El proceso de recaída en el alcoholismo

La recaída en el alcoholismo es un fenómeno de relativa alta frecuencia de ocurrencia; las adicciones, y entre ellas el alcoholismo, suelen resultar hábitos muy complicados de abandonar definitivamente. A veces una ligera aproximación al objeto de la adicción puede desencadenar de nuevo el hábito tóxico. Aprende aquí sobre el proceso que lleva hasta tal situación.
El proceso de recaída en el alcoholismo
Andrés Navarro Romance

Escrito y verificado por el psicólogo Andrés Navarro Romance.

Última actualización: 14 mayo, 2019

El alcoholismo es una de las adicciones más frecuentes en la sociedad y que presenta un alto porcentaje de recaídas. Por ello, gran parte del tratamiento está dirigido a prevenirlas. No obstante, según un estudio llevado a cabo por la Unidad de Alcohología del Hospital Clínico de Barcelona, el 40 % de los pacientes sigue sin beber 10 años después de comenzar el tratamiento.

Aunque la recaída en el alcoholismo es una realidad no del todo infrecuente, se debe realizar el esfuerzo de comprender que es un proceso relativamente normal y, sobre todo, que puede superarse.

Son muchos los factores susceptibles de generar una recaída. De hecho, una persona que sufre alcoholismo suele recaer más de una vez hasta lograr el abandono irremisible del hábito. Generalmente, lograr la sobriedad a largo plazo exige un alto precio de esfuerzo personal y de equivocaciones y superación de las mismas.

Una recaída en el alcoholismo podría definirse como la vuelta a la búsqueda y consumo compulsivos del alcohol tras un periodo relativamente prolongado de sobriedad. 

Algunas realidades vinculadas al alcoholismo y a la recaída en el mismo son las siguientes:

  • Vuelta a los hábitos conductuales poco saludables que caracterizaban el periodo de adicción anterior.
  • Las consecuencias negativas de esos hábitos no suelen tardar en hacerse patentes.
  • Disminución y abandono de las actividades vinculadas con la deshabituación o rehabilitación.
  • Un episodio aislado de consumo de alcohol no debería, por sí solo, considerarse una recaída; en clínica, normalmente se le considera algo similar a un descuido.
  • Es posible tener un descuido y no recaer, pero también se puede recaer sin haber tenido descuidos previos.
Mujer con malestar tras consumir alcohol

La recaída en el alcoholismo y sus componentes emocionales

Desde la psicología clínica se acepta que las recaídas, en términos globales, se hallan en estrecha relación con la experiencia de emociones negativas y conflictos interpersonales. Sin embargo, hay ocasiones en las que recaer en el abuso etílico puede venir de la mano de emociones positivas, tales como sentirse bien con uno mismo o experimenta cierto espíritu festivo.

A veces, la exposición a situaciones o contextos en los que en el pasado se abusó del alcohol puede resultar un potente disparador de la adicción. Por tanto, es fundamental identificar cuáles son esos disparadores, esas señales, que indican peligro, para luego poner en marcha las estrategias adecuadas para hacerles frente.

El proceso de recaída y sus signos de alarma

La recaída puede darse en cualquier momento del proceso de recuperación de una adicción alcohólica. De hecho, entre la población general, las personas que mayor riesgo de recaída en el alcoholismo presentan son las que se encuentran inmersas en un proceso de deshabituación.

En general, puede afirmarse que las situaciones de mayor susceptibilidad, a este respecto, son las siguientes:

  • Hallarse en las fases iniciales de un proceso de rehabilitación tras una adicción.
  • Encontrarse en momentos inmediatamente posteriores a un evento traumático.
  • Estar atravesando episodios de transición vital.

La mayor parte de las personas que han sido adictas al alcohol y cuya intención es la de no volver a recaer requieren de la toma activa de ciertos pasos preventivos prácticamente de por vida.

Cabe mencionar que los familiares, amigos o pareja de la persona adicta al alcohol suelen apreciar los beneficios del abandono de este hábito. La cuestión es que a pesar de que se estén tomando medidas para llevar una vida más saludable, el riesgo de recaída suele estar presente.

Ahora bien, si la recaída en el alcoholismo sucede, el declive tiende a hacerse rápidamente obvio y, además, suelen darse una serie de señales de alarma ante las cuales, tanto familiares, amigos como profesionales sanitarios deberían estar atentos. Son las siguientes:

  • Reducción del optimismo actitudinal.
  • Mayor infelicidad general.
  • Tendencia a inventar excusas para sus problemas.
  • Abandono del autocuidado.
  • Hablar frecuentemente de cuánto se echa de menos el alcohol.
  • Conducta tendente al secretismo.
  • Hábitos alimentarios poco saludables.
  • Tendencia al aislamiento social.
  • Relacionarse con personas que padecen ese hábito.
  • Mostrar signos de ansiedad y/o depresión.
  • No acudir a citas o a sesiones terapéuticas programadas.

Etapas de la recaída en el alcoholismo

A continuación, explicamos tres etapas consecutivas que pueden desembocar en una recaída. Las dos primeras suelen implicar menos riesgo, ya que implican únicamente cierto alejamiento de la tendencia hacia la recuperación; la tercera y última supondrían, casi siempre, una recaída completa.

Recaída emocional

Se caracteriza, a nivel psicológico, por cierta supresión de emociones y la tendencia al aislamiento interpersonal. Suele ser típico también que la persona culpe a los demás de sus dificultades para completar un proceso de rehabilitación.

Recaída mental

Esta etapa se asocia con experimentar sensaciones de abstinencia y fuerte necesidad por retomar el hábito.

La persona tiende a pensar casi obsesivamente en los disparadores del consumo alcohólico, e incluso a mentir y planificar conscientemente la recaída.

Recaída física

Implica sufrir más de un descuido y caer, de nuevo, en la obsesión por consumir alcohol y en el deseo compulsivo de abusar de él.

Hombre con problemas de alcoholismo

¿Qué podría causar una recaída en el alcoholismo?

Está ampliamente asumido en el campo científico que existen rasgos genéticos, y por tanto heredables, que pueden predisponer a una persona a desarrollar adicciones. En estos casos, cada consumo abusivo puede dar lugar a adaptaciones cerebrales concretas que hacen que el cerebro demande continuar con el consumo.

En términos generales, las recaídas suelen ocurrir por un lugar, una persona o un objeto que recuerda a la persona al alcohol y al uso que hacía del mismo. Cuando el cerebro procesa ese recuerdo, tiende a terminar por desarrollar antojo por el alcohol. Algunos disparadores comunes incluyen:

  • Estrés.
  • El olor a alcohol.
  • Problemas financieros.
  • Interactuar con personas bebedoras
  • Estar en presencia de bebidas alcohólicas.
  • Pérdidas de seres queridos.
  • Hallarse en lugares en los que se sirve alcohol.
  • Experimentar abuso físico o psicológico.

 Las personas que confían demasiado en sus habilidades para mantenerse alejadas del alcoholismo pueden presentar un riesgo ligeramente elevado de recaer en el hábito.

Nuestra recomendación es que, ante signos de recaída o de una potencial recaída en el alcoholismo, se acuda lo antes posible a los servicios de ayuda correspondientes y de manera específica a aquellos que han servido de ayuda durante el proceso de desintoxicación. Igualmente, si es un familiar o persona cercana la que muestra estos signos, es importante mantenerse alerta y aconsejarle que vaya al profesional especializado o servicio competente.


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  • Reina Galán, F. (2018). Preguntas y respuestas sobre el alcohol y el alcoholismo. Sevilla, España: Ed. Punto Rojo Libros, S.L.

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