que pensar en la vejez y en las personas mayores hacía que los estudiantes adoptaran, de uno u otro modo, comportamientos asociados con la vejez. A esa característica se le llamó entonces efecto Florida como referencia para el experimento.

Pero, finalmente, ¿qué implica esto? El efecto Florida se ha empleado sistemáticamente en publicidad. Actualmente, en marketing son igual de importantes los elementos propios de la marca o de los productos como los valores que se asocian a la misma. Así, por ejemplo, se entiende que las personas ya no compran un coche, sino que compran seguridad, comodidad o sensación de velocidad.

Sin embargo, también hay aplicaciones más cotidianas y provechosas de lo que enseñó el experimento Florida. Por ejemplo, podrías sorprenderte de lo mucho que puede incidir en tu conducta el hecho de pensar en algo que no te agrada hacer, pero que tienes que hacer, pintando al mismo tiempo una “carita feliz” o simplemente sonreír durante la media hora anterior a una exposición en público.


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  • Razumiejczyk, E., López Alonso, A. O., & Macbeth, G. (2008). El efecto de priming y sus variantes experimentales. Psicología y Psicopedagogía, 7(18).

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